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Cerámica del Nalón, la llama que no se apaga

Con 105 años de historia, esta empresa asturiana fabricante de materiales refractarios ha logrado internacionalizarse sin moverse de Langreo, el lugar donde surgió. Vende sus productos en 18 países, incluyendo EE UU, Reino Unido o Argelia

Línea de producción de Cerámica del Nalón.

La historia de Cerámica del Nalón comienza en 1920 en Langreo, una comarca asturiana históricamente vinculada a la minería, cuando su fundador, Alfredo Fombella Prieto, decidió apostar por la fabricación de tejas tradicionales. Por entonces, era una de las muchas empresas tejeras del entorno, por lo que, con el tiempo, para diferenciarse, Fombella instaló un horno industrial capaz de alcanzar temperaturas de hasta 950ºC y comenzó a fabricar baldosas refractarias -que podían resistir altas temperaturas sin deformarse ni fundirse- para venderlas a las panaderías.

A partir de la década de 1950, bajo el liderazgo de Ángel Fombella González -uno de los hijos del fundador y figura clave en la historia de la compañía, cocreador de la Asociación Nacional de Químicos de España (ANQUE) y del Banco de Asturias, entidad que más tarde sería absorbida por el Banco Sabadell-, la compañía se reconvirtió en un fabricante integral de materiales cerámicos refractarios, desde ladrillos de alta alúmina hasta hormigones, morteros y masas refractarias para reparación, destinados a las industrias del acero, el cemento, la cerámica, el aluminio y el vidrio.

“En los años 60, en plena expansión industrial de España, Cerámica del Nalón fue pionera al importar de Alemania su primer horno túnel, una tecnología revolucionaria que permitió aumentar la capacidad, la calidad y la variedad de los productos cocidos”, recuerda Ana Fombella Rozada, actual presidenta del consejo de administración de la compañía y nieta del fundador.

A finales de la década de los setenta , Cerámica del Nalon, de mano de José Ángel y Alfredo Fombella Rozada comienza su internacionalización exportando sus productos. Iniciando ventas en Argelia, Egipto y varios países europeos, dando así sus primeros pasos en el mercado internacional.

  • Marca: Cerámica del Nalón, S.A.
  • Año de fundación: 1920
  • Producto o servicio que comercializa: fabricación de materiales refractarios
  • Domicilio social, localización: Barrio del Nalón S/N, 33934 Langreo, Asturias
  • Empleados: 70
  • Cifra de exportación: 39% de la facturación total, 7, 4 millones de euros
  • Producto o servicio que exporta: suministro de materiales refractarios para la industria
  • Países a los que vende en el exterior: 18
  • Tres principales mercados exportadores: Estados Unidos, Argelia, Reino Unido
  • Su mayor reto: mantener el equilibrio entre la gestión familiar de una empresa como Cerámica del Nalón y la profesionalización necesaria para seguir creciendo
  • Objetivo futuro: abrir más mercados y adaptarse a los nuevos entornos sin perder la esencia de empresa familiar.
  • Un consejo: hacer un buen equipo; la confianza en las personas que trabajan en tu empresa es clave para avanzar. Las personas y las buenas relaciones son fundamentales para que una empresa se sostenga y progrese.

“Actualmente, la empresa factura cerca de 19 millones de euros, de los cuales el 39% proviene de exportaciones”, comenta Fombella Rozada. La empresa tiene presencia en 18 países del norte de África, Latinoamérica, Europa y, desde hace unos años, también en Estados Unidos, donde está en proceso de establecer una filial con almacenes estratégicos. “El mercado estadounidense es clave para nuestro futuro”, subraya la presidenta del consejo. “El año pasado facturamos cerca de 2,5 millones de euros allí y nuestro objetivo es crecer hasta alcanzar cifras de 8, 10 o incluso 12 millones”, añade.

