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La industria de la defensa no está lista para el aumento de la demanda, según la consultora Bain

El informe señala que el aumento de los presupuestos militares urge a modernizar el sector armamentístico a escala global

El aumento de los presupuestos militares ha puesto bajo la lupa a las empresas armamentísticas. Y sobre ellas planea una cuestión: ¿Están preparadas para asumir el aumento en la demanda que se les viene? La respuesta de la consultora internacional Bain & Company no despeja todas las dudas. De su informe, facilitado en exclusiva a CincoDías, se extrae una conclusión: el sector, a escala global, necesita mejorar.

“La industria de defensa está entrando en una nueva era de demanda intensificada, lo que supone una gran presión sobre la capacidad y los plazos. La gestión tradicional de programas no está adaptada a este nuevo entorno”, señala el documento. El análisis de la compañía estadounidense, que asesora a empresas de distintos sectores —entre ellos el armamentístico— en 40 países, aporta el contexto de ese país.

Según la firma, las ventas militares estadounidenses al extranjero superaron en 2024 los 115.000 millones de dólares (100.000 millones de euros al cambio actual), tres veces la cifra de 2021. Pese a ello, el estudio sostiene que los principales contratistas registraron pérdidas, entre 2020 y 2023, por valor de 14.700 millones de euros. Además, los plazos medios de entrega se alargaron de 8 a 11 años.

El socio de la consultora Manuel de Soto afirma que “el sistema actual necesita una revisión”. La firma lanza algunos de los principios que siguen aquellas compañías que logran la mejora necesaria: colaboración entre los directivos y los equipos de primera línea —quienes están más cerca de la operación—, la confianza en el dato objetivo para superar la resistencia al cambio y replantearse los procesos desde cero.

Según Soto, “las empresas que adoptan estos principios ya están obteniendo resultados, a pesar de las limitaciones, como la escasez de talento o los proveedores, que pueden parecer fuera de su control”. El consultor asegura que “los beneficios de replantearse la ejecución de programas se traduce en aumentos de margen de más 200 puntos básicos, mayor competitividad en nuevas licitaciones y una mayor satisfacción del cliente”.

El informe recoge que “las iniciativas de mejora tradicionales, como la optimización de procesos, suelen generar ganancias de corta duración ya que se limitan a retocar los detalles en lugar de abordar las causas fundamentales del bajo rendimiento y rara vez eliminan el trabajo innecesario”.

Según Bain & Company, las empresas que se enfrentan a sus limitaciones logran mejoras significativas de entre el 20% y el 50% en el rendimiento de los costes y los plazos. Soto aporta dos ejemplos analizados por la consultora, ambos en Estados Unidos.

Un astillero naval que se enfrentaba a escasez de talento y que vio caer la productividad de su primera línea en un 50%. La empresa, al aplicar un replanteamiento desde cero, duplicó la productividad en áreas clave en tres meses. El otro, un fabricante de naves espaciales con un problema de calidad con un proveedor exclusivo que había provocado un retraso de 14 meses y había puesto en riesgo ingresos de más de 100 millones de dólares. El replanteamiento de la solución redujo el retraso en la entrega en un 50% y evitó la pérdida de los ingresos.

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