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En colaboración conLa Ley
Patentes farmaceúticas
Tribuna
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Los líderes de las vacunas de ARNm contra el Covid, en los tribunales

Moderna ha demandado a Pfizer-BioNTech ante los juzgados de Estados Unidos y Alemania por la infracción de varias patentes

Desde que comenzó la pandemia cabía esperar que hubiera demandas por las patentes contra el Covid-19. Sin embargo, el hecho de que tanto Pfizer-BioNTech como Moderna hayan sido demandadas por diferentes biotecnológicas en lo que va de año no le ha restado ni un ápice de interés a la noticia de que las dos farmacéuticas que han ganado la carrera por la vacuna se enfrenten, sino todo lo contrario.

Moderna ha sido quien ha abierto el fuego con demandas presentadas ante los juzgados de Estados Unidos y Alemania. Por el momento, además del comunicado de la compañía, solo se ha conocido el texto presentado ante los tribunales norteamericanos, pero su detenida lectura nos desvela que la propia actora establece limitaciones a sus peticiones de forma voluntaria que resultan muy llamativas.

En el ámbito territorial, la compañía no pide compensaciones sobre las ventas en los 92 países de ingresos medios-bajos receptores de la ayuda del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax, por sus siglas en inglés), algo a lo que ya se comprometió mediante un comunicado en marzo de este año. Ahora vemos que ese anuncio era también el preludio para hacer valer sus derechos de propiedad industrial en otros países, porque es precisamente esa la fecha que fijan para comenzar a percibir regalías. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud ha afirmado recientemente que la pandemia está “lejos de haber terminado”, Moderna considera que en marzo de 2022 “el suministro de vacunas ya no era una barrera para el acceso en muchas partes del mundo, incluyendo los Estados Unidos”.

Por otro lado, la demanda, al menos en EE UU, busca compensación por la infracción de tres patentes de las varias docenas relacionadas con el Covid que la biotecnológica tiene concedidas allí. En concreto, Moderna habla de que lo que Pfizer-BioNTech habría copiado sería, por un lado, una modificación química del ARN mensajero (ARNm), una molécula que se emplea en la vacuna Comirnaty y que actúa induciendo la producción en la célula del antígeno de SARS-CoV2 y, como consecuencia, favoreciendo la generación de la respuesta inmune por parte del organismo contra dicho antígeno. Además, Moderna les acusa de copiar también la formulación de la proteína S de longitud completa en nanopartículas lipídicas.

Las solicitudes de patente en las que se reivindican esas invenciones se publicaron antes del inicio de la pandemia y, para apoyar sus alegaciones de copia, Moderna se basa en lo que se describe en la ficha técnica de la vacuna Comirnaty y en las publicaciones científicas realizadas por la parte demandada.

BioNTech, por su parte, ha comunicado que “se defenderán vigorosamente contra las alegaciones” porque su trabajo es “original”. Recordemos que precisamente desarrollar su tecnología patentada de ARNm fue el propósito de su alianza con el gigante farmacéutico Pfizer en marzo de 2020.

A menos que ambas partes alcancen un acuerdo extrajudicial, los tribunales deberán decidir sobre las demandas y se pondrán sobre la mesa informes periciales independientes para determinar si ha habido o no infracción de las patentes. Lo que es seguro es que, de celebrarse, los litigios tienen garantizado el interés no solo de la comunidad científica, sino de abogados e inversores de todo el mundo. Los 10,6 millones de euros que ha ingresado Moderna con Spikevax (su único producto comercial) y los 22 que Comirnaty le ha reportado a Pfizer durante el primer semestre del año bien merecen esa atención. Una suma, que, por otra parte, no dejará de crecer para ambas farmacéuticas porque Moderna afirma no haber solicitado medidas cautelares para no dificultar la producción de vacunas.

Enric Carbonell, agente europeo de patentes y socio responsable de la oficina de ABG Intellectual Property en Barcelona.

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