La crisis de ethereum revive el choque de titanes con solana y bitcoin

El token y la red a la que presta el nombre pierde terreno frente a sus competidores por el efecto Trump. Los precios más elevados, la escalabilidad limitada y su menor velocidad afectan a los desarrolladores

Peatones transitan frente a una publicidad de bitcoin y ethereum, en Varsovia, PoloniaNurPhoto (NurPhoto via Getty Images)

Ethereum está sumergida en una crisis. Pese a ser la segunda criptomoneda más importante en el mercado, en el último año ha quedado rezagada respecto a otros activos como bitcoin y solana, sus principales rivales. Desde su nacimiento, se ha propuesto como alternativa a la moneda pionera, aunque nunca ha llegado a acercarse a ella, ni en valor, ni en adopción. Y desde que surgió solana, su verdadera adversaria en cuanto a aplicación, ha estado en la mira de este activo, que se ha presentado como el “asesino de ethereum” y que se ha convertido en el quinto más importante. El efecto Trump tampoco lo ha impulsado: desde las elecciones sube un 35% —frente al 60% de solana y el 55% de bitcoin— y no ha podido acercarse a sus máximos históricos del 2021, cuando tocó los 4.733,36 dólares. Ahora cotiza en los 3.230 dólares y vale unos 390.000 millones de dólares.

El periodo oscuro por el que está pasando ethereum se ha hecho más evidente en los últimos días con el lanzamiento de las memecoin $TRUMP y $MELANIA, creadas y negociadas sobre solana, que marcó nuevos máximos históricos tras el anuncio. La especulación atrajo a muchos inversores tras el anuncio, pese al riesgo, la volatilidad y la ausencia de fundamentos sólidos de estos activos. Ethereum alojó en pasado muchas de las primeras criptomonedas meme, como Pepe, pero ahora los desarrolladores parecen preferir solana. Y su decisión no es baladí como explica Javier Molina, analista de eToro. “Cuando se utilizan estas redes, surge un trilema. La escalabilidad, la velocidad y la seguridad. Solana es mucho más escalable y las transacciones más rápidas. Ethereum, en cambio, es más segura”. Hay otro elemento que entra juego: los costes. Cuando no había alternativas en el mercado, muchas memecoins se construyeron en ethereum. No obstante, los costes más elevados de esta red dificultaron la creación de proyectos y facilitaron el surgimiento de nuevas redes.

La crisis actual tiene varias lecturas. Por un lado, el efecto Trump ha hecho que cambie el paradigma y que los inversores vean potencial en este mercado, hasta ahora presionado por la administración y los reguladores. Esto beneficia a todo el mercado pero la excentricidad de los anuncios del republicano también a llevado a que el volumen no se esté concentrando en grandes operaciones que requieren de una red más segura y que no falle, sino que se está desplazando a tokens como las memecoin que no necesitan una red segura, sino rápida y barata y la encuentran en solana. “Estos activos son un reflejo de la sociedad. Los mileniales y la generación Z son más digitales y se comunican de otra forma, más rápida y viral. Trump ha conseguido generar interés entre ellos”, destaca.

Por otro lado, mucho depende de las características de cada red. “Ethereum se ha creado como la infraestructura base y sobre ella se han construido otras redes que capturan el valor, como Polygon y Base. Dejan algo, pero mucho menos que si se utilizara directamente”, explica Molina. La escalabilidad, de hecho, es el gran quebradero de cabeza. Mientras Solana se basa en una única capa de la blockchain, ethereum tiene en varias: cada capa es una red o tecnología construida sobre una cadena de bloques, que pretende ampliar las capacidades de la subyacente. Heredan la seguridad de la primera, pero buscan aumentar su rendimiento y reducir tarifas. Todo esto está haciendo que el comportamiento de ethereum respecto a solana sea peor: mientras la primera cae más de un 3% desde principios de año, la segunda repunta un 31%. Si se observa su cotización respecto al año pasado, ethereum se queda muy por detrás: repunta un 40% frente a un 140% de su acérrimo rival.

En la carrera con bitcoin, la situación tampoco mejora. Aunque quiso competir con el oro digital, nunca logró ganar la misma confianza del mercado, especialmente por la diferencia abismal que las separa en término de precios y utilidad. Mientras una es considerada como el oro digital, la otra representa los raíles raíles sobre los cuales la criptoeconomía puede circular. Javier Cabrera, analista de mercado, lo deja claro. “Ethereum no es competencia ni alternativa de bitcoin. La primera se basa en los contratos inteligente, y si bien puede ser útil para diversas aplicaciones, su objetivo no es ser dinero. Bitcoin, aunque aún no pueda ser considerado tal, tiene características que le hacen ser un activo valioso y candidato a reserva de valor. Por tanto, ethereum tiene alternativas en el mercado, mientras bitcoin es única”.

Lo cierto es que su desempeño es muy dispar, con la criptomoneda pionera avanzando más de un 9% en el año, y un 140% desde enero del pasado. El recorrido de los ETF también lo deja patente. Mientras los de bitcoin se han convertido en tan solo 365 días en los productos más exitosos de la historia, la suerte para los fondos cotizados de ethereum, aprobados en julio, no ha sido la misma. Actualmente poseen solo una décima parte de los activos que tienen los ETF de bitcoin: en los últimos tres meses, estos han registrado entradas netas superiores a 17.000 millones, frente a los 3.000 millones de los productos que invierten en ether, según Bloomberg.

Vitalik Buterin, cofundador de ethereum, anunció la semana pasada “grandes cambios” en la estructura y en los objetivos de la Fundación Ethereum, encargada de promover el desarrollo de la red. Entre estos, continuar aumentando el uso de tecnologías descentralizadas y de privacidad, y la cadena de ethereum, para pagos y gestión de tesorería.

Javier Pastor, director de Formación de Bit2Me, cree que este mensaje es positivo para los inversores y rechaza hablar de crisis. “Hay una perdida de confianza en el proyecto pero se esperan cambios. No diría crisis, sino perdida de cuota de mercado”, señala. Desde verano de 2022, de hecho, su peso en el conjunto de las cripto ha ido cayendo progresivamente y ahora supone un 11% del mercado, frente al 31% alcanzado en 2017. “La red tiene un rendimiento más bajo y lo está pagando, pero si mejora la experiencia de usuario volverá a ganar la confianza de la comunidad que es muy potente”, afirma.

Molina también sigue viendo potencial en la red y en el token. Aunque parece haber perdido brillo entre los inversores, ethereum sigue siendo la red preferida de los bancos que quieran transferir grandes cantidades de valor y entidades como BlackRock, la mayor gestora de activos de financieros del mundo, que el año pasado lanzó Build un fondo de inversión tokenizado en esta red. “¿Por qué? Porque no falla y es segura”, asegura.



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