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En colaboración conLa Ley

El socio ‘no equity’ gana terreno en los bufetes

El 77% de los bufetes ya cuenta con esta figura en su plantilla, según un reciente estudio de Harvard; este perfil es más visible en las firmas con presencia internacional

Socios asalariados con voz en la gestión, pero sin reparto pleno de beneficios. Informe 'The Salaried Partner Dilemma' que recoge la opinión de 193 bufetes de todo el mundo

Si algo define a los despachos de abogados es su estructura de negocio. Un modelo similar a un club privado en el que las decisiones estratégicas y los beneficios se reparten entre los socios que forman parte de ese selecto grupo. Pero algo está cambiando en el seno de los bufetes. La sociatura ya no parece un entorno elitista. Los perfiles más poderosos de la firma están haciendo hueco a los inversores de capital en sus sillones directivos. Y lo más novedoso, las firmas legales están abriendo la puerta a un perfil que, poco a poco, ha ganado terreno dentro del sector: el socio no equity, también conocido como socio asalariado. Ya forma parte de la sociatura en el 77% de los bufetes, según un reciente estudio publicado por la Universidad de Harvard.

Se trata de un abogado que recibe el título de socio, aunque no goza de los mismos privilegios que un equity o socio de capital. Esta figura no participa en el reparto de los beneficios y tiene un poder más limitado en la toma de decisiones estratégicas, dado que no forma parte del accionariado. Pese a ello, el socio asalariado ha llegado para quedarse. Esta es una de las conclusiones del informe The Salaried Partner Dilemma, que recoge la opinión de 193 bufetes de todo el mundo. Según los datos del estudio, solo el 23% de la muestra indica que su cúpula está formada únicamente por socios capitalistas. De hecho, tres de cada diez despachos afirman que están considerando aumentar la proporción de socios no equity en su modelo de negocio o lo han hecho recientemente.

Presencia en el sector

La figura del partner asalariado ya es mayoritaria en la cuarta parte de los bufetes internacionales. Según el estudio de Harvard, un 26% de estas firmas tiene más socios asalariados que socios de capital. Le siguen las boutiques especializadas, pues dos de cada diez indican que más de la mitad de su sociatura está formada por socios asalariados. En los bufetes nacionales, solo el 18% declara tener más socios asalariados que de capital, mientras que en los despachos regionales este porcentaje baja al 11%.

La proporción media de este tipo de socios (entre un 30% y 40% de los partners), es más frecuente en las boutiques: un tercio de estos bufetes reconocen contar con este cúmulo de socios no capitalistas en sus filas. El 23% de los bufetes nacionales de la muestra mantienen esta misma proporción. Y, en los despachos regionales, el 17% cuenta con esta considerable proporción de asalariados en su sociatura; Las firmas internacionales, en las que este tipo de socios son más numerosos, apenas una de cada diez reporta esta composición entre socios asalariados y de capital.

En cambio, los socios asalariados son minoría (representan menos del 10% de los integrantes de la sociatura) en una cuarta parte de los bufetes nacionales y boutiques analizados. Por el contrario, esta situación se aprecia menos [22%] en los bufetes internacionales, mientras que solo el 17% de los despachos regionales reporta estos niveles.

Proteger el talento

¿Por qué han ganado protagonismo en el sector? En muchos casos, señala Sancho Peña, socio de Altum Advisors, este perfil es una fórmula para fidelizar talento. “El despacho reconoce al abogado con el título de socio, aunque sea asalariado, como paso previo para poner a prueba su capacidad de generar negocio, liderar equipos y gestionar clientes”, señala el experto.

Otro motivo para la proliferación de este tipo de socios es para evitar poner en riesgo los beneficios. “Muchas firmas prefieren no incrementar en exceso el número de socios equity para proteger la rentabilidad”, afirma. De esta forma, añade Peña, “los bufetes tienen mayor control de costes, y les permite observar cómo se desenvuelve un abogado con responsabilidades de socio antes de abrirle las puertas del equity”.

En la práctica, corrobora Mari Cruz Taboada, profesora de IE Law School en IE University y una de las autoras del informe, muchos bufetes recurren a esta categoría —a menudo de manera preventiva— para asegurar la permanencia de abogados con alto valor estratégico. “Firmas de élite norteamericanas como Kirkland & Ellis, Paul Weiss y Cravath han adoptado recientemente esta figura de socio no equity como medio para retener talento y preservar la competitividad”, ejemplifica la experta.

¿Son rentables?

El estudio también realiza un análisis sobre el grado de rentabilidad de los socios asalariados, es decir, la contribución a nivel de ingresos de estos profesionales. Los números de la encuesta reflejan que el 73% de los bufetes consultados considera que los socios asalariados engorda sus beneficios. Esta tendencia se aprecia sobre todo en los despachos nacionales e internacionales, en los que el 60% afirma que esta figura es rentable para su negocio. En el caso de los bufetes regionales, un poco más de la mitad de los encuestados cree que son rentables. Solo las boutiques opinan lo contrario: siete de cada diez creen que no engordan los beneficios. El informe también resalta un dato relevante: el 54% de las firmas cree que los socios asalariados son más productivos que los asociados senior, frente a un 31% que opina lo contrario.

