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En colaboración conLa Ley

Un ‘chinatown’ legal florece en España por el furor inversor chino

El hambre del dragón rojo por España ha generado una notable demanda de abogados con raíces chinas

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En el madrileño barrio de Usera, los escaparates con caracteres chinos se intercalan con los letreros del resto de comercios en una aparente lucha por perfilar la identidad de la barriada. Este enclave al sur de la ciudad, tradicionalmente ligado a la recepción de inmigración, es el hogar de la comunidad china en la capital. Es por ello que en sus calles ha florecido una auténtica red de locales de acento mandarín: restaurantes, centros de estética, tiendas de té frío, bazares o agencias de viajes. En los últimos años, a la lista se suma la presencia, cada vez más palpable, de asesorías y firmas legales. Su objetivo: los clientes chinos.

El asesoramiento legal a empresarios y ciudadanos chinos en España vive años de notable actividad. Varios factores explican el fenómeno. Por un lado, uno obvio: la fuerza de la comunidad en el país. En 2022, en torno a 224.000 chinos vivían en territorio español, según los últimos datos del INE. Hace una década, la misma fuente reflejaba una población muy inferior, de 177.000; en 2002, la cifra era de 37.000 censados.

Desde otro ángulo, otro factor que favorece el burbujeo en la oferta de asesoramiento legal a carteras chinas es la llegada de fondos inversores que han decidido probar suerte en España. China ya es el cuarto aliado comercial de España, con un volumen comercial de 51.823 millones de euros. Ni los empresarios españoles ni las Administraciones tienen miedo a que el dinero que aúpe sus proyectos venga de las tierras gobernadas por Xi Jinping.

Así lo confirman varias fuentes jurídicas a Cinco Días. Facilidades gubernamentales, ayudas públicas –con los fondos Next Generation como protagonistas– y una menor perspectiva de costes son los ingredientes de un cóctel que favorece la llegada de carteras desde Asia. Los abogados consultados detectan que el rastro de este capital es notable, en síntesis, en dos sectores: el energético –donde España se encuentra en pleno proceso transformador– y el automovilístico.

Varias regiones han demostrado no temer la llegada del dragón rojo. Así lo evidencia el trayecto del dinero chino en nuestra geografía. En diciembre, la automotriz Stellantis y el fabricante de baterías chino CATL anunciaron una operación para invertir 4.100 millones en una de las mayores fábricas de baterías para vehículos eléctricos del país; su destino será Zaragoza. En Navalmoral de la Mata (Cáceres, 17.028 habitantes censados), una empresa china, Zijing International, planea la inminente construcción de dos plantas de hidrógeno verde.

El frenesí inversor ha cristalizado en un mercado legal para clientes chinos, una suerte de chinatown legal, que gana presencia en el mapa de los servicios legales. Se trata de un nicho con dos vertientes. Por un lado, ganan protagonismo estudios pequeños especializados a ayudar a residentes en cuestiones del día a día. A otro nivel, y con la mira en facturaciones más abultadas, algunos despachos se han concentrado en el asesoramiento a grandes carteras de inversión.

“En los últimos años ha habido un incremento de estos despachos, especialmente en firmas que asesoran en inversiones chinas en sectores estratégicos”, apunta Helena Xia, presidenta de la Asociación China de Derecho en España. Su organización se encuentra en proceso de crear un directorio de letrados y bufetes especializados en relaciones hispano-chinas. En la actualidad, estiman que hay una cincuentena de estos bufetes.

Pilas y coches

El verano pasado, Grandall Law Firm, uno de los bufetes de abogados chinos de más peso del mundo, con sede en más de 32 países, consideró que era el momento de aterrizar en España y abrir su propia oficina (hasta el momento habían operado a través de colaboradores). La firma, con sucursal en la céntrica calle Princesa, coincide con Helena Xia al señalar el sector de la automoción como un motor de facturación.

“Hemos notado un crecimiento notable de inversores chinos en España en determinados sectores como el del consumo, el de la automoción –especialmente el de los vehículos eléctricos–, el de la energía renovable y el de la tecnología avanzada”, cuenta a este periódico Ding Li, socio del despacho y responsable de su sede madrileña.

Los jugadores asiáticos buscan diversificar su inversión. Europa, en su camino de renovación del parque energético, goza de un encanto evidente; y en el tablero europeo, España brilla por su clima, su infraestructura, su localización geográfica y un panorama geopolítico favorable. “La relación entre China y España cada vez es mejor desde la perspectiva cultural, económica y política, y esto se ha notado mucho”, comenta Li.

Otro factor atractivo es la función de puente a otros mercados, algo que los inversores del cuarto país más grande del mundo valoran. En concreto, con el norte de África y a países latinoamericanos de habla hispana, por no olvidar que “el coste laboral y la infraestructura son mucho más competitivos que en países como Alemania o Francia”, analiza el abogado de Grandall.

Choque cultural

Aránguez Abogados comenzó su andadura como una empresa de asistencia legal a mercantiles en 2017. Sin embargo, con los años decidieron poner parte del foco en clientes chinos que necesitan ser asesorados en España. Zhoujie Ma Zhou, jefe del área mercantil del despacho, lo explica: “Atendemos a empresas chinas con operaciones en España y a empresarios chinos locales en España, fundamentalmente en litigios mercantiles y societarios, así como en pleitos contencioso-administrativos y laborales”.

