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La CNMV alerta del riesgo de preguntar a ChatGPT dónde invertir

Avisa, a través del supervisor europeo, de que los pequeños ahorradores podrían perder su dinero si siguen las recomendaciones de compra de herramientas de IA

El logo de ChatGPT junto a un teclado, en una ilustración.
Álvaro Sánchez

La confianza ciega en la tecnología puede convertirse en uno de los grandes males presentes y futuros para el mundo de la inversión. La inteligencia artificial ya es protagonista de múltiples polémicas en el ámbito académico por su uso por parte de alumnos que buscan ahorrarse horas de trabajo y se limitan a copiar sus contenidos, o por aquellos que utilizan sus textos sin comprobar su veracidad, pese a que no están exentos de errores. La ola no para de crecer. Y las autoridades financieras temen ahora que los pequeños ahorradores vean esfumarse su dinero si recurren a ella en busca de consejo sobre dónde invertir. Así lo refleja una campaña de la ESMA, el supervisor europeo de los mercados. “Las herramientas de IA que ofrecen ideas de inversión pueden generar información incorrecta, ya que pueden basarse en información obsoleta, incorrecta o incompleta”, advierte.

Entre las profesiones que supuestamente pueden ser sustituidas por la IA —al menos parcialmente— suele figurar la de asesor financiero. Ya hay entidades que permiten a sus clientes elaborar una cartera sin necesidad de tener ninguna interacción humana, solo respondiendo a cuestionarios. Una vez obtiene las respuestas, la IA hace el resto del trabajo, al interpretar si el perfil es agresivo, moderado o conservador, y propone entonces dedicar determinados porcentajes a Bolsa o renta fija. Sin embargo, estos productos suelen contar con cierta supervisión.

El peligro al que se refiere la ESMA está más relacionado con los particulares que se lanzan a la guerra por su cuenta, e igual que utilizan la IA para resolver dudas en otros aspectos de su vida cotidiana, se dirigen a ella en busca de recomendaciones o ideas de inversión, pese a tratarse de un universo donde las certezas son pocas. “Desconfíe de sitios web y aplicaciones que afirman su capacidad para predecir con gran exactitud los precios futuros de los valores”, aconseja.

La lista de argumentos por los cuales utilizar estas nuevas herramientas puede ser contraproducente es amplia. La ESMA alega que los inversores están más desprotegidos. “Si algo va mal, es posible que no tenga acceso a un defensor financiero del cliente o a mecanismos alternativos de resolución de conflictos para la resolución de reclamaciones”, apunta.

El supervisor recuerda otras cuestiones, como que no están diseñadas específicamente para dar asesoramiento, por lo que sus usuarios pueden incurrir en pérdidas financieras si les hacen caso a pies juntillas. Y que dado lo incipiente de su desarrollo, ni siquiera sus creadores comprenden del todo su funcionamiento. “Es arriesgado confiar en tales herramientas, especialmente en mercados financieros complejos e impredecibles. Evite confiar únicamente en herramientas automatizadas; el criterio humano es crucial”, insiste.

Sin comisiones, pero con riesgos

La ventaja más clara de estas nuevas tecnologías, la ausencia de las comisiones que sí cobran los gestores físicos, puede por tanto acabar saliendo cara. “Las herramientas en línea de IA que son accesibles al público no tienen obligación alguna de actuar en su interés”, remata la entidad con sede en Luxemburgo.

Otro asunto espinoso es el de la privacidad. El supervisor llama a los usuarios a no compartir datos personales como el nombre, la edad, el puesto de trabajo o la situación financiera con herramientas de IA de acceso público en internet, porque tal vez no cuenten con las medidas de seguridad adecuadas.

La campaña informativa, a la que se ha adherido la CNMV española, se difundirá en las redes sociales de todos los supervisores bajo la etiqueta #AIInvestorAlert durante las dos próximas semanas. Su contenido guarda similitudes con los avisos que desde hace años emiten los reguladores sobre las recomendaciones de inversión por parte de influencers en redes sociales y plataformas como YouTube para evitar un salvaje oeste donde se presente como información o análisis lo que en realidad es publicidad encubierta por la que quien lanza el mensaje está siendo pagado.

Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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