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En colaboración conLa Ley
Inteligencia artificial
Tribuna
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El poder transformativo de la inteligencia artificial en el sector legal

La automatización de procesos está mejorando la experiencia del cliente y del empleado

Letras Ai de inteligencia artificial
Letras de inteligencia artificial en inglésUnsplash

Nadie duda del potencial transformativo de la inteligencia artificial (IA) en la profesión legal y el impacto en la manera de trabajar. Facilita a los operadores jurídicos información para anticiparse (predictibilidad), analizar tendencias, identificar oportunidades y amenazas y explorar posibles cambios en las tendencias jurisprudenciales. A la postre, puede convertirse en una herramienta para que los abogados apoyen a sus clientes en la adopción de decisiones empresariales y en la construcción de la estrategia con base en la regulación.

La automatización de procesos y operativa está mejorando la experiencia no solo del cliente, sino también del empleado, aligerando el peso de tareas repetitivas y manuales que no aportan valor. En términos de riesgo operativo y gestión, la transformación digital garantiza la trazabilidad de las tareas, reduciendo errores. Y, no menos importante, mejora considerablemente la productividad.

Para la utilización de IA debe seguirse un proceso: análisis del caso de uso y revisión integral del proceso end-to-end en el que se basa para simplificarlo, mejorarlo y eficientarlo, para eliminar tareas que no aportan valor. Escoger la solución tecnológica más idónea, tanto para la digitalización de la operativa como para la introducción de la inteligencia artificial generativa (IAGen). Por último y no menos importante, realizar pruebas para conocer la exactitud de los resultados (accuracy) y el modelo de supervisión por parte del abogado para identificar posibles errores o alucinaciones. La monitorización debe efectuarse tanto en fase de prueba como durante todo el ciclo de vida, ya que el modelo puede degradarse en el tiempo.

La implantación de la IA requiere una inversión importante de recursos y tiempo en los incumbentes, así como un ingente volumen de datos para entrenar la herramienta. Hay que identificar casos de uso que tengan impacto en la actividad legal y que permitan tanto la estandarización como la lectura de demandas, la resolución de consultas sencillas y recurrentes o la localización de jurisprudencia.

Mucho se está hablando de las consideraciones éticas de esta tecnología: los despachos de abogados y las asesorías jurídicas deben asegurar, aún más si cabe, que los aspectos éticos y la normativa se tienen en cuenta en el despliegue de esta tecnología en sus entornos.

La confianza es clave en nuestro ámbito y, por consiguiente, recomiendo a los operadores desarrollar una adecuada gobernanza en el uso de la IA (compliance by design), que garantice a los clientes y grupos de interés que se realiza un uso justo y responsable, asegurando la fiabilidad de los resultados, la ausencia de sesgos y el alineamiento con la normativa de protección de datos y de propiedad intelectual e industrial. Igualmente, en línea con el reglamento europeo, la supervisión y la intervención humana en determinadas operaciones de riesgo alto, así como la rendición de cuentas, o la información a los clientes sobre si el contenido ha sido generado por un humano o una máquina, son aspectos que deben incluirse en la autorregulación.

El enfoque en materia de hard law y soft law y de políticas públicas está siendo muy diverso. Cabe mencionar, el Reglamento de la Inteligencia Artificial aprobado por la Unión Europea, el decreto presidencial US Biden Executive Order on AI, la Declaración de Bletchley, que pone el foco en el peligro de la desinformación o deepfake, la declaración AI Safety Summit y la declaración conjunta del G7 Hiroshima AI Process.

Y, finalmente, para completar el enfoque desde una perspectiva ESG (siglas en inglés de ambiental, social y gobernanza), junto a los aspectos sociales y de gobernanza ya abordados, una llamada al uso responsable ya que la IA generativa consume ingentes cantidades de energía y agua y, entretanto la propia inteligencia artificial no ofrezca una solución a estos retos, debemos tener muy presente el impacto ambiental.


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