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En colaboración conLa Ley

Javier Íscar (CIAR): “Vienen tiempos de mucho arbitraje de inversión en Latinoamérica”

Reelegido por un segundo mandato, cree que Madrid tiene potencial para codearse con urbes como Londres y Singapur

PABLO MONGE

Una pandemia mundial, una guerra con Rusia, una crisis de suministros. Los dos primeros años de Javier Íscar de Hoyos como presidente del Centro Iberoamericano de Arbitraje (CIAR) no han sido aburridos. Recién reelegido para el cargo, por unanimidad, Íscar analiza con Cinco Días la situación del arbitraje en España y en Latinonamérica. Está convencido de que Madrid tiene potencial para entrar en el top cinco de sedes arbitrales en pocos años y codearse con urbes como Londres y Singapur. Augura una intensa actividad de demandas en los países latinos.

R. La situación es bien diferente a la que se encontró en su primera elección. Guerra de Ucrania, crisis de suministros, pandemias, inflación… ¿Qué papel tiene el arbitraje ante desafíos como estos?
R. Los dos años y medio de crisis sanitaria y la guerra han servido para demostrar que el arbitraje está preparado para solventar cualquier tipo de problema. Fue el único mecanismo de resolución de conflictos que no paró, mientras que todos los sistemas judiciales sufrieron parones en todos los países. Ha sido un aviso para empresas y abogados. El arbitraje funcionará pase lo que pase, se adaptará a cualquier situación.
R. Los cambios regulatorios y de políticas en Latinoamérica han perjudicado a los inversores, ¿se mantendrá el ritmo de demandas contra Estados en la región?
R. Creo que viene época de mucho arbitraje de inversión. Cualquier giro de política de inversión del Gobierno de turno provocará litigios. México va a ser un primer ejemplo, sabemos que habrá bastante arbitraje contra el Estado. Es posible que le siga Chile y otros países donde las empresas están un poco inquietas.
R. ¿Como Brasil?
R. Vamos a esperar. Estoy seguro de que las empresas van a tomarse varias semanas, incluso meses, para hacer nuevas inversiones en la región con seguridad. Con retornos de cinco y diez años, los inversores buscan seguridad jurídica.
R. ¿Y en España? ¿Aumentarán las demandas contra el Estado?
R. Yo creo que España está en fase decreciente en cuanto al número de demandas que recibe. Salió recientemente de la Carta de Energía, un poco para evitar el riesgo de una demanda masiva. Si hacemos un resumen de todos los arbitrajes de inversión en los que ha sido demandada, los datos han sido positivos en términos económicos. Cuando se habla de “derrota para España”, todo depende, porque convertir una reclamación de muchos millones en una condena a pagar unos pocos es una victoria. Son luces y sombras. Pero más luces.
R. ¿Todavía hay miedo a la injerencia de la justicia?
R. A nivel de arbitraje internacional no. En España tenemos una jurisprudencia del Tribunal Constitucional consolidada, con cinco sentencias seguidas, que avalan que España es un país seguro en términos de seguridad jurídica en arbitraje internacional.
R. De aquí a diez años, ¿hay potencial para que las capitales iberoamericanas, un Madrid, un Barcelona, un Lima, se codeen con sedes como Londres o Singapur?
R. Madrid está llamada a ocupar el top cinco de ciudades arbitrales. Tiene centros de arbitraje nuevos, como CIAR y CIAM y el español es el segundo idioma más utilizado. Gracias a David Arias y a Patricia Saiz, la sede de la ICCA, considerados los juegos olímpicos del arbitraje, estará en Madrid en 2026. Todo el mundo habla de Madrid.
R. ¿Falta cultura del arbitraje en España?
R. Hay muchos más jóvenes preparados para dedicarse al arbitraje que hace 25 años. Hay un grupo entre 25 y 35 años, extraordinario. Y otro grupo, de entre 35 y 50 años, consolidados. En los másteres de acceso y en las universidades se habla un poco más del asunto. ¿Falta cultura? Sí. ¿Se está mejorando? También. Hay mucho camino.
R. ¿Es cierto que los bufetes ojean a los estudiantes en competiciones universitarias como los moots para ficharlos?
R. Los moots son una siembra importante de talento. El talento es lo más importante para los despachos y se pelean por ello. Y se paga, claro. Es como el futbol. Hay mucha gente buena y los despachos quieren este talento.
R. Cuando se habla de arbitraje siempre se piensa en grandes cifras. ¿Qué pasa con el pequeño empresario?
R. CIAR nació al amparo de la cumbre de jefes de Estado para ofrecer una herramienta para las pymes. En contratos de menos de dos millones de euros que requieren una solución más barata y rápida, ir a las grandes cortes es muchas veces imposible, mientras que las pequeñas cortes no crean seguridad. CIAR se creó precisamente para este tipo de conflictos.
R. ¿Es el arbitraje virtual el futuro? ¿Se acabó cruzar el océano para pleitear?
R. Es el presente. Todas las cortes han incorporado fórmulas tecnológicas para realizar audiencias y practicar las pruebas. Es una opción tan válida como la otra. Reduce tiempos y costos. La presencialidad continuará, porque es necesaria, pero se complementarán. Las partes diseñarán el pleito como quieran.
R. ¿Cuál es su meta como presidente reelecto?
R. Convertir a CIAR en el centro de arbitraje de cabecera de los 22 países iberoamericanos

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