Efectos de la Covid-19 sobre la información financiera y la auditoría de cuentas anuales en 2020
La situación actual ha favorecido el incremento de los factores de riesgo
En la mayoría de las cuentas anuales correspondientes al ejercicio 2019 se hizo mención, con mayor o menor detalle, a los efectos de la pandemia en la actividad de la empresa. Si bien, fue tratado como un hecho posterior tipo 2, evidenciando condiciones que no existían a la fecha de cierre del ejercicio y que no supusieron ajustes en las cuentas anuales.
Si en el ejercicio 2019 ya tuvo un efecto relevante, no queda ninguna duda de que el gran protagonista de las cuentas anuales correspondientes al ejercicio 2020 de las empresas españolas será la Covid-19.
En este año la Covid-19 ha afectado a todas las empresas y en todos sus ámbitos. La información y los criterios que se utilizaron para formular las cuentas anuales del ejercicio 2019, no serán válidos para el cierre del ejercicio 2020. Los administradores deberán revaluar su información histórica y futura en base a las condiciones impuestas en un mercado bajo los efectos de la pandemia.
Tanto los administradores, principales responsables, como los auditores tendrán que modificar sus planes de trabajo de cara a la elaboración y revisión de la información financiera con respecto a los ejercicios anteriores. En concreto por tres motivos principales relacionados con los efectos de la Covid-19 sobre: los mecanismos de control interno, el cumplimiento del principio de empresa en funcionamiento y el efecto sobre la contabilidad de la nueva situación
En cuanto a los mecanismos de control interno, en este ejercicio las empresas han focalizado su atención en la gestión de la crisis y el control de su efecto sobre su actividad. Esto ha conllevado en muchas ocasiones la necesidad de tomar decisiones ágiles a costa muchas veces del cumplimiento de sus mecanismos de control interno: segregación de funciones, niveles de autorización adecuados, supervisión, etc.
Según las normas técnicas de auditoría el fraude, ya consista en información financiera fraudulenta o en apropiación indebida de activos, conlleva la existencia de un incentivo o un elemento de presión para cometerlo, así como la percepción de una oportunidad para llevarlo a cabo y cierta racionalización del acto.
La situación actual ha favorecido el incremento de los factores de riesgo tanto por el aumento de su motivación como por la disminución de la cobertura de los mecanismos de control interno.
Sobre el cumplimiento del principio de empresa en funcionamiento, la valoración por parte de la dirección de la capacidad de la entidad para continuar como empresa en funcionamiento implica la formulación de un juicio, en un determinado momento, sobre los resultados futuros, inciertos por naturaleza, de hechos o de condiciones.
Al cierre del ejercicio 2020, los supuestos de partida que en ejercicios anteriores permitían asegurar el cumplimiento de este principio puede que no sean aplicables. La dirección debe analizar nuevos factores que pueden afectar a su conclusión y, si es necesario, revelar dicha información de forma adecuada en las cuentas anuales.
En cuanto a los efectos contables, en el ejercicio 2020 serán importantes y generalizados, destacando los siguientes: la valoración del fondo de comercio, la valoración de los activos fiscales, el deterioro de activos financieros, la valoración de las existencias, los costes de subactividad, la revaluación de las provisiones, la modificación de condiciones contractuales en alquileres y/o préstamos bancarios, el incumplimiento de covenants, el cumplimiento de hitos asociados a las subvenciones recibidas y la adopción de ERTE y otras medidas establecidas por las autoridades estatales o autonómicas para paliar los efectos del Covid.
En conclusión, el efecto de la Covid-19 afectará al trabajo de los administradores a la hora de preparar la información financiera de cierre del ejercicio 2020. Los procesos y análisis realizados en ejercicios anteriores deberán adaptarse a la nueva situación.
El trabajo de auditoría se aumentará en consonancia, pues muchos de los análisis que históricamente se realizaban de forma efectiva en base nuestro conocimiento histórico del negocio y de la sociedad se verán afectados e incluso pueden dejar de ser válidos En este ejercicio 2020, será necesario incrementar aún más la comunicación con los órganos de administración y dirección, de modo que todos los factores que pueden incidir sobre el trabajo de auditoría sean determinados convenientemente.
En resumen, la planificación y la estrategia de auditoría deben adaptarse al nuevo escenario y la comunicación, colaboración y coordinación entre sociedad y auditores es la base para conseguir en resultado efectivo y eficiente.
Diego Méndez-Laiz Pendás y Carmen Fernández Nespral, socios de Auditoría de Vaciero.