En cuanto a las horas de facturación, la mitad de los socios de capital tiene como referencia unas 1.200 horas anuales, mientras que en el caso de los asalariados esta proporción se reduce a un tercio. En cambio, un 34% de los bufetes exige a los socios asalariados al menos 1.400 horas, frente al 25% que se plantea para los socios equity. En los niveles más altos, el 18% de los asalariados debe facturar más de 1.600 horas y un 10% supera las 1.800, porcentajes que en el caso de los socios de capital solo llegan al 15% de bufetes. Finalmente, respecto al umbral de 2.000 horas, la exigencia recae más sobre los socios de capital (6%) que en los asalariados (3%).

Escenario internacional

El uso de la figura del socio asalariado es especialmente frecuente en Asia-Pacífico y en Sudamérica. En la India, por ejemplo, el estudio refleja que la estructura de los despachos depende principalmente del modelo no equity. En África también es muy habitual la presencia de esta figura en la estructura de los bufetes. “En algunos mercados, muchas firmas dependen de este modelo porque el acceso a los socios de capital suele estar restringido a socios fundadores o familiares”, señala Taboada. Sin embargo, añade la experta, “está emergiendo una corriente que busca democratizar las firmas, dando más espacio a esta categoría como antesala hacia la plena participación en el equity”.

La fotografía es distinta en Europa. Los despachos nacionales acuden menos a esta figura que el resto de los territorios, mientras que las firmas internacionales están muy polarizadas, con bufetes que tienen muchos o muy pocos socios asalariados, sin apenas término medio. En España, concretamente, la figura del socio asalariado está presente en los bufetes nacionales de élite, aunque en menor medida.

Mari Cruz Taboada explica que el objetivo de las firmas es “evitar que esta figura se convierta en una posición en la que se aparque a quienes no tienen posibilidades de entrar en el equity”. Por el contrario, las grandes firmas internacionales cuentan “con un número de socios asalariados superior en comparación con los despachos puramente españoles”, añade la experta. En las firmas pequeñas, señala Sancho Peña, la práctica es mucho menos habitual. “Allí, los socios suelen ser directamente equity, con participación en la propiedad”.

La figura del socio asalariado parece asentarse en los bufetes. La razón, resume Sancho Peña, se debe a tres tendencias: la fidelización de talento, la proyección de una imagen más sólida hacia los clientes y la propia evolución de los abogados, que exigen más protagonismo en el sector.

Claves que debe tener en cuenta el bufete

Transparencia. Para que la figura del socio asalariado funcione bien en la estructura del bufete hay que ser transparente en la progresión de roles. Es vital explicar a los profesionales más prometedores por qué es importante ocupar el puesto de socio no equity antes de acceder al accionariado. “Es necesario aceptar a aquellos con potencial de ser socios de capital, aclarando que el rol de socio asalariado no es un obstáculo adicional sino un paso en su progresión”, explica el informe. Asimismo, también es clave definir bien el propósito del socio asalariado. “Hay que dejar muy claras sus funciones y gestionar bien las expectativas, para evitar frustraciones o la sensación de estar atrapado en un título sin futuro”, especifica el estudio.

Criterio de selección. A la hora de seleccionar a los perfiles, los bufetes deben establecer un criterio en el que las cualidades de los candidatos se asemejen a la de los socios de capital. Pero el informe detecta un problema: solo el 29% de las firmas usan los mismos criterios de selección para socios asalariados y socios de capital, frente al 71% de las firmas que emplean criterios distintos. Este escenario, subraya el análisis, “puede provocar desmotivación, frustración o incluso resentimiento si la situación se prolonga demasiado”, en el que algunos socios asalariados “se quedan atrapados en una especie de bahía de espera”, y sin una trayectoria clara hacia la sociatura de capital.

Clientes. Una de las condiciones más importantes de los bufetes es que los candidatos sean capaces de obtener una cartera de clientes. De hecho, prácticamente todos los encuestados (98%) esperan que sus socios asalariados construyan relaciones con los clientes. Este criterio es una de las cualidades que más evalúan los bufetes para acceder al accionariado. La razón es simple: si un socio no tiene clientes no genera beneficios, lo que disminuye su productividad y la facturación del negocio.

Rentabilidad. Las firmas deben evaluar si los candidatos a socios asalariados pueden desarrollar negocio y contribuir al crecimiento de la empresa. De lo contrario, estos profesionales “serán dilutivos y, a menos que haya una razón convincente para diluir las ganancias de la empresa, dichos candidatos no deben convertirse en socios”, señala el informe.

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