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Los mercados afrontan con pesimismo la primera vuelta de las legislativas en Francia

La extrema derecha de Marine Le Pen lidera las encuestas, seguida de la coalición de izquierdas; el partido de Macron, favorito del mercado, marcha tercero. Los inversores temen políticas de gasto que ahonden en los problemas de las maltrechas finanzas francesas

Marine Le Pen, en un mítin de su partido Rassemblement National.
Marine Le Pen, en un mítin de su partido Rassemblement National.Christian Hartmann (REUTERS)
Pierre Lomba

El órdago lanzado por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, después del desastroso resultado de su partido en las elecciones europeas no tiene visos de salir como esperaba: las encuestas apuntan a que la ultraderecha liderada por Marine Le Pen y el Frente Popular, la coalición de izquierdas, son los principales favoritos en las elecciones legislativas anticipadas cuya primera vuelta se celebra este domingo. Ninguna de las dos alternativas agrada a los mercados, que afrontan con pesimismo la cita electoral. Y, sobre todo, con un ojo puesto en las finanzas públicas galas.

El anuncio de Macron, acabado el recuento, provocó un pequeño terremoto financiero en Francia: el CAC40, índice de referencia francés, registró su peor semana desde los primeros días de la guerra de Ucrania, y, por el camino, ha llegado a perder su frente a Londres su corona como la Bolsa más valiosa de Europa. Los valores más castigados fueron los grandes bancos franceses por su exposición a los bonos franceses. Los mercados han canalizado su nerviosismo a través de la deuda pública: la prima de riesgo francesa ha tocado en estos días niveles no vistos desde 2012. En apenas dos semanas, el diferencial con la deuda alemana, considerada la más segura, se ha disparado más de 30 puntos, hasta los 83 que marcaba este viernes.

El miedo se ha instalado en unos mercados que no ven con buenos ojos los resultados de las encuestas. Tres bloques pugnan por una mayoría parlamentaria: a dos días de que los franceses vayan a votar, los sondeos dan la victoria en primera ronda a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen con un 35%, seguida del Nuevo Frente Popular; con un 29% y de los centristas del partido de Macron, con cerca del 20%. A la segunda vuelta acceden los candidatos que superen un 12,5% de los votos en su circunscripción. De la composición de la Asamblea Nacional saldrá el próximo primer ministro (y jefe del Ejecutivo) francés.

Malos datos para los deseos de los inversores: “El escenario más favorable para los mercados probablemente ve a la coalición de Macron conservando una mayoría relativa, pero esto ahora parece prácticamente imposible”, señalan desde Generali Investments. El segundo mejor, apuntan, ve una gran coalición formada por los diputados de Macron, la izquierda moderada y la derecha moderada. “Sin embargo, esto parece numéricamente difícil, y no está claro si la izquierda y la derecha tradicionales querrían alguna vez participar en una coalición tan poco natural, dadas las grandes diferencias políticas y los posibles costes políticos en las elecciones presidenciales (y probablemente legislativas) de 2027″, añaden.

“El debate en curso entre los distintos matices de las agendas derrochadoras puede parecer surrealista, dada la posición subyacente de las finanzas públicas francesas”, subraya Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment. Con un déficit del 5,5% —lejos del objetivo del 3% establecido por la UE— Francia afronta, una vez más, un procedimiento de déficit excesivo. El país tiene, además, un ratio de deuda sobre PIB del 112,5%.

La reacción de los mercados, aunque se ha ido moderando con el paso de los días, muestra con claridad dónde está el foco de preocupación. Las elecciones, apunta Gordon Shannon, gestor de cartera de Vontobel, “están reorientando la atención de unos inversores que se sienten cada vez más incómodos con las políticas presupuestarias y los déficits insostenibles. Si la prima de riesgo sigue subiendo, no se trata solo de un caso puntual. Francia es una parte demasiado grande de la UE como para que esto quede en papel mojado”. S&P ya rebajó la calificación crediticia de Francia hace unas semanas, mientras que otras agencias como Moody’s advierten de que podrían acabar haciendo lo mismo.

Aquí está una de las claves: Francia conforma, junto a Alemania, la clave de bóveda de la Unión. “A medio plazo, más poder para la Agrupación Nacional o el Frente Nacional debilitará las relaciones con Europa. Y dificulta que Europa responda a los choques externos de forma coordinada, en particular a cualquier política fiscal conjunta”, advierte Shannon. Una crisis de confianza en su deuda hace resonar fantasmas de tiempos que parecían olvidados. Por lo pronto, el Banco Central Europeo ha descartado la aplicación de programa antifragmentación en la zona euro (TPI por sus siglas en inglés), aprobado en 2022 como muro de contención ante un repunte generalizado y desordenado de las primas de riesgo que pudiera, como en 2012, poner en riesgo la propia unión monetaria.

La crisis de la deuda dejó una serie de lecciones a no olvidar: los valores más castigados por los mercados han sido los bancos, por ser tenedores de deuda pública. Aunque la exposición de las entidades es pequeña frente a la de alguno de sus vecinos (los bonos soberanos se situaron en el 2,4% de los activos totales de los bancos franceses, frente al 12% de sus homólogos italianos), el círculo vicioso entre deuda soberana y los bancos es un peligro a tener en cuenta: “Creemos que debemos tener cuidado con el fenómeno de la ‘rana hirviendo’ si el deslizamiento fiscal continúa y los bancos se ven cada vez más obligados a absorber una oferta excesiva de bonos del Estado”, apunta Moëc desde AXA. Cuando estalló la crisis soberana europea, la exposición de los bancos italianos a los bonos soberanos estaba a la par con la de sus homólogos franceses, en torno al 5% de sus activos totales. Al final de la crisis, la proporción se había triplicado.

Y todo ello sin olvidar el efecto que podrían tener sobre el euro: para los analistas de Citi, la moneda comunitaria se comportará con volatilidad hasta la segunda vuelta del 7 de julio. Un escenario donde el presidente Macron renuncie y un partido de derecha o izquierda implemente la mayoría de sus promesas, apuntan, podría depreciar el euro hasta marcar 1,04 dólares, desde los 1,07 actuales. Desde Ebury la firma de divisas Ebury creen que unos improbables buenos resultados para Ensemble (la coalición centrista liderada por Macron) serían “una señal muy positiva para los activos franceses y el euro”, que podría repuntar, previsiblemente, entre un 1 y 2% frente al dólar.

Los discursos más apocalípticos se encuentran, con todo, ante una serie de matices relevantes: el primero es que los propios mercados han moderado su reacción con el paso de los días (el CAC40 cotiza solo un 6% por debajo de los niveles anteriores a la convocatoria ), muestra de que el lobo no sea quizá tan fiero como lo pintan. Al menos de momento: los partidos se presentan a estas elecciones con las presidenciales de 2027 en mente, y experiencias como las de Salvini en Italia o más recientemente Truss en Reino Unido muestran a Le Pen que no todo vale cuando se llega al poder: “Las medidas más costosas están desapareciendo progresivamente de los programas y podrían hacerlo aún más con el ejercicio del poder, ya que, si bien los programas buscan seducir a los electores, el ejercicio del poder puede obligar a mostrar realismo y rigor si uno espera mantenerlo”, concluye Clément Inbona, gestor de La Financière de l’Echiquier.

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Sobre la firma

Pierre Lomba
Redactor de la sección de Economía. Graduado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y la Sorbona de París. Después de ejercer la abogacía, realizó el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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