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Las Bolsas reciben con escepticismo y ninguna euforia el revés judicial a los aranceles de Trump

Los analistas creen que quedan resquicios para que el presidente de EE UU continúe con su guerra comercial, aunque más debilitado. El Ibex cierra casi en tablas

Paneles de la Bolsa española.
N. Salobral

La decisión del Tribunal de Comercio de EE UU de declarar ilegales las tasas anunciadas solemnemente por Donald Trump el pasado 2 de abril es un jarro de agua fría en la guerra comercial indiscriminada declarada por el presidente de EE UU, quien hasta ahora, en materia económica y financiera, solo ha moderado ligeramente su discurso bajo la presión de los inversores de bonos. La sentencia tiene en principio la capacidad de disipar los temores a una recesión económica pero el mercado ha reaccionado con alegría contenida, que ha terminado por disiparse casi por completo al cierre de sesión en Europa. El Gobierno de Trump ya ha anunciado que recurrirá la sentencia, que deja resquicios para aplicar aranceles sectoriales, y la disputa judicial promete ser larga. Los inversores no se creen que esté cerca el principio del fin de la temida guerra comercial y las Bolsas europeas han cerrado leves movimientos, algunos incluso a la baja, después de que la apertura de Wall Street haya tenido un tono alcista más débil de lo esperado.

El Ibex ha concluido con un avance de solo el 0,11% -hasta los 14.116,6 puntos-, demasiado tímido como para estar anticipando un revés judicial definitivo para Donald Trump. Y en los principales índices de Europa incluso se han impuesto las ventas, como en el Dax. Sí fue más alegre la respuesta de las Bolsas asiáticas, con un alza del 1,7% del Nikkei y del 1,3% en el Hang Seng de la Bolsa de Hong Kong.

La apertura en Wall Street, que en la mañana sí apuntaba a ser más vigorosa según lo que avanzaban los futuros, ha sido muy templada. Y al cierre de la sesión en Europa, el Dow Jones cotizaba plano y las alzas del S&P y el Nasdaq se moderaban entorno al 0,2% y 0,5%. Tampoco ayuda a la euforia el anuncio de que el PIB de Estados Unidos cayó en el primer trimestre por los aranceles de Trump, según una nueva estimación oficial. La mayor economía del mundo se contrajo a una tasa trimestral anualizada del 0,2%, una décima menos que el primer cálculo.

Los analistas de Goldman Sachs ya advierten de que el bloqueo judicial a los aranceles representa solo un contratiempo para la agenda comercial. El economista jefe de política estadounidense de la entidad, Alec Phillips, apunta que la Administración Trump podría recurrir la sentencia en lo relativo a los aranceles que afectan a importaciones de acero, aluminio y automóviles alegando motivos de seguridad nacional. Asimismo, los analistas señalan que el fallo no debería afectar al programa fiscal.

El fallo del Tribunal de Comercio de EE UU resuelve dos demandas que denunciaban que Trump había invadido con sus aranceles las competencias del Congreso, excediéndose en su autoridad y desatando el caos político. El Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos ha dictaminado que el presidente estadounidense, Donald Trump, no tiene potestad para imponer aranceles radicales en virtud de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés). La sentencia afecta a cada uno de los aranceles básicos globales del 10 %, los aranceles recíprocos en pausa tras la tregua anunciada de 90 días, los aranceles relacionados con el fentanilo en México, Canadá y China, y la amenaza de arancel del 50 % en la UE. Pero según añaden en Goldman, no debería tener impacto alguno en los aranceles sectoriales, como los impuestos al acero, el aluminio y los automóviles, ni debería tener implicaciones en la capacidad del gobierno de Trump de imponer otros aranceles sectoriales. Es más, el banco estadounidense señala que la administración Trump tiene otras facultades legales que puede utilizar para imponer aranceles similares a los que el tribunal ha anulado, lo que explicaría la tibieza con que hoy reacciona el mercado. “Los aranceles que el tribunal anuló probablemente recaudarían casi 200.000 millones de dólares al año, lo que equivale aproximadamente al aumento del déficit que supondría el paquete fiscal el próximo año (en comparación con la política actual) y más que el impacto en los años siguientes. Por ahora, esperamos que la administración Trump encuentre otras formas de imponer aranceles, por lo que seguimos esperando que la mayor parte de estos ingresos se materialicen”, concluyen en Goldman Sachs.

