Hacia una revisión crítica del sector de la consultoría
La economista Mariana Mazzucato sostiene que las consultoras saben menos de lo que dicen, cuestan más de lo que parece y a largo plazo ‘atrofian’ al cliente
Son escasas las personas con una larga trayectoria profesional en la Administración o en grandes empresas que no hayan contado con la colaboración de una empresa de consultoría en algún proyecto. Generalmente, se recurre a ellas para obtener asesoramiento, apoyo, orientación o respaldo de personal supuestamente experto en un área concreta y específica, de la cual el demandante carece de un conocimiento completo. Frente a esta visión, Mariana Mazzucato promueve en su último libro (The Big Con) la imagen de las empresas de consultoría como entidades que saben menos de lo que dicen, cuestan más de lo que parece y, a largo plazo, impiden que sus clientes desarrollen capacidades internas.
Las opiniones de la economista italiana no son de las que deban ser desatendidas. Mazzucato es la persona que alumbró el concepto del Estado emprendedor, una idea en principio heterodoxa, pero cuya huella hoy puede rastrearse en programas públicos relevantes, como Chips for América. Su último ensayo rebosa de datos y casos con los que respalda su hipótesis sobre las empresas de consultoría, dando la oportunidad a una revisión crítica de las mismas. Su foco principal en el entorno anglosajón da pie al contraste de su relato con otros escenarios nacionales. Los informes anuales de la Asociación Española de Consultoría (AEC) son una valiosa fuente de datos para el caso de España, con la salvedad de no ser parte de la asociación empresas relevantes del sector.
Entre los primeros datos que arroja Mazzucato en su obra, figura el desmedido crecimiento del volumen de negocio de las consultoras, que achaca a la captura de sus clientes con cadenas interminables de contratos y juegos a dos bandas que les permiten establecer vasos comunicantes de proyectos entre clientes. En concreto, la economista señala que mientras se estima que el mercado global de la consultoría tenía ingresos por valor de 110.000 millones de dólares en 1999, se calcula que en 2021 sumaban ya los 900.000 millones. En el caso español, tomando los mismos años y según datos de la AEC, estaríamos hablando respectivamente de un crecimiento de ingresos desde 1.772 hasta 15.921 millones de euros. Si entre 1999 y 2021 el mercado global se había multiplicado por 9, el español había seguido la misma tendencia multiplicando su valor por 8,98.
Mazzucato señala también a las empresas de consultoría como promotoras de las ideas neoliberales desde sus contratos con los gobiernos y a la vez entre las más beneficiadas de las políticas de privatización. Las evidencias aportadas por la autora italiana se centran en casos concretos de privatización total o parcial de servicios públicos, tomados por lo general de Reino Unido y Estados Unidos. Los datos contenidos en los informes anuales de la AEC permiten completar la visión de casos concretos con un escenario país. Mientras el crecimiento de ingresos del sector de la consultoría en España entre 1996 y 2004, años en que acaecieron las grandes privatizaciones realizadas por el Gobierno Aznar, se situó en un 515%, entre 2004 y 2011, bajo el Gobierno de Rodríguez Zapatero, se moderó a un 61,2%.
La economista italiana, residente en Reino Unido, dedica en su libro un amplio espacio a presentar el Brexit como ejemplo de la sorprendente resiliencia del negocio de las empresas de consultoría en situaciones de crisis nacional. Sus datos reflejan el contraste del crecimiento de ingresos del sector de la consultoría durante 2016 y 2017, un 7% anual, frente al crecimiento cuatro veces inferior de la economía británica. Algo similar ha sucedido en España en los periodos de intensa crisis. Los crecimientos de PIB prácticamente nulos o negativos de la economía española entre 2008 y 2013 tienen un reflejo menos adverso en el crecimiento de los ingresos del sector de la consultoría que facilita la AEC. De igual modo, mientras en 2020 la irrupción del Covid-19 provocaba una caída de PIB de -11%, los ingresos del sector de la consultoría registraron un crecimiento del 0,4%.
El cuadro pintado por Mazzucato sobre cómo los servicios de consultoría han alcanzado un modelo de negocio extractivo se completa recurriendo a casos cualitativos tomados de la prensa, tanto del segmento de la consultoría como de la auditoría. En la hemeroteca nacional pueden localizarse algunas historias que, aunque de menor escala, podrían complementar el relato global. Por mencionar solo un ejemplo de actualidad y cerrado judicialmente, la falta de control por EY de la información remitida y comunicada al mercado por Gowex, recientemente condenada por el Tribunal Supremo.
El último ensayo publicado por Mariana Mazzucato proporciona un marco para la revisión crítica del sector de la consultoría en la economía global, cuyo modelo de análisis es extensible a realidades nacionales. Cuando las aplicaciones de inteligencia artificial creativa apuntan a revolucionar o a desplazar a un número relevante de las actividades desarrolladas por las empresas de consultoría, no deberían echarse en saco roto las aportaciones que realiza la economista italiana en el camino hacia una nueva propuesta de valor para economía y sociedad de las empresas de consultoría.
Emilio García García es funcionario y ex director de Gabinete de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales
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