Opinión

Los bancos están en la caja negra de Biden

Toronto-Dominion Bank y First Horizon achacan a los reguladores su decisión de abandonar un proyecto de fusión

Sede de Toronto Dominion Bank, en Canadá.AP

La decisión de Toronto-Dominion Bank (TD) y First Horizon de abandonar el jueves un proyecto de fusión añade gran incertidumbre al sector. El banco de Canadá y el de EE UU achacaron el fin de su acuerdo de 13.400 millones de dólares a una revisión regulatoria dirigida por la Fed que languideció durante 15 meses. Los inversores en tecnológicas e industriales están acostumbrados a que sus planes de fusión queden atrapados en una política poco transparente y oscilante. En la banca hay algo más importante en juego.

First Horizon vuelve a ser un banco independiente mediano, en un momento en que estos se tambalean. Las quiebras bancarias –difíciles de predecir y más de parar– ya han provocado el colapso de otros tres. First Horizon al menos dejó claro que no había nada malo en su negocio que ahuyentara a su comprador. Pero su base de depósitos, el 45% de la cual no está cubierta por el fondo de garantía, ha bajado un 17% desde finales de 2021. Hasta el jueves, First Horizon había caído un 47% en Bolsa respecto a antes del anuncio del acuerdo: más que el 40% del índice KBW Regional Bank.

No deja de ser un consuelo que First Horizon reciba una comisión de rescisión que le reportará 225 millones en efectivo. También se beneficia de una inversión de capital de TD, que aumenta su capital de absorción de pérdidas. Pero, desde fuera, no resulta obvio por qué los reguladores han dejado a otro banco mediano a merced de los caprichos de un mercado que sigue en pánico y, sobre todo, por qué han dejado que esté tanto tiempo en el limbo. La senadora demócrata Elizabeth Warren se opuso a la fusión. Pero a otros bancos más grandes les ha ido mejor. Los reguladores, incluida la Fed, permitieron en octubre a US Bancorp, que tiene un negocio en EE UU mayor que el de TD, adquirir la franquicia regional de Mitsubishi UFJ Financial.

Las firmas de EE UU ya están acostumbradas a los vaivenes regulatorios: basta con ver los creativos intentos de la Comisión Federal de Comercio de impedir las fusiones y frenar a las tecnológicas. El problema con los organismos de control bancario como la Fed no es que se opongan a las fusiones, sino que sus plazos y razonamientos no son transparentes ni responsables. Si el objetivo es mantener tranquilos a los clientes y estables los mercados, meter First Horizon en una vorágine parece contraproducente.

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