El Supremo afronta un aluvión de demandas contra Triodos por las ‘preferentes’ de la banca ética
El mercado de los llamados CDA se bloqueó con el Covid-19 por la falta de liquidez y hasta ahora los inversores no han recuperado la inversión

El Tribunal Supremo apura una decisión de la que dependen más de 800 demandas de pequeños ahorradores españoles. Se trata de las reclamaciones por las conocidas como preferentes de la banca ética, un producto comercializado por Triodos Bank para ofrecer a sus clientes una compleja inversión financiera, pero en principio acorde con sus criterios éticos.
Del mismo modo que las preferentes que vendió la banca tradicional a sus clientes durante la crisis, se trata de un producto (técnicamente conocido como CDA, certificados de depósitos de acciones) con vencimiento a perpetuidad. No son ni acciones ni bonos propiamente dichos, sino depósitos de acciones. Ni cotizaban en un principio en los mercados habituales, ni tienen derechos políticos como votar en juntas de accionistas, pero sí ofrecían una rentabilidad determinada. El banco neerlandés, además, había creado un mercado interno, en el que los dueños de estos productos pudiesen intercambiarlos y recuperar así la inversión.
Todo estalló durante la crisis del Covid-19. El 18 de marzo de 2020, apenas unos días después de que se decretase el confinamiento en España y en toda Europa, Triodos comunicó el cierre de este mercado a los dueños de estos CDA. En enero de 2021 se bloqueó por completo y así sigue hasta ahora. La razón estaba en los problemas de liquidez. Es decir, en un momento de enormes tribulaciones económicas una oleada de dueños de estas preferentes acudieron en masa a vender estos títulos en este mercado y no pudieron hacerlo, dado que no había suficientes inversores dispuestos a adquirirlos.
En este contexto, el banco afronta un alud de demandas en todo el mundo. En España, según las cuentas de 2024, tenía 873 procedimientos activos. A nivel general, los demandantes reclaman que se anulen los contratos y les devuelvan la inversión. Hasta ahora, han obtenido una suerte desigual, ante las diferentes audiencias provinciales que se han pronunciado. Por ello, el caso ha escalado hasta el Supremo por la reclamación presentada por algunos inversores. El alto tribunal deliberará el próximo 23 de abril tres recursos sobre este asunto y decidirá si da la razón a la entidad neerlandesa o a los clientes, en unas sentencias que buscan sentar un criterio con el que el resto de juzgados se pronuncien.
La opinión de los juzgados de primera instancia y de las audiencias provinciales es dispar. Las fuentes consultadas indican que en primera instancia 244 sentencias han sido favorables al banco y 239 a los titulares. En segunda instancia, 14 Audiencias Provinciales han fallado a favor de Triodos en 26 sentencias y otras nueve audiencias provinciales se han posicionado con los inversores en 12 ocasiones.
La Audiencia de Navarra falló por primera sobre este asunto el pasado mes de noviembre y condenó a Triodos a devolver a una clienta 205.008,80 euros invertidos en CDA, más intereses legales, al considerar que la entidad bancaria ofreció “una información vaga, confusa e incompleta de los riesgos que entrañaba el producto”. Sin embargo, las audiencias de Madrid y Barcelona opinan lo contrario, según sentencias dictadas en marzo, que apuntan que otras como las de Baleares, Gerona, Teruel y Murcia, que empezaron a pronunciarse a mediados de 2024, también tienen el mismo criterio. El banco “cumplió con la obligación de informar sobre el riesgo del producto en lo referente al riesgo por desvalorización del emisor”, dice el tribunal catalán.
La Audiencia de Madrid añade que tampoco se ha acreditado “la existencia de una actuación negligente posterior a la contratación por parte de Triodos Bank que haya dado lugar al cierre del mercado interno de CDA y las consiguientes negativas del mismo: negociación de los títulos en un mercado externo con la consiguiente modificación de la forma de fijación de su valor”.
En este tiempo el banco ha buscado soluciones para los afectados. En julio de 2023, los CDA comenzaron a cotizar en un Sistema Multilateral de Negociación (una Bolsa propia, gestionada por una firma financiera externa), pero que tampoco funcionó. En 2024 acordó transferir la negociación en esta plataforma a la Bolsa de Ámsterdam, tras haber realizado una encuentra entre 43.000 titulares de este producto y obtener el sí en una junta extraordinaria.
Provisión de 100 millones
La última oferta de la entidad pasa por compensar a los dueños de estos CDA con 10 euros por título a cambio de renunciar a pleitear contra el cambio. Para abordar este pago, ha realizado una provisión de 100 millones, que le ha llevado a unas pérdidas de 3,3 millones en el ejercicio de 2024.
“Con ese paquete integral de medidas, incluida la oferta transaccional, Triodos Bank busca abordar la insatisfacción de las personas y entidades titulares de CDA y restablecer la negociabilidad de los CDA de la mejor manera posible, a la vez que seguir con la construcción de su futuro como banco basado en valores y misión junto con todos sus grupos de interés”, indica la entidad, que explica que con el traslado de los títulos a la Bolsa de Ámsterdam busca recuperar la liquidez de este instrumento.
Además, Triodos asegura que los dueños de estas preferentes han participado en los beneficios del banco mediante el pago de dividendos, tanto antes como durante la suspensión de la negociación, con la excepción del tiempo en que el BCE vetó el pago de dividendos durante el Covid. “Entre el 5 de julio de 2023 y el 27 de marzo de 2024, Triodos Bank ofreció una rentabilidad por dividendo anualizada que comenzó en el 6,2% y aumentó hasta el 14,6%. A 27 de marzo de 2024, la rentabilidad por dividendo anualizada de los CDA era del 12,72 %. El dividendo final propuesto tras los resultados de 2023 fue de 2,84 euros por CDA. Incluyendo el dividendo a cuenta de 1,23 euros, el dividendo total propuesto es de 4,07 euros por CDA”, asegura.
Cualquiera de las dos alternativas representa problemas para los inversores. Aceptar la contraprestación implica fuertes pérdidas para los inversores, que adquirieron estas preferentes a un precio muy superior, si bien no es óbice cobrar esta contraprestación con vender los títulos después en el mercado. La segunda alternativa (vender los títulos en la Bolsa de Ámsterdam), además de implicar también pérdidas, supone también traicionarse en cierta forma a sí mismos. Estos CDA se ofrecían como una forma de participar de una banca ética y de unas finanzas diferentes a las tradicionales, pero vender estos títulos a un fondo de inversión tradicional supondrá renunciar a estos principios morales.