El tercer sector se enfrenta al reto de la atracción de talento y el relevo generacional
La juventud española muestra una clara sensibilidad hacia los grandes retos sociales y medioambientales, pero su conexión con las ONG es todavía limitada


El tercer sector (el conjunto de las organizaciones no gubernamentales y no lucrativas con fines de interés general) es un actor fundamental para garantizar el bienestar de la ciudadanía y la cohesión social y un aliado clave del sector público y privado para generar un impacto positivo en la sociedad. Este protagonismo ha sido más ostensible, si cabe, en los últimos 15 años, en los que se han venido encadenando crisis: la económico-financiera en 2008; la sanitaria de 2020 con la pandemia de covid-19, y desde 2022 la geopolítica, aún sin cerrar, y que han provocado la transformación de la estructura social y económica de España. A esta realidad se ha adaptado el tercer sector para acompañar esa transformación e, incluso, en algunos ámbitos, liderarla.
Así lo destaca el estudio El tercer sector de acción social en España (2008-2024): desarrollo, impacto y retos a futuro, realizado por los expertos Manuel Pérez Yruela (IESA-CSIC) y Gregorio Rodríguez Cabrero (Universidad de Alcalá), en el que se analizan los logros, el impacto, la situación actual y las palancas de proyección futura del tercer sector en España. El informe ha sido encargado por la Fundación Botín y presentado en el marco del 15 aniversario del programa Talento Solidario, una iniciativa de acompañamiento a pequeñas y medianas entidades sociales para mejorar su eficiencia social.
En el mismo acto, la Fundación Botín dio a conocer la campaña de comunicación Somos Nadie, promovida junto a la Plataforma del Tercer Sector y elaborada por la agencia Pingüino Torreblanca, para dar a conocer la labor del sector social español y su contribución al desarrollo. La iniciativa cuenta con el apoyo del grupo Prisa Media, la Cadena SER, Atresmedia, El Español y JC Decaux.
El estudio cifra en más de 28.000 las entidades sin ánimo de lucro activas en España, un 4% menos que en 2018, la mayoría de ellas (78%) asociaciones de pequeño tamaño, que en los últimos 15 años han aumentado mucho, mientras que las medianas y las grandes han descendido sensiblemente. Este fenómeno se explica debido principalmente a que las entidades sociales dan respuesta muchas veces a problemas de proximidad. Y para alcanzar sus objetivos prefieren seguir manteniendo su identidad trabajando en red o en colaboración: el 80% de las entidades colabora unas con otras con diferentes fórmulas (proyectos conjuntos, redes y plataformas o alianzas).
Además, ha establecido relaciones más estables con el sector público, empresas privadas y nuevas formas de economía social, diversificando sus fuentes de financiación y contribuyendo a una mayor profesionalización, innovación, eficiencia social e impacto. Así, en los últimos 15 años sus ingresos han crecido un 13% y, aunque su peso en el PIB ha descendido ligeramente (1,2% en 2023 frente al 1,5% en 2013), el sector ha demostrado ser anticíclico y capaz de sostener su actividad incluso en contextos adversos. Desde 2008 la dependencia de fondos públicos ha descendido 12 puntos, situándose en el 49%, mientras que el endeudamiento se mantiene bajo, con gastos de amortización del 1,1%. Por su parte, la actividad ha crecido un 11%, con una mejora en la calidad del servicio gracias a una mayor dedicación por unidad de atención.
Sobre el empleo generado, el informe mantiene que ha aumentado un 15% en los últimos 15 años, contando en el 68% de los casos con estudios universitarios. A esto se suma un voluntariado que casi se ha duplicado, pasando a ser cerca de 1,5 millones de personas las que fueron voluntarios en 2023 (cifra que asciende a más de 4 millones si se amplía a todo el sector social español y no solamente al tercer sector de acción social).
Futuro
De cara al futuro, este estudio destaca que los principales desafíos del sector social pasan por afrontar correctamente la digitalización, la mejora de capacidades, la atracción de talento y el relevo generacional en los puestos de dirección.
En lo referente a la atracción de talento y el relevo generacional, otro informe, Jóvenes y ONG. Los retos de la colaboración entre las ONG y la juventud, elaborado por el Instituto de Innovación de Esade y la Fundación PwC, revela que la juventud española muestra una clara sensibilidad hacia los grandes retos sociales y medioambientales, pero su conexión con las ONG sigue siendo limitada.
Tres de cada cuatro jóvenes (75%) quieren implicarse en causas sociales, sin embargo, la participación efectiva es todavía reducida: solo un 41% ha colaborado directamente con una ONG a través de donaciones, voluntariado o movimientos juveniles, mientras que otro 41% reconoce no haberse implicado nunca en causas sociales o medioambientales. La confianza media de los jóvenes en las ONG es de 5,4 sobre 10 y las principales barreras son la falta de información, confianza y tiempo. Así, reclaman más confianza y participación en las ONG.
Durante la presentación del informe en Madrid, en el marco de la 17ª edición del Programa Esade-PwC de Liderazgo Social, su director, Ignasi Carreras, aseguró que “la juventud cuenta con valores sólidos y un gran potencial transformador, lo que exige a las ONG repensar cómo se relacionan con ella y abrir espacios reales de cocreación y participación. Las nuevas generaciones quieren ser parte activa del cambio, no solo espectadoras, y las organizaciones sociales deben aprender a escuchar, innovar y trabajar junto a ellas”.
Participación juvenil
El informe concluye que la juventud tiene interés, capacidades y ganas de contribuir, pero persiste una brecha en la manera en que las ONG se relacionan con ella. Un 73% de las ONG reconoce una escasa representación juvenil en sus equipos directivos y el 76%, en sus órganos de gobierno.
El reto compartido es construir un tercer sector más inclusivo, innovador y conectado con el futuro. Para ello, se propone integrar a la juventud en los espacios de liderazgo y decisión, ir más allá del voluntariado puntual y reconocer su papel como agentes de cambio dentro de las organizaciones. Algunas ONG ya avanzan en esta dirección, creando consejos consultivos de jóvenes, adoptando modelos de gobernanza participativa y lanzando programas de liderazgo juvenil, que fortalecen la legitimidad y sostenibilidad del sector a largo plazo.
“La colaboración entre ONG y jóvenes es una oportunidad para renovar el liderazgo social, integrar nuevas competencias digitales y fortalecer la confianza en el sector”, destacó Carreras. “Lo que está en juego no es solo el presente de las ONG, sino su capacidad de inspirar a una generación que quiere transformar la sociedad”, subrayó.
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