Pensiones, sostenibilidad y ‘burnout’: las consecuencias de la lucha por la pasarela RETA
Muchos procuradores viven pendientes de un calendario incierto, sosteniendo el día a día entre expedientes, notificaciones y señalamientos, mientras intentan mirar al futuro sin perder la serenidad
El ejercicio del derecho siempre ha sido una carrera de fondo, pero pocas veces se ha sentido tan cuesta arriba como lo es hoy para algunos compañeros. En el mundo jurídico, la exigencia, la responsabilidad y la presión por cumplir plazos y expectativas hoy se ven combinados con una incertidumbre creciente sobre el futuro profesional y, sobre todo, sobre el futuro de las pensiones que percibiremos cuando terminemos nuestros años de servicio profesional. Y es que los procuradores llevan tiempo reivindicando una solución justa a la situación de sus pensiones, una pasarela que les permita integrarse en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) en igualdad de condiciones con el resto de profesionales, es decir, unas pensiones dignas y acorde al servicio prestado a la sociedad como profesionales del derecho.
Así mientras la lucha continúa, la pasarela se convierte también en un símbolo de resistencia emocional, pues cruzarla exige equilibrio, fortaleza y cuidado personal que es en lo que hoy queremos poner la mirada.
Es de sobra conocido que el compromiso con el cliente y la responsabilidad ante los tribunales hacen que muchos profesionales, especialmente los procuradores, vivan en un estado de tensión constante, lo que comporta un cansancio que pocas veces se verbaliza. ¿Pero qué sucede si a ese coctel de presión se añade el miedo a un futuro de pensiones extremadamente bajas? Hablar de salud mental no es una frivolidad, sino una necesidad urgente e imprescindible.
El burnout (el síndrome de desgaste profesional) no es una palabra de moda, sino una realidad que cada vez afecta a más juristas. La sobre exigencia, la auto imposición de estar siempre disponibles y la incertidumbre económica derivada de un sistema que no garantiza la sostenibilidad futura provocan un desgaste profundo. Y es precisamente aquí donde la reivindicación de la pasarela al RETA cobra un sentido humano, no sólo jurídico o económico.
Hay que recordar a los políticos que detrás de cada debate normativo, retraso en la tramitación o rechazo de las propuestas del colectivo Movimiento J2, hay personas que han dedicado su vida al derecho y que merecen vivir con tranquilidad, con seguridad y con la certeza de un futuro digno.
Mantener el equilibrio mientras se libra esta batalla institucional no es fácil. Muchos procuradores viven pendientes de un calendario incierto, sosteniendo el día a día entre expedientes, notificaciones y señalamientos, mientras intentan mirar al futuro sin perder la serenidad, la vocación y la creencia en el sistema y el derecho, y si todo ello no fuera bastante carga, ahora debemos añadir a la ecuación tener que acudir a cuantas manifestaciones, piquetes, y reivindicaciones se programen con el fin de luchar por las pensiones dignas de los que ya están sufriendo y de las que vendrán en un futuro. La lucha por la pasarela al RETA es justa, pero también desgasta, requiere constancia, esperanza y, sobre todo, una buena gestión del bienestar personal y colectivo.
Desde la Mutualidad de los Procuradores observamos con preocupación cómo esta doble carga, profesional y emocional, puede llevar al límite a muchos compañeros. La presión por mantenerse a flote en el presente y luchar por un futuro más justo genera un estrés sostenido que, si no se atiende, puede pasar factura. Por eso, ahora más que nunca, es necesario situar el bienestar mental en la órbita de nuestras preocupaciones y de nuestra atención. La salud emocional no puede ser un asunto privado, es una cuestión estructural que condiciona la calidad del ejercicio profesional y, en última instancia, la solidez del sistema de justicia.
Pero que nadie se engañe, cuidar la mente en medio de la reivindicación no significa bajar la guardia, sino mantener la claridad y la energía necesarias para continuar, porque como ya he dicho, la lucha por la pasarela al RETA es justa.
La pasarela al RETA representa un derecho, pero también una esperanza, es el puente hacia un modelo más justo y sostenible para los procuradores, que durante décadas han sostenido el peso de su trabajo sin el reconocimiento que merece.
Por eso, desde la Mutualidad de Procuradores insistimos en que el bienestar debe formar parte de la estrategia colectiva del sector. No basta con resistir, hay que hacerlo con salud.
Si algo enseña esta lucha que estamos llevando a cabo es que la verdadera fortaleza del derecho no está sólo en las leyes, sino en las personas que las ejercen, y cuidar de ellas, de su equilibrio, su salud y su futuro, es también una forma de hacer justicia.