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Psicología positiva y derecho del trabajo: el estado de ‘flow’

Los responsables de recursos humanos y los técnicos de prevención de riesgos laborales deben equilibrar las necesidades y capacidades del trabajador con la complejidad de las tareas asignadas

Trabajadores en la empresa durante su jornada laboralAgencia Getty

El estado de flow, descrito por Mihaly Csikszentmihalyi, es una experiencia de inmersión total en una tarea, donde las habilidades del individuo y los retos se equilibran perfectamente. Este fenómeno tiene una relevancia evidente en el ámbito laboral, pues impulsa la satisfacción personal, la productividad y la calidad del desempeño, objetivos alineados con la productividad empresarial y el derecho del trabajo.

Aunque suele asociarse con contextos creativos o deportivos, el estado de flow puede darse en cualquier ámbito laboral si las condiciones son favorables. Para ello, los responsables de recursos humanos y los técnicos de prevención de riesgos laborales deben equilibrar las necesidades y capacidades del trabajador con la complejidad de las tareas asignadas, garantizando condiciones laborales que motiven y comprometan a los trabajadores.

Las organizaciones deben formar y sensibilizar a sus plantillas sobre la importancia de la concentración total en las tareas, reduciendo al máximo los distractores que afectan la productividad. Esto requiere entornos laborales que favorezcan el enfoque, con horarios y espacios organizados de forma racional. Por ejemplo, la adecuada gestión de pausas y descansos durante la jornada laboral resulta clave para promover estos momentos de máxima inmersión.

El estado de flow se asocia con una desconexión de la realidad cotidiana, conocida como éxtasis. En el trabajo, este fenómeno se facilita protegiendo contra el estrés crónico y el agotamiento profesional, previniendo patologías psicosociales como el burnout o el mobbing. Una correcta organización de tareas, cargas y pausas, respetando horarios razonables, permite al trabajador concentrarse en sus tareas sin sentirse abrumado.

La claridad de objetivos es clave: los trabajadores deben comprender qué se espera de ellos y cómo alcanzarlo. Esto requiere una clasificación profesional definida, que respete la categoría del trabajador y garantice una comunicación precisa sobre sus funciones y responsabilidades, lo que refuerza su confianza y mantiene su motivación.

De igual modo, la confianza en las propias habilidades, se desarrolla cuando las tareas son desafiantes pero alcanzables, lo que motiva al trabajador a superarse sin frustrarse. Las políticas de formación continua y oportunidades de desarrollo profesional refuerzan esta confianza y mejoran las competencias del empleado.

La serenidad en el entorno laboral también juega un papel importante en la experiencia del flow. Esta se refiere a la capacidad de un trabajador de sentirse parte de algo más grande, lo que fomenta la motivación y el sentido de pertenencia. Un ambiente de trabajo positivo, donde no haya conductas intimidatorias o de acoso, es fundamental para que los trabajadores puedan enfocarse en sus tareas y alcanzar este estado.

Otro aspecto característico del flow es la percepción alterada del tiempo. Los trabajadores inmersos en este estado suelen perder la noción del paso de las horas porque están completamente enfocados en el presente. Sin embargo, este fenómeno debe ser gestionado cuidadosamente. La regulación de la jornada laboral y los límites establecidos en la normativa española aseguran que este enfoque no derive en sobrecarga o explotación.

De igual modo, la motivación intrínseca, que lleva a realizar una tarea por el placer que esta proporciona, es un elemento que el derecho del trabajo puede potenciar al priorizar el bienestar del trabajador. Cuando las empresas promueven políticas centradas en el desarrollo personal y la satisfacción profesional, no solo mejoran la calidad del trabajo, sino también la fidelidad y el compromiso del trabajador.

En nuestro país, las regulaciones laborales como los límites a la jornada laboral, los descansos adecuados y el respeto a las categorías profesionales protegen los derechos de los trabajadores, creando un entorno propicio para alcanzar el estado de flow. Esta interrelación entre psicología positiva y derecho del trabajo resalta cómo las políticas de recursos humanos y prevención de riesgos laborales influyen en la satisfacción tanto personal como profesional, beneficiando a trabajadores y empresas.

El derecho a la ocupación efectiva, regulado en el artículo 4.2.a) del Estatuto de los Trabajadores (ET), conecta el flow con el derecho del trabajo. Este derecho asegura que el trabajador sea asignado a tareas acordes con su categoría, competencias y formación, garantizando el equilibrio necesario entre sus capacidades y los desafíos laborales, esencial para alcanzar el flow.

Como se ha podido avanzar, otro aspecto fundamental es la protección frente al acoso laboral, regulada en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) y en el citado artículo 4.2.e) del ET. El flow requiere un entorno libre de tensiones negativas como el mobbing o el acoso psicológico, fenómenos que afectan la salud mental del trabajador y limitan su capacidad de concentración.

Igualmente, el flow está estrechamente relacionado con la organización del tiempo de trabajo, regulada en los artículos 34 a 38 del ET. La correcta estructuración de la jornada laboral, los descansos adecuados y la limitación de horas extraordinarias son esenciales para permitir que el trabajador alcance un nivel óptimo de rendimiento sin comprometer su salud.

La formación y promoción profesional, reguladas en el artículo 23 del ET, son fundamentales para alcanzar el estado de flow. El aprendizaje continuo y las oportunidades de desarrollo permiten a los trabajadores adquirir nuevas habilidades, aumentando su competencia y confianza. Este proceso también fomenta la motivación intrínseca, clave para el flow.

El respeto a estos derechos laborales es esencial para que los trabajadores se sientan valorados y cómodos, facilitando la concentración e inmersión en sus tareas.

La relación entre el derecho del trabajo y el estado de flow es indubitada. La ocupación efectiva, la prevención del acoso laboral, la correcta organización del tiempo de trabajo, la formación continua y el respeto a la dignidad del trabajador son elementos esenciales para generar un entorno propicio para el flow. Estas garantías, respaldadas por el ET y la LPRL, mejoran la seguridad y salud del trabajador e impulsan la productividad y competitividad empresarial.

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