Finanzas

Francia se queda sin Gobierno pero el euro se mantiene estable

La divisa europea hace equilibrios sobre los 1,05 dólares, cerca de mínimos de dos años, mientras los valores franceses en Wall Street marcan tímidos descensos

El primer ministro francés, Michel Barnier, en una sesión parlamentaria.Sarah Meyssonnier (REUTERS)

Se confirma la noticia que esperaba el mercado. Francia se queda sin Gobierno y sin apenas margen para elaborar unos presupuestos que devuelvan la confianza al mercado. Por 246 votos en contra y 331 a favor, la extrema derecha y el bloque de izquierdas unieron fuerzas para derrocar al primer ministro, Michel Barnier, en la primera moción exitosa desde 1962.

El resultado de la votación se ha conocido con el mercado de deuda y las Bolsas cerradas. Solo el de divisas, que permanece abierto las 24 horas, puede recoger de primera mano la caída del Gobierno de Michel Barnier, un Ejecutivo que pasará a la historia como el Gobierno más corto de la V República. El euro, que en las últimas semanas se ha visto lastrado por la debilidad económica de la zona euro y las expectativas de recortes de los tipos más intensos y prolongados, apenas se movió, pues la noticia ya estaba en precio. Tampoco se movieron los futuros de la deuda gala a 10 años, si bien los valores franceses cotizados en Wall Street (fondos cotizados referenciados al índice CAC o los ADR de BNP Paribas, Société Générale o LVMH) marcaron tímidos descensos tras conocerse la noticia.

La divisa comunitaria ya ha pagado su peaje, y cotiza cerca de los mínimos de dos años y no muy lejos de la paridad en 1,05 dólares. La caída de Barnier devuelve a Francia a la casilla de salida y confirma los temores que vive el mercado desde que las elecciones legislativas dieran como resultado una fragmentación política que imposibilita la puesta en marcha de los ajustes necesarios para retornar a la disciplina fiscal. El comportamiento de la deuda es el que mejor ilustra los problemas de confianza por los que atraviesa Francia, antaño economía que disponía de la etiqueta de país seguro. La prima de riesgo francesa, entendida como el diferencial de la deuda francesa a 10 años con la deuda alemana a este mismo plazo, se sitúa en los 84 puntos básicos, e incluso en las últimas jornadas llegó a tocar los 90 puntos básicos, máximos de 2012. Además de empatar con la griega se sitúa por encima de los 70 puntos básicos de la española. Solo le supera Italia cuya prima de riesgo cayó ayer a los 115 puntos básicos, mínimos de tres años. Con todo, el rendimiento del bono a 10 años ha logrado dejar atrás los máximos de 3,35% registrados en julio, en plena contienda de las legislativas, dentro de la caída generalizada de las rentabilidades en la zona euro.

La agitación del mercado ha revivido los peores episodios de la crisis de deuda. Sin embargo, los inversores llaman a la calma y reiteran que la situación actual no es comparable a lo que sucedió la década pasada. “No estamos en 2011, no es crisis de deuda soberana”, destaca Claudia Panseri, directora de inversiones de UBS Wealth Management. La principal diferencia es que la ampliación de los diferenciales con el resto de referencias no se debe al incremento de las rentabilidades de la deuda francesa, sino a un descenso más lento. De momento, el mercado no está poniendo en precio un problema de sostenibilidad de la deuda, aunque el consenso del mercado señala que la volatilidad se mantendrá en los próximos meses. “El continuo malestar, la falta de toma de decisiones y el insuficiente progreso hacia la sostenibilidad de la deuda probablemente hagan que los diferenciales franceses se acercaran a los 100 puntos básicos sobre Alemania, en el punto a 10 años”, indican desde Abdrn.

La segunda razón que explica por qué la UE no sufre una crisis de deuda es la ausencia de efecto contagio. Prueba de ello es que Italia, el país que más quebraderos de cabeza ha generado en los últimos años por su inestabilidad política y fiscal, es percibido en la actualidad como una opción más atractiva. A medida que los inversores han ido reduciendo su exposición a la deuda francesa han incrementado las tenencias de bonos italianos. Solo la semana pasada la deuda italiana a 10 años bajó 23 puntos básicos, una tendencia que ha seguido su curso en las últimas sesiones con el riesgo país en niveles de noviembre de 2021. Alex Everett, gestor de fondo de Abrdn, señala que esta tranquilidad es una señal más de que el “mercado está considerando estas cuestiones como un problema específico de Francia. Además, la creciente moderación del BCE favorece el apetito por el riesgo en general, incluso ante tales acontecimientos políticos”.

En las próximas jornadas, el presidente Emmanuel Macron debe designar un nuevo primer ministro, que tendría de margen hasta el 21 de diciembre para la elaboración y aprobación de los presupuestos de 2025. Aunque si no se logra un acuerdo se prorrogarían las cuentas del ejercicio en curso, la situación de las finanzas públicas no pasa por su mejor momento. Con un déficit que previsiblemente alcanzará el 6% a cierre de año y una deuda que supera el 112% del PIB, Barnier pretendía acometer medidas de ahorro por valor 60.000 millones de euros para reducir el déficit al 5% y recuperar la confianza de unos inversores que desde el adelanto de las elecciones legislativas habían acelerado la venta de activos franceses.

Junto al repunte de la prima de riesgo, la Bolsa también está sufriendo las consecuencias del ruido político y la falta de acuerdos para retornar la disciplina fiscal en un contexto de bajo crecimiento. En un año en el que los índices de Europa y EE UU registran ganancias de dos dígitos y han marcado récords en sucesivas ocasiones, el Cac 40, índice de referencia de la Bolsa francesa, registra una caída del 3,18%.

Los inversores no esperan que las agencias de rating se pronuncien en un futuro inmediato. La semana pasada, cuando el mercado ya empezó a inquietarse por la viabilidad del Ejecutivo de Barnier, la agencia de calificación S&P mantuvo la nota de ‘AA-/A-1+’ con perspectiva estable. Anteriormente, Fitch y Moody`s habían rebajado la perspectiva a negativa, una señal que Everett interpreta como una advertencia al Gobierno francés sobre el riesgo que corre al no poner en orden el déficit. El gestor considera que para que se produjera una rebaja de la calificación, sería necesario que el nuevo Gobierno se comprometiera firmemente a no buscar una mayor consolidación fiscal, o que se produjera un deterioro aún mayor del crecimiento. “El mercado de bonos debería servir como elemento disuasorio adicional: la ampliación de los diferenciales y el aumento del coste de los préstamos franceses servirían como reprimenda directa a la indicación de un mayor despilfarro”, remarca el experto.


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