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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Digi mete presión a las telecos españolas y a Bruselas

Si el mercado hace hueco a un cuarto operador de manera natural, quizá el problema de rendimiento entre los dominantes no tiene su origen en el número de concurrentes

CINCO DÍAS
Oficinas de Digi mobil, en Madrid.
Oficinas de Digi mobil, en Madrid.

El sector de las telecomunicaciones vive un año de transición en España, a la espera de que Bruselas se pronuncie sobre la integración entre MásMóvil y Orange y, especialmente, sobre las condiciones –los denominados remedies en la jerga comunitaria– que pudiera introducir a la operación. En este contexto, las declaraciones de los diferentes operadores se miran con lupa. Digi, ahora mismo el quinto operador en discordia, aseguraba el pasado viernes en una presentacion a inversores que está dispuesto a participar en los procesos de consolidación en el sector e incluso a contemplar adquisiciones. Todo un paso adelante en su discurso.

La tesis históricamente defendida por la Comisión es el mantenimiento de cuatro operadores para garantizar la competencia en los mercados nacionales. Más allá de que la jurisprudencia europea vive una auténtica montaña rusa en la vigencia de esa argumentación, lo cierto es que la reciente proactividad esbozada por Digi abonaría los postulados de MásMóvil y Orange, que consideran que las limitaciones a su fusión deben ser mínimas, en tanto la firma rumana puede jugar en el mercado que se forme el papel dinamizador que en su momento desempeñó la compañía que gestiona Meinrad Spenger.

Por estas mismas razones, un planteamiento de desinversiones exigente, que pusiera a disposición de Digi activos jugosos y creara un operador demasiado fuerte, con capacidad de ejercer más presión en precios, podría provocar que MásMóvil y Orange desistieran del proceso. Cualquier alternativa que plantee la Comisión Europea que implique la devolución de frecuencias al Gobierno –las que MásMóvil adquirió en la adquisición de Yoigo están sobre la mesa– o una ampliación a terceros de la oferta mayorista puede suponer un verdadero quebradero de cabeza para los gestores de la fusionada.

No es casualidad que el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, que ya en su día sufrió en sus carnes el yugo de Bruselas en la operación de compra de su filial 02 por Hutchison, haya sido contundente al pedir una aprobación sin condiciones. Digi acaba de confesar que puede jugar el papel de cuarto operador. Es de esperar que Bruselas, al menos en el estudio de la integración, sea capaz de elevarse sobre un marco teórico superado por la evolución del mercado. Ahora bien, si el mercado hace hueco a un cuarto operador de manera natural, quizá el problema de rendimiento entre los dominantes no tiene su origen en el número de concurrentes.

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