El mantra de las interconexiones eléctricas que Francia rechaza
España saca del PNIEC-2030 los dos nuevos proyectos de 3.000 MW por Aragón y Navarra después de que el plan francés los haya excluido por inviables
Una de las sorpresas del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que el Ministerio para la Transición Ecológica remitió el 25 de septiembre a la Comisión Europea, una vez aprobado por el Consejo de Ministros, es que, a diferencia del borrador de 2021, en el definitivo ya no figuran como proyectos a abordar a 2030 las dos nuevas interconexiones eléctricas con Francia a través de los Pirineos en Navarra y Aragón, que estaban incluidas en la lista de Proyectos de Interés Común (PIC) europeos de 2021. El país vecino, históricamente contrario a las interconexiones (la única que funciona, por el Pirineo catalán, costó 17 años, no pocos conflictos y un elevado coste) ha descartado finalmente incluirlos en su propio PNIEC al considerar que están simplemente en estudio y son prematuros. El propio regulador energético francés, la Comission de Régulation de l’Energie (CRE), consideraba en un informe este mismo año que los proyectos no eran viables y que había que centrarse en el cable actualmente en construcción a través del Golfo de Vizcaya (otro proyecto que se arrastra desde hace una década y cuyo presupuesto se ha disparado).
En el borrador del PNIEC estaban incluidas estas dos líneas de interconexión: una entre Aragón y Atlantic Pyrinées, en Francia, con 150 kilómetros de longitud en territorio español, y una segunda entre Navarra y Landes, con 80 kilómetros por España. El texto del borrador señalaba que, “en la actualidad estos proyectos se encuentran todavía en fase de definición y se prevé su puesta en servicio en el año 2030″. Sin embargo, finalmente, en el PNIEC actualizado remitido por el Gobierno a Bruselas, aunque estos siguen figurando en un afán voluntarista, su construcción no se prevé para antes de dicho año. Concretamente, indica, “se plantea construir” las citadas líneas por Aragón y Navarra, pero “en un horizonte posterior a 2030″, con lo que se caen del plan los 3.000 MW que sumaban estos cables. El ministerio va diciendo, sin base alguna, que los proyectos ahora caídos se prevén para 2035.
Eso sí, en el PNIEC sigue apareciendo el viejo proyecto de interconexión con Francia por el Golfo de Vizcaya, que enlazará el País Vasco con Aquitania, que se incluyó en la lista de PCIs en 2013. En este tiempo, este ha sufrido grandes y serios retrasos, la inversión estimada se ha disparado e, incluso, estuvo a punto de zozobrar. El PNIEC-2030 recuerda que se trata de una interconexión de 400 kilómetros de longitud, de los cuales, aproximadamente 100 kilómetros son terrestres y 300 kilómetros submarinos, con un coste estimado de en torno a los 2.400 millones de euros y el objetivo es que entre en funcionamiento en 2028. Pero esa inversión es irreal: el propio operador del sistema eléctrico y transportista, Red Eléctrica de España, encargado de su construcción y gestión, comunicó a la CNMC el año pasado que el proyecto se había encarecido (de nuevo) hasta los 3.100 millones de euros, lo que suponía casi un 80% más respecto a la inversión prevista inicialmente.
Con una capacidad de interconexión en la actualidad entre los dos países de 2.800 MW esta línea permitirá aumentarla hasta los 5.000 MW. Lejos de los 8.000 MW que se habrían logrado con las conexiones de Aragón y Navarra aplazadas sine die. La decisión ha sorprendido en el sector, que lo interpretan como una señal bajista para el mercado español, especialmente, para la generación fotovoltaica (que solo interviene en las horas solares).
Consecuencias para la demanda
La primera consecuencia derivada de la misma es que ha obligado al Gobierno a compensar en el PNIEC las previsiones de demanda que se pierden con las dos interconexiones con Francia por una mayor demanda nacional. El plan adolecía en su primera versión de un fuerte desequilibrio entre la fuerte penetración de nueva generación renovable y el escaso crecimiento de la demanda de electricidad prevista. Se incluyeron 11 GW de hidrolizadores (ahora se ha añadido 1 GW más), con un claro error en la demanda prevista de energía para consumos en transformación de energía.
Aunque, dada la elevada capacidad de electrolizadores, implícitamente, el PNIEC tenía en cuenta las exportaciones de hidrógeno verde a través del H2Med, el hidroducto que uniría España con Francia por el Mediterráneo, el cálculo de la demanda para consumos en transformación de energía era claramente erróneo. Lo que ya no va a Francia se compensa, sobre el papel, con la corrección del error mencionado y con la mayor electrificación de la economía española. Así, entre el borrador y el PNIEC final, la demanda pasa de 18.790 GWh a 55.823 GWh. En el caso de los sectores no energéticos, crece de 237.915 GWh a 273.805 GWh.
La actualización del PNIEC enviado por el Gobierno a Bruselas prevé una demanda un 34% superior a la inicial (la del plan redactado en 2019) y un 50% mayor que la actual. Sin embargo, la demanda eléctrica se ha desplomado casi un 11% en los últimos cinco años. La nueva hoja de ruta 2023-2030, sometida durante más de un año de consulta pública, plantea, entre sus objetivos, dicho crecimiento entre 2019 y 2030, frente al 5% del PNIEC de 2021. Este dato corrige el error muy criticado por el sector eléctrico en el que el fuerte impulso de la generación renovable no cuadraba con dicha demanda.
Pero esta rectificación encierra la clave antes aludida: así como el citado 5% solo incluía la demanda eléctrica convencional, el 34% recoge la demanda para usos no energéticos (como la electrificación de la industria que actualmente utiliza otras fuentes contaminantes para sus procesos productivos) y la de uso energético (el hidrógeno verde y el bombeo), más complicada de predecir.
El mercado eléctrico español “va camino de reventar”, señalan en el sector, con unos objetivos ambiciosos de renovables y la demanda languideciendo y confiada a la quimera del hidrógeno verde. En cualquier caso, el debate permanente sobre interconexiones de España no existe en Francia. En el mismo no falta quienes consideran que estas no deben hacerse a cualquier precio.