Abogacía y Justicia reflexionan sobre cómo será el sector tras la crisis del covid
Mientras firmas y empresas han demostrado gran resiliencia, juzgados y tribunales afrontan un futuro mucho más incierto
Nada volverá a ser como antes en el mundo jurídico, en eso hay coincidencia. Las diferencias surgen sobre el grado de preparación que tienen los diferentes actores, organizaciones e instituciones para afrontar los retos de la mal llamada nueva normalidad. Así, mientras firmas y empresas han demostrado una mayor resiliencia, juzgados y tribunales siguen enfrascados en un sinfín de problemas que se verán agravados por el parón de los últimos meses y las medidas de seguridad sanitaria.
Estas son las principales conclusiones del encuentro virtual ¿Cómo volver a la nueva realidad después del Covid-19? organizado por la Fundación Wolters Kluwer y ESADE Law School. En la mesa participaron Jesús Gullón, presidente de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo; Lola Conde, legal chief operating officer del Banco Santander; Francisco Uría, socio responsable de Servicios Financieros para KPMG EMA, y Cristina Calvo, socia directora de Europa Continental EMEA y US de Ashurst. La presentación corrió a cargo de Cristina Sancho, presidenta de la fundación, y Eugenia Navarro, profesora de Estrategia y Marketing Jurídico en la escuela de negocio.
Firmas
Calvo y Uría coincidieron en señalar la gran resiliencia que habían encontrado en sus equipos y sus firmas, y cómo la tecnología había respondido a las grandes exigencias del momento. La socia de Ashurst, asimismo, certificó que "el teletrabajo ha venido para quedarse" y se congratuló de la apuesta por la eficiencia que su despacho inició hace ya algunos años, una tendencia que deberá mantenerse en el actual contexto de crisis. En la misma línea, Francisco Uría reflexionó que la pandemia ha sido un acelerador de los tiempos, aunque admitió que también ha permitido explorar los límites del trabajo a distancia.
"Hemos pretendido estar muy cerca de los clientes y atender sus necesidades", explicó el socio de KPMG, "aunque a la vez hemos echado de menos el contacto personal". Una cercanía que dificulta especialmente la labor comercial. En Ashurst también han detectado algunas carencias que, según Calvo, tendrán que trabajar. "Hemos visto que puede perderse algo de comunicación. Por ejemplo, a los abogados más jóvenes les cuesta llamar al socio para hacerle una pregunta, algo que en el despacho resulta más fácil. Tendremos que ver cómo solucionar esas limitaciones". A cambio, la letrada explicó que gracias al contacto "más cercano y humano" con los clientes que ha propiciado la pandemia, se ha mejorado el diálogo con ellos en relación con las peticiones y los plazos de los asuntos encargados.
Empresa
Lola Conde, por su parte, relató con satisfacción la respuesta de su organización a las exigencias de la crisis. "Tenemos que estar preparados y ser capaces de aprender y evolucionar, adaptándonos a cada momento y cada escenario. No es lo mismo Europa, que Estados Unidos o Latinoamérica". En este contexto, incidió la legal chief operating officer del Banco Santander, son más necesarios que nunca abogados internos íntegros, honestos, con capacidad de pensamiento estratégico y de planificar, y empatía. Un gran número de habilidades, al margen de los conocimientos legales, que su compañía ya ha incluido en sus planes de negocio. Por último, Conde apostó porque ganar en eficiencia se haga incrementando la aportación de valor y con una buena asignación de recursos, y no solo reduciendo costes.
Justicia
Menos optimista se mostró Jesús Gullón, magistrado del Tribunal Supremo, que relató las serias dificultades que ha tenido la Administración de Justicia para adaptarse al confinamiento. "Si fuéramos una empresa, seríamos un desastre", describió para referirse a los juzgados y tribunales, con profesionales que responden ante distintas administraciones y sistemas informáticos incompatibles entre sí. "En los juzgados de lo Social, donde la mediación pura es una constante, no se ha llevado a cabo ni un solo juicio telemático", apuntó.
El gran problema, relató Gullón, no se encuentra en las deliberaciones de las instancias superiores ni en el funcionamiento del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), organismos que han podido mantener su actividad en remoto, sino en las actuaciones procesales de los juzgados inferiores. "La gestión de peritos, testigos, las partes... todos aquellos juicios en los que haya un contenido probatorio complejo, la grabación virtual completa va a resultar muy complicada". Finalmente, el magistrado concluyó pidiendo no solo inversión en medios técnicos, sino también en recursos humanos para evitar el "cuello de botella" que supone el dictado de sentencia: "No olvidemos que el proceso termina con un juez que tiene que redactar una resolución".