La firma de motor estadounidense First Brands pide un concurso de acreedores con al menos 8.500 millones de pasivo
Es la segunda gran quiebra ligada al motor en el país en apenas tres semanas

El proveedor de componentes de automóvil estadounidense First Brands Group Holdings se ha acogido al concurso de acreedores (capítulo 11, en la terminología estadounidense) en el Estado de Texas con un pasivo de entre 10.000 y 50000 millones de dólares (de 8.500 a 42.700 millones de euros), según un documento judicial. La empresa, que no cotiza en Bolsa y que vende desde escobillas limpiaparabrisas a flitros de motor, ha declarado activos de entre 1.000 y 10.000 millones (de 850 a 8.500 millones de euros), según la solicitud presentada el 28 de septiembre en un tribunal tejano.
La petición de concurso llega tras un intento anterior de refinanciación, después de que los inversores pidieran a la empresa que elaborara un informe sobre detallado sobre los beneficios. La empresa había estado discutiendo opciones con los prestamistas, incluyendo una línea de crédito senior para poder seguir operando, según informó anteriormente Bloomberg.
Los préstamos de First Brands se habían desplomado en las últimas semanas en medio de la creciente preocupación por su creciente dependencia de un método de financiación conocido como factoring, que se utiliza para convertir los ingresos pendientes de cobro en efectivo inmediato.
La empresa, propiedad del empresario Patrick James, había estado buscando refinanciar su deuda este verano, pero la operación se frenó ante las dudas de los inversores por esa financiación fuera de balance y por las adquisiciones financiadas con deuda. Los productos de First Brands se venden a través de minoristas convencionales como Walmart y O’Reilly Auto Parts, según Moody’s. La solicitud llega después de que un grupo de intermediarios financieros que First Brands utilizaba para pedir préstamos se declarara en quiebra en el Distrito Sur de Texas.
Es la segunda gran quiebra ligada al sector del automóvil en Estados Unidos este mes, después de que el día 11 de septiembre la financiera del motor Tricolor, especializada en conceder préstamos para coches en áreas de bajos ingresos pidiera también el concurso de acreedores y anunciara sus planes para la liquidación.
Tricolor, también con sede en Texas, no detalló motivos para su quiebra, pero la entidad crediticia regional Fifth Third Bancorp afirmó haber descubierto un presunto fraude en uno de sus clientes. Personas con conocimiento del asunto revelaron a Bloomberg que JPMorgan y Barclays se estaban preparando para asumir pérdidas en préstamos vinculados a la empresa.
El foco de la empresa en los préstamos a inmigrantes indocumentados fue objeto de escrutinio a principios de este año, dado que a algunos inversores les preocupaban los riesgos de este modelo de negocio en medio de la campaña de Donald Trump contra la inmigración. La solicitud de concurso de acreedores de Tricolor reclamaba pasivos de entre 1.000 y 10.000 millones de dólares y activos de similar magnitud.
La caída de Tricolor ha despertado fantasmas en el mercado de deuda de alto riesgo, puesto que esta empresa, después de conceder los préstamos a clientes de escasa solvencia (con altos tipos de interés), empaquetaba y vendía estos préstamos. Durante los últimos años, los inversores se han lanzado al mercado de automóviles de alto riesgo, aumentando su tamaño hasta unos 80.000 millones de dólares, para obtener los tipos de interés que pocos productos de deuda ofrecen en Wall Street.
Pero en un giro que recuerda algunos de los excesos observados durante el auge de las hipotecas subprime en la década de 2000, esta implacable demanda también ha abonado el terreno lo que algunos críticos consideran unas normas de concesión de préstamos demasiado laxas.