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En colaboración conLa Ley

Fin al tabú del sistema de cuotas judiciales: el 55% de las juezas cree que mejorará la paridad

Hay barreras que obstaculizan su participación en los cargos discrecionales; piden más transparencia y que se premie el mérito

Cinematic Court of Law Trial: Portrait of Impartial Smiling Female Judge Looking at Camera. Wise, Incorruptible, Fair Justice Doing Her Job Professionally, Sentencing Criminals and Protecting Innocent

Los datos son demoledores y obligan a una reflexión: seis de cada diez juezas y magistradas aseguran que ser mujer influye negativamente en sus opciones de ascenso en el Poder Judicial. El acceso a la magistratura ya no es un problema y el sistema de oposiciones les abre las puertas, pero las trabas se manifiestan en los nombramientos discrecionales, ahí es donde se dan de lleno con el techo de cristal. La falta de criterios claros de selección está en la base del problema, porque el 97% asegura que ni la capacidad ni el desempeño son determinantes y que pesan más las redes personales o pertenecer a una asociación de jueces. La puntilla la da la sobrecarga de trabajo, que menciona el 65%. De ahí que se haya roto el tabú y el 55% vea con buenos ojos un sistema de cuotas que facilite la paridad en el sistema judicial español.

Estas son algunas conclusiones del estudio Causas de la baja participación de las mujeres en los cargos de nombramiento discrecional de la judicatura, que recoge la opinión de alrededor de 350 juezas. Dirigido por la Comisión de Igualdad del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ, dibuja un paisaje con una empinada cuesta que deben recorrer las mujeres en la magistratura. “El problema es doble: se presentan pocas y a las que se presentan no se las suele elegir.

El título del informe constata su escasa participación porque creen que en la carrera judicial no pesan tanto el mérito y el trabajo como las relaciones y los hombres llevan ventaja en el networking. Por eso se propone un proceso de selección más transparente y que se conozcan con carácter previo los criterios para que a una persona se la nombre. Y dentro de la discrecionalidad, debe haber un criterio de igualdad”, subraya Concepción Campos Acuña, presidenta de la Asociación de Mujeres en el Sector Público y miembro del Consejo Asesor de Aranzadi LA LEY, que elaboró el informe.

Los cargos discrecionales son los que el órgano de gobierno de los jueces puede designar: desde el presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ, al vicepresidente y los magistrados del Alto Tribunal. También incluye a los presidentes de tribunales y salas, al secretario y el vicesecretario generales del consejo, al promotor de la Acción Disciplinaria, al jefe de la Inspección de Tribunales, al director de la Escuela Judicial y sus profesores… Es una larga lista.

Cargos temporales

Frente a este panorama, el informe plantea soluciones. Primero, reformular el sistema de nombramientos para que prime el desempeño. El 90% quiere que se publiquen las calificaciones, con criterios baremables y claros. También proponen acceder a información previa, desde la Escuela Judicial, para planificar mejor su carrera en la judicatura. Y nueve de cada diez respalda que se amplíen las medidas de conciliación.

El informe aborda también el polémico sistema de cuotas, un tema espinoso para muchas mujeres y también para los hombres que lo interpretan como que les están “regalando” el puesto. De acuerdo con el estudio, casi seis de cada diez lo respaldan, aunque solo un 24% apoyaría que, a igualdad de méritos para un cargo, se priorizara el nombramiento de una mujer. “Yo no era partidaria, pero ahora creo en la eficacia de las cuotas como medida transitoria. El problema surge porque las mujeres no quieren ser nombradas por un cupo, pero eso no supone que sus méritos sean menores, no es excluyente: puedo estar por cuota y también por mi valía. Es una medida que me parece replicable y deseable”, señala Campos.

Hay otras herramientas que pueden contribuir de manera eficaz a que haya más mujeres que den el paso de participar en el sistema de nombramientos discrecionales del Poder Judicial. El mentoring también puede ser un incentivo adecuado. “Que esa mentoría la haga alguien de dentro del Poder Judicial va a ayudar mucho, juezas de trayectoria, con experiencia, que saben lo que supone estar bajo el foco y el distinto tratamiento que reciben las mujeres”, recalca Campos, que recuerda la atención que se puso en el aspecto físico de la jueza Mercedes Alaya. También menciona a la “la jueza de la Dana” o “la jueza de Catarroja”, Nuria Ruiz Tobarra, a la que apenas se nombra en las noticias. La visibilización del liderazgo de las magistradas no es solo responsabilidad de ellas, implica también a las instituciones, a sus compañeros y a los medios de comunicación.

Ascenso con obstáculos

El trato diferente. Tres de cada cuatro juezas denuncian que no siempre reciben el mismo trato que sus compañeros ni tienen las mismas oportunidades de desarrollo profesional. El 55% cree que hay discriminación hacia las mujeres en la carrera judicial, un porcentaje que llega al 72,3% cuando se pregunta si el sistema de selección para cargos discrecionales es discriminatorio. Las críticas y la presión también se dejan sentir: casi el 65% percibe que, una vez logran acceder a esos puestos, las mujeres son más criticadas que los hombres.

El sistema desmotiva. La principal razón por la que no se presentan a los procesos de selección es la configuración del sistema de acceso a esos cargos. Casi siete de cada diez mencionan la sobrecarga de trabajo en el puesto que desempeñan y también la que tendrían que asumir en un cargo discrecional, que tienen que compatibilizar con su familia: el 74,3% de las encuestadas son madres y, de éstas, casi la mitad tiene hijos menores de 12 años. Además, un tercio asume el cuidado de mayores. Con este panorama, solo el 14% tiene margen para realizar actividades útiles de cara a una futura promoción. Algo más de la mitad considera que el enfoque de los órganos de poder y de este tipo de cargos también son una barrera.

La igualdad que no llega. Hacen falta medidas directas relacionadas con una mayor paridad y diversidad en el Poder Judicial para frenar estas dinámicas. “Si los planes de igualdad realmente se cumplen, son muy buenos, pero esto requiere que todos los diagnósticos tengan un plan de acción. Si un médico ve en una radiografía que hay una lesión, puede decidir qué terapia aplica o si hay que operar. Cuando una enorme mayoría de mujeres perciben esta discriminación, significa que hay que adoptar medidas”, señala Concepción Campos.


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