Las diez actitudes que más molestan a los abogados de sus clientes
Los letrados no soportan que se cuestione su criterio jurídico. Las llamadas fuera de horario son especialmente irritantes
Se dice que el cliente siempre tiene la razón, pero hay numerosos abogados que no siempre comparten esta idea. Y es que, en su trato con ellos, los letrados se enfrentan a multitud de actitudes o comportamientos que terminan por irritarles. A veces, explican, fruto del desconocimiento que el ciudadano medio tiene de su profesión. Otras, aseveran, producto de actitudes que pueden llegar a ser despóticas por parte de quien los contrata.
1. Cuestionar el criterio
Lo que más molesta a la mayoría de abogados consultados es que se cuestione su criterio jurídico. Muchos lamentan que haya clientes que muestren desconfianza, no acepten consejos o discrepen de su asesoramiento “en base a argumentos irrefutables... que leyeron en Forocoches”, comenta la abogada Paula Iglesias-Feito. Otras fuentes de sabiduría en las que se inspiran son Google, Yahoo Respuestas, “el vecino del 5º o un sobrino que estudia Derecho”.
2. Comparaciones
Otra actitud que saca a los letrados de sus casillas es la comparación de su opinión legal con la de otros juristas. O cuando, más que pedir asesoramiento, el cliente quiere hacer un examen para comprobar si el primer profesional con el que habló tenía o no razón.
3. Resultadismo
Los letrados no aseguran un determinado resultado, solo un buen servicio. Y esto es algo que no todos entienden. “Algunos son incapaces de entender lo que hacemos. Si su caso no acaba como esperaban, es que lo hemos hecho mal; pero si se resuelve positivamente, es que ellos tenían razón”, lamenta el penalista Francisco Canalejo.
4. Culpar de lo ajeno
Otro aspecto poco conocido es el funcionamiento de los juzgados y tribunales. A muchos abogados les crea frustración cuando se les acusa de dilaciones que no son su responsabilidad, sino del juzgado.
5. Que el cliente mienta
Asimismo, la falta de honestidad del cliente suele levantar ampollas entre los profesionales. No es grato descubrir que quien les contrata les oculta información, les engaña “o pretenden utilizarnos como instrumento para hacer daño a la otra parte”, señala Eduardo Llarena, abogado.
6. Dudar de los honorarios
Un momento verdaderamente complejo de gestionar es el momento del cobro. En él, los letrados están acostumbrados a escuchar que se cuestione el precio por ser demasiado caro, hasta preguntas socarronas en las que se minusvalora su trabajo como “¿por este papel me vas a cobrar tanto?”. El abogado Ernest Hernández relata que le chirría especialmente cuando, al acabar de explicar un procedimiento, le preguntan: “y tú, ¿cuánto te quedas?”. “Los abogados no nos quedamos nada, son nuestros honorarios profesionales. Nadie cuestiona que en un taller se cobre por un servicio, y no se queden con el dinero”, reflexiona.
7. Los impagos
En todo caso, peor que las dudas sobre la cantidad, es el impago. Muchos clientes no lo ponen fácil para cobrar y tratan de esquivar a su abogado una vez concluido el servicio o le ponen mil excusas para no retribuirle.
8. Conexión 24/7
Es cierto que el trabajo del abogado exige un seguimiento y atención especial, pero ello no implica que esté obligado a permanecer conectado las 24 horas del día. En esta línea, los juristas lamentan que haya clientes que llamen de forma insistente, escriban por WhatsApp o que les contacten a horas intempestivas o en fin de semana.
9. Dejadez
En el otro lado de la balanza, también resulta molesto cuando el cliente no contesta o se muestra pasivo. “O se cambian de número de teléfono sin tener la cortesía de informarte de ello”, ironiza Silvia Pardo, abogada en Barcelona. Algunos juristas relatan que tienen que perseguir a su cliente para que les atienda o les mande la documentación necesaria a tiempo y con buena calidad (no pantallazos borrosos).
10. Desprecios
Pardo agrega una última actitud irritante: comentarios despreciativos que, con facilidad, caen en el machismo o en discriminar por la edad. “Preguntas como: ¿no eres muy jovencita para ser abogada? ¿cuándo terminaste la carrera?”.
Jueces y letrados: del amor al odio
Jueces. Otra relación complicada en el mundo del Derecho es la existente entre letrados y jueces. Aunque la seriedad de los procesos les obligue a mantener la compostura, lo cierto es que hay multitud de comportamientos que producen irritación en los juzgados. Uno de ellos es la interposición de demandas inacabables, o cuando hacen exposiciones eternas. También resulta molesto cuando los letrados adornan en círculos sus informes; es decir, dan muchas explicaciones para un mismo concepto o idea usando distintas palabras. Y, por supuesto, lo que no los magistrados no toleran son las faltas de respeto (tanto a la Sala como a la parte contraria) o que se menosprecie a otros jueces por el hecho de ser más jóvenes.
Letrados. Por otro lado, los abogados también señalan varias actitudes engorrosas entre los miembros de la judicatura. Por ejemplo, cuando no se estudian bien un caso. Sin embargo, los comportamientos más frustrantes se dan en el ámbito de la comunicación entre ambas partes, como cuando el magistrado no es cordial ni facilita un diálogo fluido y de entendimiento. También cuando no se respeta su intervención y el juez hace signos evidentes de desaprobación, desagrado o cansancio, urgiéndoles a terminar. Por último, a los letrados les irrita no recibir un trato idéntico al de fiscales y abogados del Estado, ya que perciben que existe un trato desigual a pesar de que no vaya a afectar a la imparcialidad del juez.