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El oro se hace fuerte ante el avance del miedo en el mercado

La crisis bancaria y el valor cero de los ‘cocos’ de Credit Suisse obligan al inversor a reexaminar sus riesgos y buscar refugio

High Angle View Of Gold Ingots On Paper
Wolfgang Filser (Getty Images/EyeEm)

En tiempos de turbulencias bancarias, una de las sentencias más acertadas es que “nunca hay sola una cucaracha”. La quiebra del estadounidense Silicon Valley Bank (SVB) y el posterior rescate de Credit Suisse, absorbido por UBS, hacen buena esta máxima, además de los conocidos problemas de otros bancos medianos de Estados Unidos. Y la creencia de que aparezcan en el mundo financiero más “cucarachas”, junto a la polémica resolución de los tenedores de cocos (bonos convertibles) de Credit Suisse, saltándose la prelación del riesgo frente a las acciones, han llevado al dinero a sentir miedo.

Goldman Sachs lo resume así esta semana en un informe a própósito de la búsqueda de refugio. “El miedo es contagioso: aumenta la ventaja del oro”. Y con este ambiente de temor, el preciado metal amarillo ha logrado en las últimas dos semanas un alza de casi el 7%, superando por primera vez en el último año los 2.000 dólares por onza. El año pasado apenas varió su precio, anclado en los 1.820 dólares. También la plata ha repuntado coincidiendo con la sacudida financiera. En dos semanas se ha apreciado el 13%, hasta superar los 23 dólares por onza.

El oro se consolida como activo de refugio

Si los metales preciosos van a consolidarse o no como refugio dependerá de varios factores económicos, todos ellos estrechamente ligados a la magnitud que alcancen las turbulencias bancarias. La evolución del dólar, las decisiones de tipos de los bancos centrales, la apertura de China (principal consumidor de oro del mundo) y un posible aterrizaje forzoso hacia la recesión marcarán su evolución.

Benjamin Dubois, responsable de cobertura en Edmond de Rothschild AM, indica que el entorno sigue siendo especialmente favorable para el metal precioso y, en particular, para el oro físico. “El oro es una protección contra el riesgo sistémico y las consecuencias de la crisis bancaria se dejarán sentir sin duda durante muchos meses”. También Dubois aborda la evolución de la política monetaria, que tenderá a ser más acomodaticia ante el riesgo de recesión y de daño al sistema bancario, lo que debería beneficiar al oro en un contexto en el que la inflación se mantiene en niveles elevados.

Por último, considera que “la fuerte apreciación del dólar estadounidense penalizó el precio del metal en 2022 pero este año el entorno parece menos favorable para la divisa estadounidense (nivel elevado, ralentización de las próximas subidas de tipos, crisis bancaria)”, concluye.


Los ETF sobre el oro físico o sobre mineras son la forma más fácil para invertir

El oro volvió a batir esta semana la barrera de los 2.000 dólares la onza al día siguiente de la subida de tipos anunciada por la Fed, de otro cuarto de punto. Lógicamente, los tipos de la deuda son unos competidores claros frente al preciado metal en la búsqueda de refugio. Sin embargo, los tipos en el mercado secundario, lejos de subir con la intervención de la Fed, volvieron a caer, ante la expectativa de que las alzas de tipos puedan haber tocado fin si la sacudida bancaria persiste. Además, el dinero entra en los bonos, temerosos de la crisis bancaria y de un escenario a medio plazo recesivo para las economías. Tipos más bajos y, por tanto, menos competencia para el oro en su condición de activo refugio.

Carsten Menke, director de investigación en Julius Baer, ve en todo caso difícil un cambio brusco en la política monetaria de los bancos centrales y considera pasajero el repunte del oro, que le ha llevado a los 2.000 dólares la onza. Sin embargo, “también reconocemos que una relajación monetaria en los Estados Unidos probablemente elevaría los precios del oro y la plata, ya que esto pesaría sobre el dólar estadounidense y los rendimientos de los bonos estadounidenses, al mismo tiempo que atraería a los buscadores de refugio seguro”, explica.

