'Tetris', negocios internacionales y licencias
Si algún elemento jurídico destaca son los contratos de licencia y por qué es vital incluir en los mismos definiciones exactas de los términos de explotación
Tetris es la nueva película de Apple TV dirigida por John S. Baird que narra la historia real de Henk Rogers, magníficamente interpretada por Taron Egerton, un americano que en los años 80 negoció en la URSS la obtención del las licencias de explotación a nivel mundial del conocido videojuego que da nombre a la película para, en asociación con la multinacional Nintendo, explotarlo en consolas y ordenadores, dando lugar a lo que fue el inicio de una de las mayores historias de éxito en la industria del videojuego.
La película adopta la apariencia de thriller, aunque también asoman rasgos de comedia que tienen su origen en el propio carácter y actitud del protagonista, y en la caricaturización excesiva, en ocasiones, de los funcionarios y políticos rusos, pero, sobre todo, de los competidores británicos, que rozan el ridículo y desdibujan la gravedad de la situación narrada. No obstante, la parte final del film retoma el suspense y se acerca en su narración de la huida a la oscarizada Argo de Ben Affleck. También aprovecha la película su temática para dotar de un diseño retro algunas imágenes, conviviendo su narrativa clásica con imágenes generadas por ordenador como si de un arcade se tratase, apelando a la nostalgia de los espectadores que vivimos aquellos años que supusieron el inicio de los videojuegos.
Pese a lo anterior, la factura de la película es impecable, su ritmo es muy ágil, su banda sonora magistral y su guión está lleno de aciertos, reflejando de manera crítica el choque de los sistemas económicos (comunismo y capitalismo) de los que provenían las partes que negociaron en aquel momento los derechos de licencia del famoso juego, y sirviendo de escenario a la misma la decadente situación de la URSS, previa a su desintegración y a la caída del muro de Berlín.
Desde el punto de vista jurídico, la película plantea muchos temas, a cuál más interesante, como la dificultad de negociar operaciones en entornos internacionales y culturales radicalmente distintos o por qué la negociación debe concluir en acuerdos equilibrados y no abusivos en favor de una de las partes. Aparece también en la película la importancia de las condiciones suspensivas para que los contratos se perfeccionen. Pero si algún elemento jurídico destaca son los contratos de licencia y por qué es vital incluir en los mismos definiciones exactas de los términos de explotación de la licencia en cuestión, de software en este caso, tanto en cuanto a su alcance territorial como en cuanto a los soportes donde dicho software puede ser explotado por el licenciatario (ordenadores, consolas, dispositivos portátiles). Es particularmente interesante, en el ámbito de la retribución de la licencia, cómo se resuelve en la película la pugna sobre la adjudicación de la licencia de software abonando un precio fijo y un canon variable, que era una novedad para los acuerdos en aquella época.
En conclusión, una película muy entretenida que alaba la labor de aquellos emprendedores pioneros que acuden, sacrificando su patrimonio y su integridad física, a países peligrosos u hostiles en los que literalmente se pueden jugar su libertad o su vida persiguiendo ideas de negocio. Un tipo de emprendimiento cada vez más en desuso en el mundo del siglo XXI.
Jose Luis Luceño Oliva, profesor de Loyola Másteres