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La Lupa
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Centros de Capacitación Digital, ¿otra oportunidad perdida?

El Gobierno lanza la creación de una red con foco limitado, cuando pueden ser el punto de resolución de muchas desigualdades

Capacitación digital.
Capacitación digital.CEPSA (CEPSA)

Mientras la élite de la clase política española centraba sus energías en una moción de censura que nacía muerta, un pequeño grupo de apóstoles de la digitalización se reunía en las afueras de Madrid contrastando soluciones. Mientras los diputados del Congreso seguían atónitos la realidad aumentada de Ramón Tamames, los miembros de Somos Digital se afanaban en bajar a tierra el balón de la brecha digital, la desigualdad abierta en la sociedad entre aquellas personas que se manejan con las nuevas tecnologías y las que se sienten expulsadas cada vez que les obligan a interactuar con pantallas y robots para resolver gestiones rutinarias de servicios esenciales públicos y privados.

Es comprensible que Tamames no hiciera referencia alguna al reto digital que tiene este país, pero tiene menos sentido que apenas formara parte de la disertación del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando la digitalización es uno de los cuatro ejes que vertebra el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de su Gobierno, dotado con los 140.000 millones que aporta Europa, la mitad de ellos a fondo perdido.

La Agenda de España Digital “fija la hoja de ruta para acelerar una transición digital humanista en España, a través de inversiones y reformas que potencien las infraestructuras, competencias y tecnologías necesarias para una economía y una sociedad digital”. Ese enunciado oficial se concreta en diferentes planes de España Digital 2026, que se estructura en tres partes: infraestructuras y tecnología, economía y personas. Cada una de ellas con sus ejes y además dos transversales: los proyectos estratégicos (Perte-Chip y Perte-Lengua) y las Redes Territoriales de Especialización Tecnológica (Retech). El plan entusiasma, ya que cuenta con un presupuesto enorme y los planes sin fondos son meras ilusiones.

La inversión pública en digitalización rondará los 20.000 millones hasta 2025, según dijo en julio del año pasado el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Esta agenda contempla una enorme inversión en: conectividad e infraestructuras digitales (1.960 millones), impulso del 5G (1.514 millones), inteligencia artificial (600 millones), digitalización de pymes (5.000 millones), digitalización de las Administraciones Públicas (3.165 millones), creación de España Hub Audiovisual (1.600 millones), el Plan Nacional de Ciberseguridad (1.000 millones) y el Plan Nacional de Competencias Digitales (3.593 millones).

El detalle de este Plan Nacional de Competencias Digitales muestra buenos propósitos y dinero; pero ¿cómo se va a ejecutar? ¿cómo va a llegar el Estado a los más de 8.000 municipios de este país, muchos de ellos con alcaldes voluntaristas y sin sueldo? Una de las medidas concretas más interesantes es la creación de una Red de Centros de Capacitación Digital, aprobada el 2 de diciembre por la Conferencia Sectorial de Educación, en la que se decidió la creación de 1.050 centros, con una dotación presupuestaria de 29,5 millones para capacitar a 53.743 personas.

Tiene todo el sentido que la formación de la ciudadanía cuente con un presupuesto elevado, puesto que si muchas personas siguen instaladas en el mundo analógico, porque no saben manejar las herramientas digitales, es absurdo invertir en infraestructuras. Se pueden digitalizar las Administraciones Públicas, la sanidad, la educación, la justicia, pero si el ciudadano desconoce el manejo de las aplicaciones, sucederá lo que pasa hoy con la Seguridad Social. Tiene un atasco sideral porque hay una enorme distancia entre el interés de la Administración en resolver las gestiones de forma digital, que es más rápido y barato, y las capacidades que los ciudadanos tienen para manejarse en ese entorno.

Es obvio que la digitalización es el único camino, por eso sorprende que, con tantos planes, nadie del Gobierno estuviera el martes pasado en la XV Asamblea de Somos Digital, una asociación sin ánimo de lucro cuyo propósito es fomentar la formación de los ciudadanos en capacidades digitales, integrada por una quincena de organizaciones públicas y privadas que gestiona 2.372 centros de competencias digitales, el 81% en entornos rurales, que son movilizados por más de 2.300 mentores. Solo el año pasado formaron a más de un millón y medio de personas.

Los socios de Somos Digital llevan décadas buscando soluciones a lo que el Gobierno se propone, parcialmente, con la creación de esa Red de Centros de Capacitación Digital. Sorprende que el Ejecutivo no empiece por contar con estos centros de Somos Digital y su experiencia para construir la nueva plataforma. Ahora que hay un presupuesto importante se debería aprovechar lo ya existente para la creación de una red nacional permanente y con el mayor alcance posible, puesto que la necesidad de capacitación digital va a ser continua, ya que hay dos constantes divergentes: la innovación seguirá y la curva de desaprendizaje aumenta con la jubilación, con la pérdida del entorno laboral.

La Red de Centros de Capacitación Digital está promovida desde el área de formación profesional del Ministerio de Educación y con unos criterios que dan mucho peso a la densidad de población, cuando estos centros podrían dar respuesta a otros muchos retos, muy evidentes en el ámbito rural. Es muy interesante la estrategia desplegada, por ejemplo, por Vuela Guadalinfo en Andalucía (con la participación de la Junta y las ocho diputaciones, luego hay influencias políticas de derecha e izquierda), ya que crea espacios que resuelven necesidades cotidianas de atención financiera, teleasistencia sanitaria o teletrabajo, además de la formación. En definitiva, estos centros se pueden convertir en el corazón de muchos pueblos.

Como dice Pedro Sánchez, “la reconversión industrial y de la movilidad, el desarrollo de las renovables, la digitalización de la economía o la introducción de las inteligencias artificiales y los algoritmos son el futuro, pueden hacer a nuestra sociedad más desi­gual, más autoritaria y ampliar la brecha entre ciudad y ruralidad”. Por tanto, si no queremos que pase todo eso hay que ir más deprisa y contar con todo lo que ya está en marcha, público y privado. Es la oportunidad.

Aurelio Medel es doctor en Ciencias de la Información. Profesor de la Universidad Complutense

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