El Gobierno de Trump ya ha comunicado que recurrirá la sentencia del Tribunal de Comercio de EE UU. En principio, el recurso debería presentarse ante un tribunal federal de apelaciones, pero el caso puede acabar llegando al Tribunal Supremo, que tiene una mayoría de seis jueces conservadores frente a tres juezas progresistas. Una baza que podría resultar a favor de Trump. “Lo que está en juego es el alcance de la autoridad arancelaria que el Congreso ha conferido a la presidencia en el transcurso del tiempo. No obstante, la sentencia tiene implicaciones significativas para los países que estaban en negociaciones comerciales con Estados Unidos. Es probable que muchos esperen a que se aclare si se mantiene el bloqueo de los aranceles antes de hacer grandes concesiones. Así, el fallo socava la capacidad negociadora de Trump”, añade Lizzy Galbraith, economista política senior, Aberdeen Investments. En su opinión, el hecho de que Trump no pudiera apelar a una emergencia nacional para imponer aranceles restringiría mucho el alcance de su política comercial, le restaría capacidad de negociación y limitaría los ingresos adicionales que podría generar para compensar los recortes fiscales. En definitiva, una enmienda aunque no sea a la totalidad a su programa arancelario. “No obstante, se avecinan nuevos desafíos legales y, de cualquier manera, es probable que los aranceles sigan siendo una característica clave del mix de políticas de Trump”, reconoce Lizzy Galbraith. Desde el grupo japonés MUFG coinciden en que “lo que es seguro es que la influencia que los representantes comerciales de la administración Trump tienen en sus negociaciones con los socios comerciales acaba de disminuir”. Y advierten en todo caso de que “Trump no se quedará de brazos cruzados y es probable que siga adelante y utilice otras opciones para obtener mejores acuerdos comerciales”.

La reacción a la sentencia también es contenida en las divisas y los bonos. El dólar tuvo en principio una reacción alcista y se recuperó el 02% frente al euro, para volver a caer después, y los rendimientos caen en la deuda alemana, con el bono germano a 10 años retrocediendo ligeramente al 2,51%. En la deuda estadounidense, mucho más sometida a presión en los últimos días tras la rebaja de rating de Mooyd’s y la reforma fiscal que traerá más déficit, y el bono de EE UU a 10 años también reduce su rentabilidad al 4,44%.

El oro, verdadero termómetro del apetito por el riesgo en el mercado, no aloja el paso y su precio se anota un alza del 0,7%, sobre los 3.300 dólares por onza, prueba de la cautela que domina el ánimo de los inversores. El precio del petróleo, que también sufre cuando arrecia la guerra comercial, hoy cae el 1%, en espera del nuevo aumento en la producción para junio que se prevé decida la OPEP este sábado.

Los resultados que Nvidia publicó ayer al cierre de mercado tampoco están sirviendo para imprimir un tono más alcista en la sesión de hoy. Las acciones de la compañía suben al cierre europeo cerca del 5%, después de que sus cuentas hayan desafiado los temores al impacto de la guerra comercial y las tensiones con China. Pese a las restricciones a la venta de microprocesadores al gigante asiático, los ingresos de Nvidia se han disparado el 69% en el primer trimestre de su ejercicio fiscal (de febrero a abril) y la compañía avanzó que espera un alza en las ventas del 50% en el segundo trimestre ante una demanda “increíblemente fuerte” por la inteligencia artificial.

Sobre la firma

N. Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
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