Tres empresas chinas inyectan 200 millones en el mayor proyecto minero de España
La empresa hispanoaustraliana Highfield busca construir un gran yacimiento de explotación de potasio entre Navarra y Zaragoza
Tres gigantes chinos —Yankuang Energy Group, Beijing Energy International Holding y Singapore Taizhong Global Development— han acordado aportar 200 millones de euros a la empresa hispanoaustraliana Highfield, según fuentes próximas a la operación. El objetivo es desarrollar la construcción de su gran activo, una mina de potasio en Navarra, el mayor proyecto minero actualmente en marcha en España. El proyecto es clave para el suministro de un mineral imprescindible para la producción de fertilizantes, muy afectada por la guerra de Ucrania, y deberá contar con el aval del Consejo de Ministros.
Highfield, el dueño del proyecto, es una compañía un tanto particular. Su sede está en Pamplona y su consejero delegado es el español Ignacio Salazar, un ejecutivo con experiencia en el sector de la minería y en el petróleo. La compañía cotiza en la Bolsa australiana, con un valor de unos 100 millones, y su principal activo son 250 kilómetros cuadrados en tierras situadas entre Navarra y Zaragoza. Ha proyectado construir ahí una gran explotación de potasio, que ya ha obtenido las autorizaciones del Gobierno de Aragón y del de Navarra, según un comunicado de la compañía. Indica, además, que ya ha terminado todo el trabajo previo para iniciar su construcción.
La mina española se prevé que tenga una vida útil de 30 años, con una producción estimada de un millón de toneladas anuales y se espera un ebitda de 340 millones. En total, su puesta en marcha, según reconoce la propia empresa, exigirá una inversión de 800 millones de euros. La empresa vende la infraestructura como “low cost” y con “poca inversión”.
La compañía prevé financiar por completo la primera fase con el dinero recibido de estos tres inversores. El grupo asiático Yankuang —una gran minera china, especializada en la explotación de carbón y cotizada en las Bolsas de Shanghái y Hong Kong— es el que lidera la transacción y en virtud a ella se convertirá en el máximo accionista de la firma española que explota el proyecto, con la inversión de unos 80 millones de euros. Nombrará a la mayoría de los miembros del consejo de administración, incluido el presidente. También ha acordado vender a la empresa hispanoaustraliana un proyecto en Canadá, valorado en 256 millones, que también está en fase de desarrollo y aún no cuenta con autorizaciones medioambientales. La idea es crear una gran empresa minera, especializada en la producción de potasio, con sede en España y dueños chinos.
A Yankuang le acompañan dos firmas más. Una de ellas es Beijing Energy, que aporta unos 45 millones, y es una gran eléctrica orientada a las renovables. La tercera en liza, con una aportación de 27 millones más, es Taizhong, especializada en el comercio al por mayor de commodities. La compañía negocia con un cuarto inversor, del que no ha desvelado la identidad, para que aporte el dinero restante.
La empresa indica que con esta inyección, que se ejecutará a través de una ampliación de capital, consigue el dinero suficiente para construir la primera fase de la explotación española, que requiere de unos 450 millones. Este importe se completa con deuda. La compañía informa en una presentación corporativa que cuenta con financiación de proyectos por 321 millones con grandes bancos como BNP Paribas, Société Générale, Natixis, ING y HSBC.
Además, la empresa está buscando financiación a corto plazo por unos 14 millones para proseguir con su actividad hasta que la ampliación de capital se complete y le llegue el dinero procedente de Asia. Los asesores de la transacción han sido Morgan Stanley, Baker Mckenzie, Minter Ellison y Herbert Smith Freehills.
La operación, no obstante, aún debe recabar las pertinentes autorizaciones regulatorias. La más relevante es la del Consejo de Ministros, que debe avalar el desembarco de los grupos chinos, al tratarse de una empresa española en un sector estratégico, en virtud del llamado escudo antiopas. La operación se circunscribe en un sector clave, la producción de potasio. El mineral es fundamental para la producción de fertilizantes, cuya producción se centra en un 40% en Rusia y Bielorrusia. La guerra en Ucrania redujo drásticamente las exportaciones de este mineral a Europa, elevó el precio y ha sido uno de los elementos que ha provocado el encarecimiento de la cesta de la compra y el alza de la inflación.
Construir una gran mina para extraer potasio parece entroncar con la idea en boga en Europa de reforzar la autonomía estratégica de la Unión en aquellos ámbitos estratégicos. Sin embargo, desde Bruselas y también desde Madrid, se ve con preocupación que sectores clave estén en manos de empresas de ese país, que suelen tener detrás al Estado chino. La última palabra la tendrá, por tanto, el Ejecutivo español. No se espera que la operación esté completamente ejecutada hasta 2025.