El compromiso de la empresa en la transición hacia un modelo económico responsable
Forética recoge en un informe los aspectos clave que centrarán la acción de las organizaciones en materia ambiental, social y de transparencia y gobernanza en este 2025


La sostenibilidad empresarial ha dejado de ser una tendencia impulsada por las compañías más avanzadas para convertirse en una necesidad que las organizaciones han de observar para prosperar en un entorno global cambiante. Lo acontecido en 2024, tanto en el ámbito político, como ambiental y social, ha puesto de manifiesto la necesidad de evolucionar hacia modelos económicos responsables que sean capaces de adelantarse a los retos futuros y en los que las empresas adopten un papel protagonista para contribuir a lograr una transformación sostenible.
Para facilitar esa anticipación, Forética acaba de presentar el informe Tendencias ESG 2025. Claves para la agenda empresarial de sostenibilidad. El documento recoge los aspectos clave que centrarán la acción de las organizaciones en 2025 en materia ambiental, social y de transparencia y buen gobierno, al tiempo que destaca los focos de atención para priorizar una acción empresarial hacia el desarrollo sostenible práctica, de impacto y ligada a la competitividad.
Forética identifica, así, cinco tendencias clave en materia de sostenibilidad en 2025 y, a su vez, destaca una serie de recomendaciones sobre sostenibilidad en lo que a la acción corporativa se refiere.
1 Recalibración del nivel de exigencia regulatoria corporativa. El endurecimiento del entorno regulatorio por parte de la UE ha generado importantes riesgos de cumplimiento normativo. El desarrollo de la sostenibilidad empezó como voluntaria en 2015 con los ODS y los Acuerdos de París y este consenso sirvió para proveer de regulación, comenta Jaime Silos, director de desarrollo corporativo de Forética y autor del informe. “Fue buena porque elevó el listón de la sostenibilidad, pero ha derivado en una inflación regulatoria: por una parte se ha ido un pelín lejos en algunos ámbitos y luego hay normas que no están cumpliendo sus objetivos y sin embargo suponen un coste muy alto. Debido a esto, las empresas empiezan a sentir la presión, que incrementa mucho el riesgo de incumplimiento incluso de aquellas empresas que han sido punteras”, expresa.
En este contexto, “creemos que vamos hacia una desinflación, que no desregulación, que consistirá sobre todo en relajar la presión, ampliar plazos, exigir un poquito menos. Un poco acomodar a que las cosas se asienten”, recalca Silos. El informe sugiere que las compañías tendrán que seguir reforzando la gobernanza de la sostenibilidad en un entorno de mayor incertidumbre.
2 Complejidad en los sistemas de reporte tras la directiva CSRD (relativa a la presentación de información sobre sostenibilidad por parte de las empresas). La directiva busca homogeneizar el reporte para que sea comparable entre empresas y sectores. “El reporting es un tema importante porque impacta mucho en la competitividad. Con nuevos estándares hay que reportar sobre cosas que todavía no han pasado, que es una diferencia con respecto a la contabilidad financiera, que estás reportando hechos reales; en la información no financiera tienes que reportar cosas que pueden llegar a pasar”, explica el responsable del informe.
“Todo esto hace que a pesar de que el regulador quiere que haya homogeneidad en el reporte, lo que va a pasar con los primeros informes es que va a haber una heterogeneidad brutal. Las empresas que tienen que reportar ahora no han tenido ni 500 días desde que se han publicado los estándares, están viviendo situaciones de estrés laboral, porque no están preparadas”, aduce Silos. “Aquí, con la mejor de las intenciones quizá el regulador se ha ido un poquito demasiado arriba y eso es contraproducente”, asevera.
El foco en este apartado estará dividido en tres frentes: máxima prioridad de los primeros reportes en base a la CSRD para las organizaciones obligadas, la trasposición de la directiva y el control de daños en cada proceso de negociación del paquete ómnibus (para armonizar la legislación, previsto para el 26 de febrero).
3 La evolución del consumidor consciente. El 84,2% de la ciudadanía española exige un comportamiento responsable ante la sociedad y el medio ambiente por parte de las organizaciones. A pesar de la polarización política, el 80% de los ciudadanos considera que la sostenibilidad no está vinculada con ninguna ideología concreta.
Las empresas deberán adaptar su comunicación en torno a los aspectos ESG ante los consumidores para mejorar la credibilidad de sus claims y evitar riesgos de postrero ecológico. Para ello, deberán reforzar la colaboración entre todas las áreas de negocio, se recomienda en el informe.
4 Adaptación forzosa al cambio climático. La frecuencia e intensidad de los fenómenos naturales extremos, como los incendios de Los Ángeles o la devastación de la dana y la tormenta Boris ponen de manifiesto la necesidad de invertir en adaptación al cambio climático. El foco aquí está en que los planes de transición deben avanzar y evolucionar para dar respuesta a un entorno de mayor riesgo físico. Las organizaciones tienen que ampliar su comprensión sobre la biodiversidad y su relación con el cambio climático, lo que implica ampliar los objetivos y estrategias net-zero incorporando enfoques nature positive.
5 Transición hacia las cero emisiones netas con un panorama político antiambientalista. Pese a la retórica anticlimática de la nueva Administración estadounidense de Donald Trump, la agenda de transición y descarbonización seguirá adelante. “El efecto de la llegada de Trump lo vamos a ver en la narrativa”, recalca Silos, que lo argumenta. “La Agencia Internacional de la Energía dice que ya hay un exceso de producción de crudo de 6 millones de barriles diarios, y si la electrificación va adelante, va a haber otros 6 millones de barriles ociosos dentro de pocos años. Y luego, el gas natural licuado, que es la gran apuesta, se estima que para que esa nueva producción se coloque en el mercado hay que hacerlo por debajo del coste de producción. Con lo cual puede que las ambiciones de hidrocarburos de EE UU no vean su fruto”.
“Y muy importante también la parte de seguridad nacional”, prosigue. “Una red eléctrica descentralizada, que es la que facilita las renovables, es mucho más resiliente en caso de conflicto geoestratégico, estás mucho mejor y además reduces tu dependencia energética con el exterior. Con lo cual, si hablar de clima es un problema, no se preocupe, vamos a hablar de electrificación, vamos a hablar de competitividad y vamos a hablar de seguridad nacional”, enfatiza Silos.
El estudio incide en que la colaboración con Gobiernos y comunidades locales en el desarrollo de infraestructuras facilitarán el crecimiento social y económico y permitirán responder a una mayor demanda energética.
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