Fallece Mario Armero, expresidente de General Electric España y exvicepresidente de la patronal del motor
Contaba con una larga y variada experiencia en grandes empresas, tanto como asesor como en puestos ejecutivos
Mario Armero, uno de los ejecutivos más conocidos dentro del mundo de los negocios español, ha fallecido este lunes a los 66 años de edad tras padecer una breve enfermedad, según han confirmado a Europa Press fuentes empresariales. De formas exquisitas, cercano en el trato, estuvo en los últimos tiempos entregado a canalizar los intereses de Global lnfrastructure Partners (GIP) en la gasista Naturgy, en la que el fondo atesoraba el 20%, así como en promover diversos proyectos para el desarrollo de las baterías en el coche eléctrico, tras años vinculado al mundo de la automoción.
El que fuera vicepresidente ejecutivo de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) entre enero de 2012 y 2019 y presidente de la multinacional estadounidense General Electric para España y Portugal entre 2001 y 2008, tuvo una extensa carrera en el tejido empresarial de nuestro país. Hijo de una figura clave en la transición española, el jurista y expresidente de Europa Press, José Mario Armero, no son difíciles de rastrear sus conexiones políticas, bagaje que le ayudó a participar en diversas operaciones corporativas de calado.
El exdirectivo se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Inició su carrera profesional en el Bufete Armero y después pasó a trabajar para AT&T España. Posteriormente, asumió la secretaría general de General Electric Plastic, filial en la que fue escalando posiciones hasta asumir la dirección del grupo estadounidense en la Península Ibérica. Tras su paso por General Electric, fue consejero delegado de Corporación Llorente, una empresa familiar dedicada a las infraestructuras que en el primer año con Armero al frente elevó su facturación un 62%. Después fue presidente de la cotizada Ezentis hasta septiembre de 2011.
Durante su periodo encabezando esta compañía, que duró 20 meses antes de que el propio Armero renunciara, diseñó un nuevo plan estratégico, renegoció 27 millones de euros en créditos con los acreedores y pilotó la complicada integración de Sedesa, una endeuda constructora que provocó el desplome de las acciones de Ezentis. Poco después llegaría su salto a Anfac en un momento en el que el sector del automóvil también atravesaba dificultades por las consecuencias de la crisis financiera y en el que retumbaban con fuerza los tambores de posibles deslocalizaciones en esta industria.
Armero fue designado en 2023 presidente para la zona iberia de Tikehau Capital y socio de N2Growth y de Ergon Capital. Asimismo, fue consejero independiente de Bankinter Consumer Finance, de la compañía belga de materiales de construcción Umicore y patrono de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), así como presidente del Consejo Empresarial Estadounidense en España o presidente de Indo, Axion y Palex Medical, una firma de suministros sanitarios.
Más allá de su desempeño en el mundo corporativo, Armero fue patrono de la asociación no lucrativa Junior Achievement. En 2005 fue galardonado por la Asociación Española de Directivos (AED) como mejor Directivo del Año. Por su parte, Anfac se ha unido al dolor por el fallecimiento de su exvicepresidente y ha expresado sus “condolencias más sinceras” a la familia.
Precisamente, Armero fue, en palabras emitidas por la propia patronal con motivo de su marcha del cargo, “el artífice de la renovación y modernización de Anfac y de su actual posición como una de las organizaciones empresariales con mayor actividad y de más prestigio”, afirmaba la asociación. Desde su nombramiento, a finales de 2011, Anfac incrementó el posicionamiento y la visibilidad de la industria de la automoción en España como un elemento clave y estratégico para el crecimiento económico.
Armero se refería a la industria del automóvil como “un legado que hemos recibido de nuestros padres y abuelos y que tenemos que proteger y engrandecer”. Anfac añadía que “su capacidad única de interlocución, negociación y comunicación permitieron que, en plena crisis económica, la industria de la automoción pudiera dar la vuelta a la realidad tan negativa que estaba viviendo y recuperara la fuerza tractora que le corresponde”. Bajo su batuta, la industria del automóvil vivió la aplicación de los primeros planes PIVE y sus múltiples renovaciones.