Los gestores dan por hecho el año en Bolsa y enfrían el ‘rally’ en la recta final de 2024

Ajustan carteras apurando al máximo la posición que pueden tomar en renta variable de EE UU y equilibrando el peso de la renta fija en los fondos mixtos

Escultura del toro de Wall Street, icono de las alzas en Bolsa.Brendan McDermid (REUTERS)

Hablar de rally de fin de año en 2024 suena a avaricia en Wall Street y a utopía en la Bolsa europea. La recta final del año bursátil está marcada por la fuerte resaca que ha dejado la victoria electoral de Donald Trump en EE UU, que ha hecho posible el enésimo arreón alcista de la Bolsa estadounidense al tiempo que ha revelado de forma aún más descarnada las debilidades del mercado europeo: un bajo crecimiento al filo de la recesión y la ausencia de liderazgo para afrontar el reto de la tecnología y la productividad. Las cartas ya han quedado boca arriba y buena parte del nuevo escenario que se plantea con el mandato de Trump está, a grandes rasgos, ya descontado en el mercado. A la vista del balance de ganancias que deja 2024 en Bolsa, en especial en EE UU, los gestores ya dan prácticamente por hecho el ejercicio y no confían apenas en el tradicional rally de fin de año.

El S&P 500 superó los 6.000 puntos por primera vez en su historia en los días posteriores al triunfo electoral de Trump. El índice neoyorquino, referente para las Bolsas mundiales, trepó 300 puntos básicos en una semana ante la perspectiva que ofrece el magnate republicano de menos impuestos y menos regulación. El índice, referencia de Wall Street, ha ampliado su ganancia anual por encima del 23%, muy cerca del 25% que se anota el Nasdaq. En cambio, sus equivalentes europeos se han desinflado ante un horizonte de guerra comercial y fuertes aranceles de EE UU a sus exportaciones, y a las de China, escenario puede agravar la debilidad por la que atraviesa la economía de la región, en particular el área industrial. Así, el Dax y el Ibex limitan su ascenso en el año al 13% y el Euro Stoxx a menos del 5%, la tercera parte de la ganancia que había acumulado antes del verano.

La apuesta de los gestores por la Bolsa estadounidense es mayoritaria, a pesar de los ratios elevados que ofrece y de las incertidumbres que también plantean las políticas económicas de Donald Trump. La valoración de la Bolsa de EE UU y los riesgos inflacionistas son, precisamente motivos para la cautela de cara a 2025, que ya se dejan entrever en la recta final de 2024 y hacen dudar a los gestores del rally de fin de año. “Habrá ruido en el mercado hasta la toma de posesión en enero, pero veo complicado un rally de fin de año. Las políticas de Trump ya están en gran medida en precio”, explica Alfonso de Gregorio, director de inversiones de Finaccess Value. El experto reconoce que la gestora ha subido su posición en Bolsa estadounidense en aquellos de sus fondos que aún ofrecían margen para hacerlo y señala que la petición de los inversores es ahora la renta variable de EE UU. “El mercado no quiere ahora Bolsa europea, difícilmente podemos esperar un rally en los índices europeos”, añade.

“El Trump trade ya está en precio. Las valoraciones en Wall Street son elevadas, en especial en términos relativos frente a los bonos estadounidenses”, defiende Roberto Ruiz Scholtes, director de estrategia de Singular Bank y también escéptico ante un eventual rally de fin de año. El experto apunta al reequilibrio de carteras que en estas últimas semanas del año realizarán previsiblemente los grandes inversores institucionales con mandatos de gestión muy definidos, como aseguradoras y planes de pensiones. “La fuerte subida en Bolsa y las caídas en los precios de los bonos han desequilibrado las carteras y podríamos ver ventas en renta variable para rebajar su peso sobre el conjunto”, señala. Este factor juega de hecho en contra de un posible rally de fin de año, aunque puede encontrar su contrapunto en la próxima reunión de la Fed. “Para los inversores será un alivio si Powell lanza el mensaje de que el tipo terminal estará más cerca del 3% y no del 4% que descuenta ahora el mercado”, apunta. Aunque en su opinión, el año en Bolsa ya está hecho y son más los elementos que invitan a la cautela en las próximas semanas, incluso a una ligera corrección. “El nivel de la curva de tipos de la deuda de EE UU no ayuda mucho a un rally de la Bolsa”, añade. Alfonso de Gregorio también apunta que, ante las caídas de precios de los bonos en las últimas semanas, será probable un reposicionamiento hacia la renta fija para ajustar carteras antes de que acabe el año.

En Bank of America prevén que el S&P finalice el año en los 6.000 puntos, lo que arroja un alza de apenas el 2% desde el nivel actual. Y si bien cita la mejora del crecimiento en EE UU y la desaparición de la incertidumbre electoral como factores positivos para Wall Street, también ve motivos para la prudencia. “El creciente optimismo sugiere que las razones para ser alcista están bien aireadas, lo que deja poco margen para una sorpresa alcista”, señala la entidad estadounidense. Como señales de ese optimismo, apunta a los niveles de liquidez de los fondos, que han descendido al 0,6% sobre el total de activos gestionados, el nivel más bajo de la serie histórica que recoge la firma desde 2015. “Los niveles de efectivo están cayendo, lo que sugiere un sentimiento cada vez más alcista de la renta variable y una subida limitada de los índices”, explica. A esto se suma la elevada valoración del S&P 500, que cotiza a una ratio de 27 veces beneficios.

En Goldman Sachs recuerdan que la Bolsa global ha trepado el 40% desde octubre de 2023, lo que la hace más vulnerable a cualquier decepción. Y sitúan al S&P 500 en los 6.500 puntos en un plazo de doce meses, lo que arroja un potencial de subida de otro 10%. Para François Rimeu, estratega senior de Crédit Mutuel Asset Management, parece justificado abordar los próximos meses con cautela. Aunque la firma mantiene el sesgo positivo con la renta variable, “con una clara preferencia por las acciones estadounidenses por múltiples razones: un mejor clima económico, próximos recortes fiscales, un crecimiento de los beneficios con el que la eurozona sólo puede soñar y una innovación que sigue presente”.



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