De 5.500 a 6.600 millones: cómo se ha disparado para el Tesoro el coste de los bonos ligados al IPC
Vence un bono emitido en 2018 y que debe actualizarse a la inflación acumulada desde entonces. Esa revisión con el IPC supuso una carga de intereses de 8.170 millones en 2022
La emisión de deuda ligada a la inflación se ha hecho un hueco, reducido pero constante, en los programas de financiación de los tesoros europeos. Y si durante años su presencia en cartera fue cómoda, los bonos ligados a la inflación se han convertido ahora en una pesada carga en el pago de intereses. Estos bonos actualizan el tipo de interés que pagan de acuerdo a un indicador de precios, al que también se actualiza el valor nominal, de modo que llegado el vencimiento del título, si la inflación ha subido de forma notable desde la emisión, habrá que pagar mucho más dinero a los compradores....
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La emisión de deuda ligada a la inflación se ha hecho un hueco, reducido pero constante, en los programas de financiación de los tesoros europeos. Y si durante años su presencia en cartera fue cómoda, los bonos ligados a la inflación se han convertido ahora en una pesada carga en el pago de intereses. Estos bonos actualizan el tipo de interés que pagan de acuerdo a un indicador de precios, al que también se actualiza el valor nominal, de modo que llegado el vencimiento del título, si la inflación ha subido de forma notable desde la emisión, habrá que pagar mucho más dinero a los compradores.
Es lo que le va a suceder al Tesoro español con el bono ligado a la inflación que vence el próximo 30 de noviembre. Fue lanzado en junio de 2018, por un importe de 5.456 millones de euros. Y a causa del tirón alcista en los precios acumulado desde entonces –en especial durante el pasado año y este– el Tesoro va a tener que pagar más de 6.600 millones de euros. Es decir, un 20% más.
Los bonos ligados a la inflación ya fueron en 2022 el principal causante del aumento de la carga de intereses para el Estado, un efecto que se suma al ya conocido del incremento del coste de financiación por las subidas de tipos de interés. El gasto total en el pago de intereses el año pasado ascendió a 31.595 millones de euros, de los que 8.170 millones correspondieron a la revalorización de la cartera de deuda ligada a la inflación. Con el incremento de precios que se registró en 2022 –año en que el IPC llegó a superar el 10% en España en tasa general durante tres meses seguidos– ese coste creció desde los 2.457 millones de euros que costó actualizar la deuda ligada a la inflación en 2021. En 2020, el año de la pandemia, previo al estallido inflacionista que vino después, esa cuantía fue de tan solo 38 millones de euros (ver gráfico).
Según puntualiza la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), si se excluye el efecto de la revalorización debida a la inflación de 2021 y 2022, la carga financiera por el pago de intereses habría continuado descendiendo el pasado año, incluso a pesar de que en 2022 ya comenzaron las alzas de tipos del BCE. Ello gracias a que el año pasado aún era evidente el efecto sustitución, por el que seguían amortizándose bonos emitidos con rentabilidades relativamente altas, superiores a las de las nuevas emisiones, un efecto que en la actualidad está cerca de acabarse a causa del aumento continuado en la rentabilidad de los bonos. En los últimos días, el bono español a una década llegó a cotizar en el 4%, en niveles no vistos desde finales de 2013.
Fuentes del Tesoro explican que “parece haberse pasado el pico de inflación de mediados del año pasado, de forma que no proyectamos bruscos incrementos de la carga financiera en los próximos años y en cualquier caso el impacto posible en 2023 será significativamente menor que el del pasado año”.
La deuda española ligada a la inflación no está referenciada a la evolución de los precios en España sino al IPC armonizado para la zona euro, sin incluir el precio del tabaco, que publica Eurostat, según explica Salvador Jiménex, experto de Análisis Económico y Mercados de AFI. De acuerdo a esa referencia, el cupón del 0,15% al que se emitió el bono que vence a finales de noviembre, pasará al entorno del 0,18%, lo que supondrá una carga del 20% más. “Durante años, el Tesoro se benefició de una inflación muy baja en este tipo de emisiones. Pagó intereses muy bajos en un momento en que los inversores esperaban que la inflación iba a ser más alta a futuro”, señala Jiménez.
Las tornas han cambiado y los bonos ligados a la inflación implican ahora una mayor carga de interés. A cambio, la inflación también tiene un efecto positivo para el Tesoro ya que mejora los ingresos para el Estado vía impuestos. Según apunta Jorge Alcover, director de mercado de capitales de Goldman Sachs, “ahora vienen tiempos distintos, tipos altos y un entorno que impone reducir deuda, a lo que inflación de hecho ayuda”. Puntualiza en todo caso que “las emisiones indexadas a la inflación representan un porcentaje muy bajo del total de las emisiones nominales, por lo que no esperamos un impacto material.”
El volumen de la deuda ligada a la inflación era a septiembre de 86.611 millones de euros, por encima de los 78.841 millones de cierre de 2022. Su peso sobre el total de deuda soberana en circulación ronda el 6%, por debajo del porcentaje del 10% de Francia o Italia. De hecho, este peso modesto sobre el total es uno de los factores que, en opinión de Scope, contribuyen a que España tenga unos costes de deuda manejable. A favor cuenta también un vencimiento medio de la cartera, de 7,9 años y una propiedad estable, con alrededor del 30% de los bonos en manos del BCE.
La deuda ligada a la inflación es también un elemento que favorece la diversificación de la base inversora. “Más allá del impacto coyuntural reciente del episodio de elevada inflación en la carga financiera, mantener un programa de deuda ligada a la inflación es un activo necesario para una buena diversificación de la base inversora del Tesoro, que tiene que cubrir unas necesidades de financiación elevadas”, señalan desde la AIReF.
Menos emisiones desde 2018
El Tesoro tiene la opción de incluir una referencia indexada a la inflación europea en la primera subasta de bonos y obligaciones de cada mes. En tal caso, se anuncian dos rangos de emisión, uno para bonos y obligaciones nominales y otro para bonos y obligaciones indexados
El volumen de deuda española ligada a la inflación ha aumentado este año en 7.770 millones de euros, aunque la tendencia de los últimos años es de descenso. Según explican desde el Tesoro, las emisiones de deuda vinculada a la inflación “se han reducido desde 2018 tanto en términos absolutos como relativos. Esto se debe a que desde 2018 no se sindica ninguna nueva referencia, lo que ha limitado estas emisiones a las reaperturas mensuales a través de subastas”.
La colocación más reciente de deuda soberana ligada a la inflación tuvo lugar el 9 de septiembre, de un bono a 10 años por una cuantía de 482,6 millones de euros. Las peticiones superaron los 1.142 millones de euros.
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