La dejadez de Macron es el mayor problema fiscal de Francia

Que su ministro de Economía dijera que la situación es de “alarma grave” no significa que el presidente no deba escucharle

El presidente de Francia, Emmanuel Macron.YOAN VALAT (AFP)

Emmanuel Macron siempre ha defendido que su polémica reforma de las pensiones era crucial para reducir la presión sobre las finanzas francesas de aquí a 2030. A corto plazo, empero, no parece preocuparse mucho por el déficit y la deuda pública, en el 111% del PIB y en aumento. Un programa de austeridad sería una mala idea mientras el BCE endurece su política monetaria. Pero Macron debe presentar un plan creíble.

Francia es un deudor fiable y no está a punto de provocar otra crisis de deuda de la zona euro. Pero la dejadez del presidente empieza a notarse. La prima de los bonos a 10 años ha pasado de 36 puntos básicos en enero de 2022 a 58. Y eso pese a que Alemania se ha visto más afectada por la crisis energética.

La subida de tipos ya está presionando a las finanzas francesas. El endurecimiento sin precedentes del BCE se ha sumado a los pagos del servicio de la deuda del país: un 25% más, hasta 52.000 millones, o el 2% del PIB, este año. Según el FMI, Francia es la única gran economía europea cuya deuda crecerá en porcentaje del PIB en los próximos años.

La despreocupación fiscal de Macron tuvo sentido cuando anunció que Francia pagaría “lo que hiciera falta” para amortiguar la pandemia. Y la crisis energética retrasó la vuelta a la moderación. Pero ha llegado el momento de afrontarlo.

París podría empezar por moderar el optimismo infundado de sus previsiones. En cuanto al déficit, recaudar más ingresos es difícil en un país que soporta la mayor presión fiscal de la OCDE, con la excepción de la pequeña Dinamarca.

Macron debería al menos abandonar las promesas populistas y vagas de recortes fiscales a las clases medias que hizo tras meses de manifestaciones contra su reforma de las pensiones. Luego, necesita un plan plurianual creíble para abordar algunas deficiencias graves en la forma de gastar el dinero público. Debería empezar por frenar el gasto descontrolado de las administraciones locales y revisar a fondo los numerosos gastos fiscales creados a lo largo de los años bajo la presión de los lobbies.

Un alto funcionario europeo advirtió hace casi un año que las finanzas públicas de Francia habían alcanzado el nivel de “alarma grave”. Que el funcionario fuera el propio ministro de Economía de Macron, Bruno Le Maire, no significa que el presidente no deba escucharle.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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