Aunque reconoce que la amenaza de aranceles por parte de Estados Unidos representa una incertidumbre para sus planes de expansión, también destaca que, para la empresa, la internacionalización no ha sido un camino solitario. “Banco Sabadell ha sido un aliado fundamental en este proceso, aportando agilidad, conocimiento de mercados internacionales y apoyo financiero en cada etapa. Es nuestro banco de casa, el que nos ha acompañado desde el principio”, afirma.

Los miembros del consejo de la empresa Pablo Domenech, Juan Fombella, Paloma Fombella y Enrique Fombella.

En el lugar donde todo empezó

Con 105 años de historia a sus espaldas, Cerámica del Nalón continúa siendo una empresa familiar. “En 1972, la compañía se constituyó como sociedad anónima, manteniendo siempre el 100% del capital en manos de la familia Fombella. A pesar de múltiples ofertas de capital externo, desde hace algunos años la responsabilidad y gestión está en manos de la cuarta generación. Se ha apostado firmemente por preservar la propiedad y el arraigo local, como reflejo del compromiso con Asturias y su gente”, apostilla. Hoy cuenta con cerca de 73 empleados y una planta de 40.000 m² en el mismo lugar donde fue empezó su andar: Langreo.

Pero su impacto va más allá del ámbito industrial. La empresa ha sido reconocida este año como Langreano de Honor en su comarca, una distinción que comparte con figuras emblemáticas oriundas del lugar, como el futbolista David Villa o María Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS. Este reconocimiento refleja el peso social e histórico que la compañía mantiene en la zona. “Cerámica del Nalón se define por su compromiso con la comunidad local. La empresa ha sabido combinar el ánimo de lucro con el interés por sus empleados, con muchos de los cuales nos conocemos desde que éramos niños”, señala Fombella Rozada.

En cuanto a la participación en agrupaciones es miembro de Anfre (Asociación Nacional de Refractaristas), forma parte de los órganos de gobierno de la Cámara de Comercio de Gijon y de la Fundación Idonial (centro de referencia de i+d+i) de Asturias, así como es cofundadora desde hace 25 años de la asociación de empresas familiares de Asturias, Aefas.

Innovación

El motor del desarrollo de la compañía es, sin duda, su departamento de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), donde un equipo de ingenieros químicos explora, mediante prueba y error, nuevos materiales, métodos de moldeo, tipos de cocción y tecnologías. Además, mantiene un fuerte vínculo con el ecosistema de innovación asturiano, colaborando activamente con la agencia asturiana de ciencia y competitividad Sekuens.

En los últimos años, la empresa ha seguido invirtiendo en innovación, destacando la reciente incorporación de un robot para automatizar la producción, con una inversión superior a los 2,5 millones de euros. Además, ha renovado equipos clave, como las prensas hidráulicas, con el objetivo de mejorar tanto la calidad como la capacidad de producción. “Esta implicación refleja nuestra apuesta por la investigación, el desarrollo tecnológico y la mejora continua de nuestros procesos y productos”, afirma la presidenta del consejo.

Exterior de la planta de Cerámica del Nalón.

Nuevos mercados y retos

“El objetivo a futuro es abrir mercados que antes nos parecían impensables, y lo estamos logrando con esfuerzo, dedicación y compromiso”, afirma Ana Fombella Rozada, presidenta del consejo de administración de Cerámica del Nalón. Aunque reconoce que la pérdida de competitividad de la industria siderúrgica europea –acentuada por “políticas medioambientales aceleradas y altos costes energéticos”- representa un reto, también es una oportunidad para reforzar la vocación exportadora que la empresa asturiana ha desarrollado durante más de medio siglo. 

“Nos gustaría vender más cerca, pero el contexto nos impulsa a explorar nuevos destinos como Estados Unidos e incluso India, donde nuestra presencia actual es todavía limitada, pero donde también vemos una oportunidad estratégica para crecer”, añade. En todo caso, asegura que este proceso de expansión no alterará su esencia: seguir siendo una empresa familiar con un fuerte arraigo local.

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