El Tesoro coloca 5.436 millones con fuerte demanda en la primera subasta tras la mejora del rating
Los inversores redoblan su confianza en la economía española con una prima de riesgo en mínimos de dos décadas
Con los inversores asimilando el nuevo escenario de política monetaria en EE UU, el Tesoro se apoya en la mejora de la calificación crediticia y en las perspectivas de crecimiento para avanzar en su programa de financiación. En la primera emisión después de conocerse la mejora de la nota a manos de S&P, el organismo que dirige Paula Conthe cierra septiembre con la venta de 5.436,3 millones en deuda medio y largo plazo. La confianza de los mercados se refleja tanto en el mercado primario como en el secundario: pocos días después de que la prima de riesgo cayera a 55 puntos básicos —su nivel más bajo en 19 años—, la demanda de los inversores superó los 10.503 millones, casi el doble de la oferta.
El importe más alto ha correspondido a la deuda a tres años. En títulos con vencimiento en 2028 se han adjudicado 2.079,5 millones de euros al 2,217%, ligeramente por encima del 2,171% de la puja anterior. En obligaciones con vencimiento en 2035 el Tesoro ha vendido 1.976,4 millones al 3,234% también superior al 3,2% previo. El mayor aumento de las rentabilidades corrió a cargo de la referencia a 30 años. En títulos con vencimiento en 2054, España levantó 1.380 millones al 4,078%, el tipo más alto desde otoño de 2023.
Mientras la Fed ha comenzado a mover ficha para evitar un deterioro mayor del mercado laboral, el BCE parece cómodo con los tipos en el 2%. Tras dos reuniones consecutivas sin cambios, los próximos movimientos se antojan inciertos. Con el fin del ciclo de recortes, lo previsible es que el coste de financiación se mantenga estable, sujeto a la evolución de la macroeconomía, el contexto internacional y la demanda de los inversores.
Con las emisiones de septiembre ya completadas, el mercado centra ahora la atención en la tradicional colocación sindicada de final de año, una de las grandes citas del Tesoro. Las condiciones son favorables: además de haber realizado todas las operaciones previstas en el calendario del noveno mes, el respaldo de S&P a la economía española y la mejora de las previsiones del Ejecutivo allanan el terreno.
El pasado viernes, con los mercados cerrados, la agencia elevó la calificación de España a A+, su primera subida en seis años. Entre los motivos figuran el sólido crecimiento económico, la baja exposición a Estados Unidos, la reducción de la deuda exterior y el impacto positivo de la inmigración sobre el empleo. Unos días después, el Gobierno tomó nota y elevó al Consejo de Ministros la revisión al alza de las estimaciones de crecimiento. Según las nuevas proyecciones del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, España crecerá este año un 2,7%, por encima del 2,5% previsto por el FMI y del 2,6% estimado por el Banco de España.
Las operaciones sindicadas son aquellas que se realizan al margen del calendario y permiten captar grandes volúmenes con el apoyo de un grupo de bancos colocadores. El Tesoro, fiel a su estrategia de previsibilidad y flexibilidad, suele aprovechar las operaciones de la vuelta de vacaciones para lanzar referencias algo más exóticas. En 2021, por ejemplo, colocó un bono verde, y en 2024 captó 4.000 millones con una emisión sindicada a 12 años ligada a la inflación. En lo que va de 2025 ya se han levantado 35.000 millones en este formato, lo que confirma la relevancia de estas operaciones para cumplir con los objetivos de financiación.
Objetivos de 2025
Para el conjunto del ejercicio, el Tesoro prevé emisiones netas por 60.000 millones de euros, frente a los 55.000 millones del año pasado. Con este incremento, el Ejecutivo busca dotarse de margen para afrontar la reconstrucción y el relanzamiento de las zonas afectadas por la DANA del pasado 29 de octubre. El Gobierno mantiene además su compromiso de conservar la vida media de la deuda en torno a los ocho años, máximo alcanzado en 2021.
Para lograrlo, concentrará la mayor parte de las emisiones en deuda a medio y largo plazo, una estrategia que ha sido clave para reducir el riesgo de refinanciación, especialmente en los años de fuerte subida de tipos. Pese al endurecimiento monetario de los últimos ejercicios, el Tesoro ha logrado contener el coste de financiación. A cierre de agosto —último mes con datos disponibles—, el coste medio de la cartera se situaba en el 2,289%, cerca de los máximos de 2018 registrados a comienzos de año.