Oficinas de Aránguez Abogados en Plaza Castilla. Imagen cedida

Los juristas con raíces chinas creen que es vital confiar en profesionales de origen chino las riendas de ciertas negociaciones por una razón meramente cultural: un malentendido puede dar al traste con horas de trabajo y proyectos millonarios. “No se trata solo de hablar chino, sino de comprender las diferencias culturales y jurídicas”, señala Ma Zhou. Compartir origen genera confianza, facilita la toma de decisiones y agiliza las conversaciones; pero no basta con saber el idioma, sino que hay que compartir los códigos culturales, insisten estos abogados.

“Un aspecto crucial es el concepto de mianzi”, describe Helena Xia, lo que puede traducirse como “prestigio”. “En China es muy importante evitar cualquier situación que pueda hacer que alguien sea expuesto públicamente a una corrección o humillación”. Así, en el seno de una reunión de negocios, cualquier crítica o desavenencia “puede generar incomodidad y cerrar las puertas a un acuerdo”. “La paciencia es otra cualidad. Los empresarios suelen preferir cerrar acuerdos de manera ágil, con plazos definidos y expectativas claras desde el principio”, pero en China “intentar acelerar una negociación puede ser contraproducente y dar la impresión de impaciencia o falta de seriedad”.

Oficina en la Calle de la Princesa (Madrid) del bufete chino Grandall Law Firm

Firmas de barrio

Ricardo Qu es abogado del bufete Nuoking, con oficinas en el corazón de Usera. Explica cómo su grupo echó a rodar con el afán de “conectar el conocimiento jurídico con las necesidades de la comunidad china”. Sus clientes, ilustra Qu, son empresarios, inversores y profesionales a los que asesoran en todas las fases de la constitución de una empresa en España. “Sí, la competencia ha crecido porque el interés por España como destino de inversión ha aumentado”, confirma el letrado.

Por su parte, Lisa Zhang, de ZX Legal, otro despacho de Usera, también ha notado cómo la compe­tencia florece en el barrio, aunque en un nivel más local. “Hay más profesionales”, reco­noce. Su bufete aconseja a pe­queños emprendedores, autónomos y ciudadanos chinos en España, donde el idioma y el marco legal pueden ser un obstáculo. “Asesoramos en extranjería, trámites mercantiles, fiscalidad y gestiones administrativas”, enumera esta letrada con más de diez años de carrera. De familia de emigrantes, su experiencia personal le demostró cuán enredado es el laberinto administrativo que encaran los chinos al llegar a España. A un par de kilómetros de ­Usera, en Carabanchel, los ve­hículos de los residentes amanecen con una nota en su parabrisas. “En abril retiran la golden visa. Necesitamos comprar pisos antes. No importa el estado. Pago al contado. Urge”. Lo firma alguien que se hace llamar Chien.

Los últimos movimientos del dinero chino en España

Murcia. A finales de 2024, la energética estatal China Three Gorges compró la mayor planta solar de España, sita en Mula (17.585 habitantes, Murcia). La operación, de 500 millones de valor, se firmó a medias con el fondo Northleaf.

Zaragoza. Stellantis y la china CATL han anunciado la inversión de 4.100 millones en una fábrica de baterías en Zaragoza. El objetivo es crear un complejo con una capacidad de potencia de 50 gigavatios hora, suficiente para alimentar a 700.000 coches al día.

Navalmoral de la Mata. Envision, el gigante chino de baterías de litio, eligió este pequeño pueblo de Cáceres (17.000 habitantes) para la construcción de una macrofábrica de baterías. Con su encendido, proyectado en 2027, pasará a ser de un plumazo la industria más importante de la región. El complejo, de 118.950 metros cuadrados, reportará 3.000 puestos de trabajo directos y 12.000 indirectos. Hace solo unos días, la presidenta de la comunidad, María Guardiola, anunció la inminente llegada de una empresa con sede en Hong Kong, Zijing International, para levantar una planta de hidrógeno verde.

Cataluña. La Generalitat catalana creó hace un año un China Desk dentro de la Agencia para la Competitividad de la Empresa, conocida como Acció. Su ambicioso objetivo es que el capital del país del dragón rojo elija Cataluña como destino. Porque, según las estimaciones del Govern, hay 200 filiales de empresas chinas en Cataluña con “crecimiento exponencial”. Estas fuentes reconocen que los fondos Next Generation están funcionando como un poderoso potenciador de las inversiones. En Barcelona, la fabricante de coches Chery, en alianza con la española Ebro, reactivó en noviembre la antigua fábrica de Nissan y produjo su primer vehículo. La idea es que la planta manufacture más de 20.000 automóviles.

Cádiz. En junio, Airbus confirmó la venta de su sede en Puerto Real (Cádiz) al grupo chino Zhenshi. En las instalaciones gaditanas, la mercantil asiática producirá palas para aerogeneradores, entre otros componentes de gran tamaño. 


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