Cigarras estadounidenses y hormigas alemanas

Con menor ahorro de las familias y la deuda pública disparada, la economía del país norteamericano no se puede permitir emitir bonos a 10 años al 5%

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en su declaración ante el Capitolio en marzo.Tom Brenner (REUTERS)

La época de exceso de ahorro por encima de la media en Estados Unidos ha quedado atrás y peligrosamente el dato actual se sitúa en el 3,6%, muy por debajo de la media histórica del 8,4% o fuera de la zona de los países ahorradores como Alemania, que ronda el 20%. La época de la pandemia y las excepcionales subvenciones monetarias a las familias hizo que los últimos años las cifras de ahorro fueran récord, pero a medida que pasa el tiempo el consumidor americano sigue en su tendencia natural de poco ahorro y mucho consumo.

Belén Trincado Aznar

Las familias estadounidenses han sido en los últimos años los financiadores del déficit de EE UU y los grandes compradores de deuda publica ahora que el Estado remunera los ahorros entre el 4% y el 5%. Esto ha posibilitado que la Fed pudiera normalizar su balance y dejar de imprimir dinero para financiar la deuda. Después de una crisis de balance de deuda en 2008 de las familias, estas han hecho un ejercicio de reducción de apalancamiento muy notable. La deuda de los hogares ha bajado hasta la zona del 71% desde cerca del 100% en 2008. Podemos decir que las familias han reparado su balance al igual que las empresas que también han hecho este mismo sano ejercicio.

Ahora la cuestión que se abre es la siguiente: si el sector privado sigue con niveles de consumo como los actuales y la tasa de ahorro no se incrementa, quién va a comprar la deuda del Estado. El tercer jugador, después de familias y empresas, no ha reparado su balance, sino al contrario, lo ha elevado: desde una deuda en 2008 de 10 billones de dólares hasta cerca de 35 billones en la actualidad. Y esto es el dilema que tiene la Fed con respecto a los tipos de interés.

La economía americana en este escenario de menor ahorro de las familias —que, por otro lado, van a demandar más gasto social al estilo europeo—, no puede convivir con un bono a 10 años por encima del 4,5% o acercándose al 5%, ya que ahí el Estado se encuentra ahogado con el pago de intereses de la deuda. Siendo el crecimiento potencial de la economía americana el 2% y poniendo una inflación normalizada, el bono a 10 años tienen más pinta de acabar en la zona del 3% o 3,5% en 18 meses que subsistir en la zona del 4,5% o 5%.

Con los niveles actuales, comprar deuda largo plazo o aumentar duración puede ser una buena estrategia de inversión, más aún en un escenario donde la renta fija global sigue en negativo en el año, con caídas del 1.8%. La renta fija en relativo a la Bolsa puede ser una alternativa de inversión que de alegrías en la segunda parte del año.


Alberto Espelosín es gestor del fondo Renta 4 Alpha

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