La crisis de SVB o la importancia de contar con un dinero digital seguro
Si todos los medios de pago digitales fueran emitidos por los bancos centrales, como el dinero físico, el problema de la entidad de Silicon Valley no se habría planteado
Es triste, pero la quiebra del Banco SVB sirve para mostrar la importancia de pasar de un sistema monetario y bancario basado en los depósitos bancarios a un sistema de dinero digital seguro emitido por los bancos centrales. Lo que se conoce como CBDC.
La decisión de la Reserva Federal y el Gobierno de los Estados Unidos de garantizar a todos los depositantes la recuperación de su dinero es correcta. A todos, tanto los asegurados como los no asegurados. Y a todos los depositantes de todos los bancos. Es razonable, porque, cualquiera que sea el coste que vaya a tener para el contribuyente americano – lo cual depende de muchos factores– es irrelevante. No salvar a todos los depositantes tendría un coste monstruoso, el de una nueva crisis en el sistema bancario de Estados Unidos. Y, por contagio, en todo el mundo.
Hoy, en los EE UU y en todos los países, el dinero físico es un dinero seguro emitido por los bancos centrales y, por ello, nunca puede entrar en crisis, no puede colapsar los flujos de pagos. Por el contrario, los únicos medios de pago digitales que pueden usar hoy los norteamericanos y los ciudadanos de todo el mundo no son dinero, sino una promesa de devolver dinero. Son los depósitos bancarios.
Este medio de pago es absolutamente inseguro e inestable porque, si todo va bien, los bancos pueden devolver el dinero, pero puede suceder, como sucedió en la gran crisis de 2008 o ha sucedido ahora con la quiebra del SVB, que las entidades de depósitos no puedan devolver el dinero a los depositantes. Y esto sucede por muchas y diferentes causas, como hemos visto en los distintos casos de crisis bancarias.
No hay nada nuevo. En la crisis de 2008 también se tomaron medidas para devolver el dinero a todos los depositantes y no simplemente a los asegurados por los fondos de garantía. No haberlo hecho hubiera dado lugar a una crisis catastrófica al colapsar los flujos de pagos. Por ello la decisión de las autoridades estadounidenses ha sido correcta y nos salva a todos de un terremoto económico.
Pero esto nos debe llevar también a reflexionar sobre la inestabilidad del sistema monetario actual y la necesidad de hacer con el dinero digital lo mismo que se hizo en el siglo XIX con el dinero físico: pasar a tener un sistema de dinero seguro estable, emitido por los bancos centrales, que no pueda provocar colapsos en los flujos de pagos.
El ejemplo del SVB muestra muy bien que solo hay dos formas de conseguir que los medios de pago utilizados no entren en crisis y colapsen las economías. El primero de ellos es el que existe ahora cuando los medios de pago son activos con riesgo y en el que, para evitar las crisis, los Estados respaldan los depósitos bancarios con numerosas protecciones y privilegios. Una protección muy evidente es que el Estado asegure a los depositantes. Pero hay muchas más. Por ejemplo, que el Estado suministre liquidez a los bancos cuando la necesiten, como el antiguo LLR (prestamista de último recurso) o las inyecciones ilimitadas e incondicionadas de los tiempos recientes .
Y muchos más privilegios y protecciones. Por dar unos ejemplos, las entidades de depósitos son las únicas que tienen acceso al dinero público (CBDC) y pueden tener depósitos seguros en los bancos centrales; son también las únicas entidades financieras que pueden crear dinero, y disponer del señoreaje, esto es, los beneficios económicos de poder crear dinero; además se les exime de la aplicación estricta de la legislación de defensa de la competencia y de antimonopolio y se les exime igualmente de muchas protecciones al consumidor, etc.
Todas estas y más protecciones y privilegios del Estado a las entidades de depósitos están plenamente justificadas y son necesarias para evitar los colapsos en los flujos de pagos. Y han sido necesarias mientras no existía ninguna alternativa a los depósitos como medio de pago no físico, digital. Lo que sucede es que en estos años ha surgido una forma distinta de conseguir que el dinero digital sea seguro y es el dinero digital emitido por los bancos centrales (CBDC). Más de 100 bancos centrales están estudiando la posibilidad de que todos los ciudadanos y empresas puedan acceder al dinero seguro emitido por los bancos centrales
Como sucedió durante la crisis del 2008, ahora han vuelto a surgir voces diciendo que “los Estados no deben proteger a los bancos”, que “hay que dejarles quebrar”, etc. Felizmente, las autoridades no caerán en esta trampa. Incluso, si fuera necesario, deberán tomar más medidas para salvarnos de la catástrofe. Estas protecciones y privilegios son necesarios si seguimos queriendo mantener un sistema de medios de pago frágiles, unos activos con riesgo creados por empresas privadas que, para que no causen daños a todos, es imprescindible que cuenten con las protecciones, privilegios e intervencionismo del Estado.
Pero también se debe reconocer que, si todos los medios de pago digitales fueran emitidos por los bancos centrales –como sucede ahora con todo el dinero físico–, no se hubiera planteado el problema del SVB y las autoridades no se hubieran visto obligadas a inyectar en los bancos todo el dinero necesario para evitar las corridas de depósitos.
Miguel Ángel Fernández Ordóñez fue Gobernador del Banco de España
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