China endurece las restricciones para frenar la sangría en Bolsa
Las acciones de pequeña capitalización caen un 6%
Pekín no logra frenar la sangría de la renta variable. Después de que el índice de la Bolsa de Shanghái firmara su peor semana desde 2018 y el CSI 300 la peor desde 2022, hoy fueron las cotizadas de pequeña capitalización las que concentraron el castigo de los inversores en una sesión de fuerte volatilidad. Con una caída del 6,16% el lunes, su séptima sesión consecutiva a la baja, el CSI 1000 amplía las pérdidas al 27% en el año. Los expertos interpretan esto como una señal de que los inversores están tirando la toalla y no se creen el apoyo político anunciado hace ya dos semanas y que supondrían la movilización de 255.000 millones de euros procedentes de cuentas en el extranjero de las empresas estatales chinas para invertir en cotizadas nacionales.
En las últimas horas China ha endurecido las restricciones a la negociación de los inversores institucionales nacionales como parte de los esfuerzos de para frenar la venta masiva de acciones. Las autoridades impusieron topes a los derivados. Al mismo tiempo a algunos corredores chinos que utilizan los mercados over the counter (OTC) para comprar acciones de China continental se les dijo que no redujeran sus posiciones. Todo esto se completa con la prohibición a algunos fondos de cobertura de colocar órdenes de venta a partir del lunes mientras que a otros se les impide recortar sus posiciones de renta variable en sus fondos apalancados. Se cree que estas apuestas han intensificado la venta reciente de acciones de pequeña capitalización. Estas restricciones se suman a las medidas adoptadas para limitar las posiciones cortas. La semana pasada China suspendió los préstamos de ciertas acciones para venta en corto.
Aunque el regulador reiteró su intención de apoyar a los mercados, los inversores siguen echando de menos la falta de detalles y se preparan para que las pérdidas se profundicen antes de que los mercados se cierren una semana por la celebración del Año Nuevo. El futuro tampoco invita al optimismo. Las acciones podrían seguir cayendo a medida que los operadores buscan reducir sus posiciones ante el aumento de los riesgos. A la debilidad del consumo se añade el aumento de las tensiones geopolíticas. Como señalan desde Macroyield las amenazas de nuevos aranceles a los productos chinos por parte de Trump son un elemento disuasorio para los inversores. Durante el fin de semana el expresidente estadounidense y principal aspirante del partido republicano para las elecciones presidenciales señaló que, en el caso de resultar elegido nuevamente, impondrá una subida de más del 60% de los aranceles que soportan las importaciones chinas con destino a Estados Unidos.
Desde los máximos registrados a principios de 2021 las Bolsas de China y Hong Kong han evaporado siete billones de dólares. A los confinamientos para contener la pandemia se han sumado la crisis del mercado inmobiliario, las continuas señales de desaceleración y la ofensiva contra el sector financiera. Todo ello ha terminado acelerando el deterioro de la confianza de los inversores. “Parece muy difícil que en los próximos días se revierta la situación ya que el sentimiento de los inversores es extremadamente frágil”, señala a Bloomberg Margarita Li, gestora de fondos de EFG Asset Management. “El mercado está esperando un estímulo político más contundente para restaurar la confianza, algo que probablemente llegará en el segundo trimestre”, remarca.
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