Desde la firma WisdomTree añaden que dejar sin valor los cocos de Credit Suisse ha sido un duro golpe para los inversores. que les obliga “a buscar activos de refugio seguro mientras reexaminan el riesgo de sus activos”. En cuanto a la evolución de la política monetaria no les importa mucho la dirección que tome: “Tanto endurecer como relajar la política de tipos podría interpretarse como un error de los bancos centrales. El oro está ahí como un baluarte”. Sólo ven riesgo de caída del preciado metal si se produjera un colapso de liquidez que obligara a venderlo para atender a compromisos financieros. Pero son optimistas sobre su evolución si las cosas se ponen peor: “el oro tiende a funcionar bien en las recesiones y se considera la antítesis de las monedas fiduciarias creadas por el banco central”, concluyen en su informe.

Los analistas de Goldman Sachs han dado esta semana al oro un precio objetivo de 2.050 dólares por onza. La justificación de esta apuesta es sin duda un ejercicio de lógica financiera: “En presencia de un miedo elevado y riesgos al alza de recesión, la desventaja del oro en el caso de un aterrizaje suave o una mayor actitud agresiva de la Fed es significativamente menor que la ventaja del oro en el caso de un shock de crecimiento que empuja la economía a una recesión”, explican. Para ver precios más elevados del oro, en torno a los 2.100 dólares, desde el banco estadounidense consideran que deberían producirse recortes reales de tasas de la Fed, “que no es la opinión de nuestros economistas”.


A lo largo de la historia, el precio del oro ha funcionado bien en las recesiones

La inversión en oro puede realizarse de muchas formas. La más sencilla es la compra física del metal, que puede realizarse en intermediarios que existen por numerosas empresas con oficinas a pie de calle. Hace una década, incluso, hubo en el hotel Palace de Madrid una máquina expendedora que vendía oro físico y que, tras poco más de seis meses fue trasladada a un casino. Pero hay otros caminos para beneficiarse de las subidas del precioso metal. Los fondos ETF que replican tanto el oro físico en sus carteras como aquellos ETF cuyas carteras están compuestas de acciones de empresas mineras extractoras de oro.

Dentro de los ETF de oro físico destaca SPDR Gold Trust ETF, que desde la crisis del SVB ha aumentado su patrimonio en 1.200 millones de dólares. El pasado jueves cerró a 1.948 dólares la participación desde los 1.841 dólares con los que comenzó marzo. Otro ETF interesante, pero de acciones de mineras es el ETF VanEck Gold Miners, que sub el 14,64% en el mes. También es posible la compra directa de firmas mineras como Endeavour Mining, entre otras, que en este marzo ha ganado casi el 9%.

Los expertos se muestran positivos sobre el mantenimiento de los actuales niveles del precio del oro por encima de los 2.000 dólares. Pero ni siquiera el preciado metal está a salvo de la elevadísima volatilidad que atraviesan los mercados. De momento, ante la inestabilidad de la Bolsa y los bonos, el metal precioso queda como única referencia sólida.

Bitcoin: la oportunidad del “outsider”

Las criptomonedas han hecho siempre gala de estar fuera del sistema financiero tradicional, algo que ha levantado siempre las críticas de los supervisores. Pero en un contexto generalizado de desconfianza en el sistema financiero, con continuos tumbos tanto en el precio de las acciones como  de los bonos, ha hecho gala de esa marginalidad. Además, la caída en picado de las expectativas de más subidas de los tipos de interés favorece a este tipo de inversiones de riesgo. 

El bitcoin se ha beneficiado de la situación y solo en el mes de marzo ha pasado de los 23.000 dólares a sobrepasar los 28.000 (21% de rentabilidad). Muy lejos todavía de sus precios máximos, pero convirtiéndose también en alternativa de inversión, bautizada como el oro de los jóvenes, más proclives a los criptoactivos y a pesar de que sea un producto de riesgo completamente desregulado. Simon Peters, analista experto en criptoactivos de la plataforma de inversión en multiactivos eToro considera que “aunque aún está por ver el alcance exacto y las implicaciones de la actual crisis bancaria estadounidense, los inevitables ecos de 2008 han hecho que muchos anticipen un cambio en la suerte de los criptoinversores y una reactivación del uso del bitcoin en particular”.

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