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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

España necesita ambición y realismo energético

La nueva hoja de ruta del Pniec, impecable sobre el papel, exige resolver cuestiones como el modo de incentivar los proyectos de almacenamiento energético

CINCO DÍAS
Energias renovables
Imagen de la planta Solar "La Estación", ubicada en Teruel, con una capacidad instalada de aproximadamente 42 MWpOPDENERGY

La actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), presentado ayer y que España debe enviar a Bruselas a partir de septiembre, dibuja una hoja de ruta de transición energética mejorada, potente y ambiciosa, cuyo objetivo es que las tecnologías renovables representen el 81% de la generación eléctrica española mediante un paquete de inversiones de unos 294.000 millones de euros hasta 2030. El nuevo Pniec, que incluye medio centenar de medidas adicionales, prioriza la apuesta por el almacenamiento energético, para lo cual septuplica el objetivo previo hasta alcanzar los 18 gigavatios, así como el autoconsumo, con otros 19 gigavatios de potencia instalados, todo ello en el marco de un conjunto de objetivos que el Gobierno reconoce que son ambiciosos, pero también “realistas”.

A la espera de una consulta pública que con toda probabilidad enriquecerá el texto, que ya ha recibido más de 2.000 alegaciones desde agosto del último año, el Pniec que ha presentado el Ejecutivo puede imprimir un gran impulso a la transición energética española, abrir un enorme horizonte de posibilidades para el sector español de la energía, reducir de forma exponencial la dependencia energética de España y convertir el país en una potencia en tecnologías renovables. Pese a ello, la nueva hoja de ruta, que resulta impecable sobre el papel, plantea la duda, y se trata de una duda razonable, de hasta qué punto podrá materializarse en toda su extensión de forma efectiva, no solo por la magnitud de los objetivos, sino también porque arrastra importantes cuestiones pendientes de resolver, como el modo de incentivar el desarrollo de los proyectos de almacenamiento energético.

Los nuevos objetivos en este capítulo, que son imprescindibles para el éxito del Pniec, no podrán alcanzarse sin una normativa que asegure la rentabilidad de los sistemas de almacenamiento, una cuestión que la industria reclama desde hace tiempo, y que incluye, entre otras cuestiones, estudiar una remuneración adecuada para los servicios que presta el almacenamiento, así como definir esa remuneración a largo plazo. Los proyectos de tecnologías de almacenamiento, como las baterías de litio, el bombeo hidroeléctrico o la acumulación en centrales termosolares, entre otras, requieren inversión y rentabilidad, pero también simplificar la compleja tramitación administrativa actual. De la agilidad, tesón y eficacia con la que se resuelvan estas cuestiones dependerá que esta ambiciosa hoja de ruta del Gobierno sea verdadera y realmente efectiva.

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