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Resiliencia y flexibilidad

FILE PHOTO: A Boeing 737 MAX 8, the first jet intended for use by a Chinese airline to be returned to its manufacturer, sits parked at Boeing Field, as trade tensions escalate over U.S. tariffs with China, in Seattle, Washington, U.S. April 22, 2025. REUTERS/David Ryder/File Photo

La batería de aranceles al comercio internacional del presidente Trump cuestiona el sistema de comercio internacional como lo conocemos. Se añade a las políticas de recortes de empleo del nuevo Departamento de Eficiencia del Gobierno y una política de inmigración más dura que ya estaban lastrando las perspectivas a corto plazo. Aunque la desregulación y los recortes de impuestos pueden ayudar con el tiempo, el resultado inmediato es un aumento de la incertidumbre global,

De hecho EE.UU. y China se han enzarzado en una guerra comercial, imponiéndose mutuamente aranceles a bienes importados del otro país. En la escalada China ha paralizado parte de los pedidos de aeronaves de Boeing y de compras de gas natural licuado a EE.UU. Por su parte EE.UU. ha llegado a amenazar con un peaje de 50 dólares por tonelada a todas las mercancías transportadas en barcos chinos, además de prohibir la venta de semiconductores a partir de Mayo. Mientras los “aranceles recíprocos” para el resto del mundo están pausa.

Mayor efecto en la economía estadounidense

El caso es que la agresiva política comercial estadounidense intensifica los riesgos para la renta disponible de las familias, la confianza de los consumidores y las condiciones financieras. Puede provocar una recesión en EE. UU. y una abrupta ralentización del crecimiento en China. 23 % de las empresas en EE. UU. ya declaran notar efectos directos.

Más aún, la arquitectura actual, en la que EE. UU. brinda estabilidad económica, garantías de seguridad y rentabilidades superiores por sus activos, a cambio de capital extranjero, se tambalea a medida que las políticas de EE. UU. socavan la confianza en su economía, la mayor del mundo. Además, la tenencia extranjera de activos estadounidenses es alrededor de 90 % de su PIB y la repatriación de capital desde EE. UU. un riesgo creciente.

El caso es que la errática introducción de aranceles de la Administración Trump, cuyo tipo arancelario medio puede situarse en su nivel más alto de un siglo, ha sembrado la confusión en los mercados financieros, que han llegado a sufrir el mayor shock desde la pandemia, en una de las mayores ventas masivas de acciones de los últimos tiempos. Tampoco es poco frecuente que la renta variable estadounidense y el dólar caigan al tiempo. Incluso la rentabilidad a vencimiento de la deuda del Tesoro de EE. UU. a 30 años ha alcanzado máximos desde la Gran Crisis Financiera por temores respecto a la liquidez, dislocación del mercado y repunte de las primas por plazo. Además, por primera vez en doce años, el diferencial de rentabilidad a vencimiento entre la deuda del Tesoro de EE. UU. y el bono alemán se está ampliando mientras el dólar se deprecia. Todo ello indica que los inversores ven que los aranceles afectan más a la economía estadounidense.

Pero la historia revela que, en caso de materializarse una recesión en EE.UU., no habrá ‘desacoplamiento’ y otras regiones se verán afectadas.

Bajada de tipos de interés

En este estado de cosas los indicadores económicos oficiales en EE. UU. se han mantenido, aunque los datos adelantados de las encuestas muestran debilidad. Las ventas minoristas estadounidenses crecieron en marzo 1,4 %, más de lo esperado y las de vehículos han registrado el mayor incremento en dos años con el adelanto de compras de los consumidores ante la amenaza de aranceles. En el sector financiero los resultados de los bancos han superado las expectativas. Pero otros sectores, como el de calzado, se enfrenta a interrupciones de la cadena de suministro y posible escasez.

Por su parte el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha alertado de que unos aranceles “significativamente mayores de lo anticipado” probablemente frenen el crecimiento en EE.UU. y hagan aumentar inflación. Trump le ha acusado de demorarse en los recortes de tipos de interés y amenazado con destituirlo, desafiando una histórica sentencia del Tribunal Supremo, según la que el presidente de la nación no puede cesar por razones políticas a los líderes elegidos para las agencias federales. Una coordinación entre el Tesoro y la Reserva Federal socavaría gravemente la credibilidad del banco central

En todo caso, cabe la posibilidad de que los bancos centrales tengan que acudir al rescate y rebajen sus tipos de interés por debajo del neutral -ni expansivo ni contractivo-.

Efectivamente, el Banco Central Europeo ha recortado sus tipos de interés, situando el de depósito bancario en 2,25%, como se esperaba. Su presidenta, Christine Lagarde, ha afirmado que los “riesgos bajistas para el crecimiento económico han aumentado” tras el “shock negativo de demanda” derivado de los aranceles. Esta relajación monetaria puede facilitar el crédito. Además, la nueva disposición de Alemania respecto a aumentar el gasto fiscal es un posible “cambio de juego” que puede dar lugar a una mejorar sostenida de la política fiscal en Europa en una reactivación estructural, respaldada por un aumento de la financiación.

Resiliencia y flexibilidad

Con todo, los mercados seguirán volátiles y la renta variable mundial bajo presión.

Ahora bien, en épocas turbulentas, conviene mantener la serenidad y evaluar la situación con perspectiva. Es crucial la resiliencia de la cartera al tiempo que conviene conservar cierta flexibilidad para reaccionar a las sorpresas y aprovechar las oportunidades en mercados y segmentos que pueden generar valor.

Aunque convienen activos seguros como el oro, hay que disponer de margen para reevaluar la situación estratégicamente una vez se estabilice. El oro ha alcanzado récord, impulsado por la debilidad del dólar y los conflictos comerciales y la presión del presidente Trump a la Reserva Federal -que puede generar preocupaciones respecto a la credibilidad de la institución monetaria y erosionar aún más la confianza en el dólar y aumentar el atractivo del oro.

De EE.UU. a Europa

Pero infra ponderados renta variable estadounidense. Hay razones estructurales para la rotación de acciones de EE.UU. a acciones de Europa. Las acciones de Europa están en general históricamente poco presentes en las carteras de inversores. En Europa hay impulso del crecimiento y beneficios empresariales, con valoraciones comparativamente atractivas. Con el tiempo es posible que la composición del índice mundial MSCI World cambie estructuralmente, hasta el punto de que el peso de las acciones estadounidenses en el índice, actualmente del 72 % se reduzca hasta alrededor de 62 %, siendo Europa el principal beneficiario.

Pero infra ponderamos la deuda empresarial de alta rentabilidad, pues el mercado no está teniendo suficientemente en cuenta el riesgo de recesión en EE. UU. Es preferible la deuda soberana europea, especialmente para los inversores con sede en Europa. Además, estamos positivos respecto a la deuda soberna del Reino Unido.

Respecto a activos privados, aunque el vaivén arancelario de Trump causa volatilidad en los mercados, hay oportunidades en crédito, mercado de compradores, con altas rentabilidades y calidad de garantías y en capital privado en el mercado secundario, con descuentos sobre valor neto de los activos. Además, el recorte de tipos de interés del BCE puede beneficiar al sector inmobiliario europeo.

Luis Sánchez de Lamadrid, managing director, Pictet Wealth Management en España

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