¿Es viable (tal y como está diseñada) la semana laboral de cuatro días?

El modelo funciona en pruebas, pero hay que valorar factores como la baja productividad española y su terciarización

En las últimas semanas ha tomado mucha fuerza en las conversaciones empresariales y económicas el debate sobre la semana laboral de cuatro días y sobre su posible implantación legal, más allá de que algunas empresas decidan motu proprio ofrecérsela a sus empleados. A medida que se van leyendo noticias y reportajes para informarse sobre el tema –o hablando con otros empresarios− uno acaba dándose cuenta de que las opiniones están más divididas que sobre otros temas y que no faltan los buenos argumentos para estar a favor o en contra de la medida.

Por otro lado, también es fácil darse cuenta de que, a la hora de abordar este tema, cuesta encontrar artículos que tengan en cuenta todas las variables y que no estén sesgado por algún tipo de interés no estrictamente laboral o económico. Con esto no pretendo decir que este tendrá en cuenta todos los aspectos, seguro que nos será así, pero sí que tendremos en cuenta algunas variables que creo deben valorarse a la hora de abordar este tema, y que con frecuencia se están ignorando.

De entrada, la idea es clara, consiste en que los trabajadores trabajen cuatro días a la semana cobrando lo mismo. Esto repercutirá, nos dicen, en un mayor compromiso y felicidad, que a su vez incrementará la productividad que compensará los costes adicionales.

En las pruebas realizadas hasta ahora, aunque se ha aplicado de manera desigual según el país, los resultados parecen ser positivos y los incrementos de resultados son significativos. Pero bajo mi punto de vista debemos tener en cuenta un conjunto de variables que no siempre han sido bien medidas: la productividad del país o la zona; las posibilidades de mejorar está productividad; el modelo productivo del país o de la zona; el incremento de costes los salariales; la sostenibilidad del modelo en el tiempo; que quieren las nuevas generaciones y el talento.

España tiene una de las productividades más bajas de la Unión Europea. Además, está productividad ha bajado más de diez puntos en los últimos años. Analizar el porqué de estos números supera la intención de este artículo, pero lo que está claro es que la falta de mayores inversiones en I+D y el modelo productivo, basado en la construcción y el sector servicios hace difícil incrementar la productividad. ¿Podrán trabajar cuatro días a la semana las personas que trabajan en hoteles, restaurantes, retail, ocio, …? A corto plazo, y siendo sincero, lo dudo mucho.

Para mejorar la productividad está claro que debemos hacer que nuestro modelo evolucione muy rápidamente y esto pasa por invertir unas cantidades mucho mayores en investigación. ¿Lo estamos haciendo? Además, seguramente las empresas que implanten cuatro días a la semana tendrán ayudas al principio, pero, ¿estas serán suficientes? ¿No sería mejor que la inversión y las ayudas llegaran después de que, desde el Gobierno, se hubieran definido unas grandes líneas maestras, con sectores estratégicos, potenciando la industria y sectores con alto valor añadido?

Es cierto que no todos podemos ser programadores, ingenieros, … pero debemos potenciar estos sectores que crean empleo de calidad y esto no se consigue en dos años. Si no tenemos en cuenta esta variable, estamos diseñando modelos que refuerzan que haya trabajadores de primera y de segunda, según el sector en que trabajen.

A corto plazo la situación tampoco está tan clara. El coste hora de un colaborador va a sufrir un incremento de un 25%. Si la empresa/compañía debe cubrir los mismos horarios esto hace que deba ampliar su plantilla en su misma proporción, un 25%. Donde antes había cuatro trabajadores para cubrir 160h/semana, ahora deberán ser cinco. Si a esto le sumamos los costes sociales, mucho debe mejorar la productividad para poder garantizar que la masa salarial se mantendrá en relación a los resultados. La rentabilidad de la organización es importante para, otro de los puntos, invertir en I+D+I, en crecimiento, en mejorar los salarios (debe quedar margen para mejorar los salarios o continuaremos teniendo una fuga de talento a otros países).

También deben tenerse en cuenta los factores psicológicos a la hora de realizar las pruebas. El rendimiento a corto plazo siempre crece en una situación excepcional. Lo vimos durante la pandemia, las productividades de muchas organizaciones subieron porque los trabajadores consideraban que estaban haciendo una cosa positiva para la sociedad. Pero una vez normalizada la situación, el rendimiento vuelve a su cauce. La única manera de mejorar la productividad a largo plazo es invertir en nuevos sectores, en industrialización, en mejoras tecnológicas… Es decir, como ya he dicho: debemos mejorar nuestra inversión en I+D+I.

Es evidente que los empleados cada vez quieren más tiempo libre (solo tenemos que ver el crecimiento de los microjobs) y conciliar su vida profesional y familiar. La única manera de captar talento es trabajar en esta dirección. Ahora, debemos tener claro que si hay gente con más tiempo, va a aumentar el consumo de ocio y servicios y ya hemos visto que la gente de este sector tiene difícil ahora mismo, y más con esa subida del consumo, trabajar cuatro días a la semana.

En conclusión, no podemos comenzar la casa por el tejado. Si queremos esa jornada laboral que permita conciliar la vida personal y profesional, debemos comenzar por invertir mucho más en investigación y desarrollo y así poder evolucionar como país.

Josep Capell es CEO de CEINSA y profesor del máster de Recursos Humanos de la UAM

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