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El sector del vino se suma a los principios de la economía circular de la mano de la tecnología

Rebo2vino es un proyecto piloto financiado por los fondos Next Generation que analiza el impacto económico y medioambiental de la reutilización de botellas de vidrio para el canal horeca

Botellas Reuse del proyecto Rebo2vino con vinos Tío Pepe y Viña Sol.
Botellas Reuse del proyecto Rebo2vino con vinos Tío Pepe y Viña Sol.ced
Rafael Durán

En España se generaron 6,5 millones de residuos de envases en 2012, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, una cifra que en 2022 escaló hasta los 8,7 millones. Frente a esta progresión, el contexto normativo y los futuros desarrollos legislativos previstos en la gestión de los envases en España y a nivel europeo van encaminados a prevenir su generación con uno uso más eficiente. Así, el Reglamento (UE) 2025/40, publicado el 22 de enero, introduce novedades como la minimización de envases innecesarios, el fomento de envases reutilizables, sistemas de depósito y retorno obligatorios para cierto tipo de envases, y requisitos de diseño para que todos los envases sean reciclables en 2030.

El sector vinícola, antes de que se establecieran objetivos porcentuales de reutilización en su ámbito sin tener en cuenta sus particularidades, ha venido desarrollando desde octubre de 2022 hasta marzo de este año un análisis del impacto y viabilidad de un sistema de reutilización de botellas de vidrio en el sector vitivinícola español para el canal horeca, aplicando los principios propios de la economía circular, mediante un proyecto de innovación denominado Rebo2vino. La iniciativa ha contado con una ayuda de 563.721,90 euros financiada íntegramente por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader) de la UE, en el marco del Programa Nacional de Desarrollo Rural 2014-2022, con fondos Next Generation.

José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV), explica que “el sector del vino se caracteriza por una atomización tremenda y por unas ventas muy deslocalizadas del sitio de producción, pero además en unas cantidades muy pequeñas y con una rotación relativamente baja en comparación con cualquier otra bebida, da igual que hables de aguas, de refrescos, de cervezas… además de ser un sector tremendamente exportador”. Por eso, “entendíamos que era un tremendo desafío para decir que hay que reutilizar el 10% o el 15% o el 50%”.

Esta iniciativa se ha llevado a cabo por un grupo operativo encabezado por la FEV e integrado por Minsait, Verallia Spain, González Byass, Familia Torres, Artica Ingeniería e Innovación (Artica+i), Cátedra Unesco de Ciclo de Vida y Cambio Climático (ESCI-UPF), la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), Ecovidrio y la Confederación Empresarial de Hostelería de España (CEHE). Entidades todas ellas de diversa tipología con el fin de abarcar todos los eslabones de la cadena de valor del sector del vino y del ciclo de vida del producto (productores, envasadores, vidrieras, gestores, hosteleros, distribuidores, centros de investigación y asociaciones).

Botella reutilizable

Para poner en marcha el proyecto se procedió al diseño de una botella reutilizable que pudiese servir como un modelo estándar para favorecer el sistema de reutilización. “En el sector hay muchas botellas estandarizadas, pero no hay una botella estándar”, reflexiona Benítez. Por ello, “había que pensar qué hacer y eso pasó por el diseño de una botella de reutilización, que se ha llamado Reuse, que es un modelo estándar diseñado por uno de los partners, Verallia”, señala el director general de la FEV. Se trata de una botella color verde oscuro, a medio camino entre las tradicionales borgoñona (más redondeada) y bordelesa (de hombros rectos). Se fabricaron más de 5.500 unidades.

Se estableció que la prueba se hiciera con vino tranquilo (no espumoso). Las dos bodegas participantes, Familia Torres y González Byass, embotellaron dos vinos emblemáticos, Viña Sol la bodega del Penedés y Tío Pepe la jerezana, que se distribuyeron entre los siete restaurantes que se adhirieron al proyecto.

También como acción preparatoria se desarrolló una herramienta simplificada para el análisis de ciclo de vida (ACV) y huella ambiental del producto (PEF, por sus siglas en inglés) y, desarrollada por la tecnológica Minsait (grupo Indra), una aplicación digital para la gestión de logística inversa y de la trazabilidad.

Marcos Leyes, mánager de sostenibilidad en Minsait, describe que “se ha realizado un diseño que permite atender a la distintos estados de información: ingesta de datos, almacenamiento, análisis y explotación de información. Todo ello con una visión orientada a ecosistemas colaborativos, donde los agentes (bodegas, horeca, transportistas, plantas de lavado) puedan intercambiar información y generar información de garantía para trazar el proceso y sus impactos económicos, sociales y ambientales”. “Esto nos permite detectar las necesidades, las barreras y los puntos críticos para la aportación de valor al conjunto de la logística inversa”, añade.

Se analizaron dos modelos, uno individual, de botellas propias de una bodega, y otro colectivo, con botellas Reuse compartidas. El primero, con un coste operativo un 25,31% mayor al de un solo uso, se mostró inviable económica y medioambientalmente. El colectivo es viable económica y ambientalmente siempre que haya una distancia logística inversa de menos 220 km y un mínimo de 7-8 rotaciones.

Plantas de lavado

Las plantas de lavado fueron un condicionante. La única posible para botellas de vino se encontraba en Cataluña. En el caso de Torres, con la fábrica de botellas y la planta de lavado muy cercanas, el sistema reutilizable sale rentable tanto económica como ambientalmente; resultó un 33,7% más barato que el de un solo uso gracias a la distancia de logística inversa (88 km). En el caso de González Byass, con ambas plantas muy lejanas, el sistema reutilizable no sale rentable ni económica ni ambientalmente; ha resultado un 285% más caro que el de un solo uso debido a la distancia de logística inversa (2.138 km).

La solución planteada sería construir plantas de lavado, hasta 15 distribuidas por toda España, que requerirían una fuerte inversión (entre 3 y 4 millones de euros cada una), en un ejercicio de responsabilidad compartida, además de adaptar las infraestructuras de las bodegas para recibir las botellas reutilizables y los sistemas de información para garantizar la trazabilidad del modelo. Con las conclusiones del proyecto se ha elaborado además una Guía de buenas prácticas para facilitar la reutilización cuando sea viable.

“Si bien no hay unas conclusiones claras, al final el proyecto arroja resultados muy interesantes. Y que los fondos públicos se han empleado muy bien, porque es un análisis muy serio, muy riguroso, pero todavía nos quedan muchas incógnitas y muchas dificultades que superar para pensar que de una manera generalizada fuera viable”, resume José Luis Benítez.


Sobre la firma

Rafael Durán
Lleva más de una década a cargo de los temas de sostenibilidad en la sección de Buen Gobierno, tarea que compagina con la edición de CincoDías. Aterrizó en el periódico en el año 2000 y pasó una temporada en la sección de Opinión. Antes, en El Siglo de Europa y El Nuevo Lunes. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

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