El Supremo rechaza el recurso de Elon Musk para tuitear sin trabas sobre Tesla
La decisión de los jueces supone una victoria para la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) frente al magnate
“Petición denegada”. Así, sin necesidad de más explicaciones, el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha rechazado este lunes el recurso que había presentado Elon Musk para poder tuitear sin cortapisas sobre Tesla. En la actualidad, los tuits del dueño de X sobre el fabricante de coches eléctricos están sujetos a la supervisión previa de un abogado como consecuencia de un acuerdo alcanzado por el propio magnate con la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (la SEC).
Musk es de carácter voluble y opiniones cambiantes. No es la primera vez que llega a un acuerdo y luego trata de echarse atrás. El multimillonario alegaba ante el Supremo que el acuerdo que había firmado iba en contra de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que consagra la libertad de expresión. El argumento era un poco absurdo, como se encargaron de poner de manifiesto en su réplica la abogada general del Estado Elisabeth Prelogar, y los letrados de la SEC.
Por supuesto que el acuerdo limita su libertad de expresión, pero se trata de un acuerdo que firmó voluntariamente para cerrar una investigación del supervisor. Por eso, alegar ahora que limita su libertad de expresión es como si un investigado por homicidio se declara culpable a cambio de una pena de cárcel menor y luego alega que estar en prisión va en contra de sus derechos.
El caso no ha sido admitido a trámite para un análisis a fondo, sino rechazado de plano, por lo que no hay una argumentación jurídica de los jueces que justifique su decisión. Sí figuran en el sumario las alegaciones de las autoridades contra Musk y los fundamentos de derecho de las decisiones previas. “Este Tribunal reconoce desde hace tiempo que los particulares pueden renunciar a sus derechos constitucionales para resolver o evitar litigios”, subrayan los abogados de la Administración, que citan sentencias en las que se recogía que “un acusado penal puede renunciar consciente y voluntariamente a muchas de las protecciones más fundamentales que le otorga la Constitución”.
Elon Musk aceptó esa supervisión para cerrar una investigación sobre incumplimiento de la legislación del mercado de valores. Luego, con ese argumento de la libertad de expresión, impugnó el acuerdo y perdió ante el juez de distrito. Después recurrió y volvió a perder de forma rotunda en mayo de 2023. El fallo del tribunal de apelaciones fue duro con el magnate, al que retrató como un personaje voluble: “Si Musk hubiera querido preservar su derecho a tuitear sin ni siquiera una supervisión interna limitada sobre determinados temas relacionados con Tesla, tenía ‘derecho a litigar y defenderse de las acusaciones [de la Comisión de Valores y Bolsa, SEC]’ o a negociar un acuerdo diferente, pero decidió no hacerlo”, señalaron las tres juezas que firmaron la sentencia. “Habiendo hecho esa elección, no puede (...) reabrir colateralmente una sentencia firme simplemente porque ahora haya cambiado de opinión”, añadían.
El caso tiene su origen en el famoso tuit del 7 de agosto de 2018 en el que mintió al decir que tenía “financiación asegurada” para excluir de Bolsa a Tesla y publicó incluso el precio de la oferta que planeaba, 420 dólares (el número para referirse a la marihuana). Las acciones de Tesla se dispararon, pero no hubo financiación ni oferta.
Tras su primer tuit del 7 de agosto de 2018, Musk insistió con otros que hacían pensar en una operación inminente. “Los accionistas pueden vender a 420 o mantener las acciones [en la compañía excluida de Bolsa]”, añadió primero. Y volvió a la carga: “Se confirma el apoyo de los inversores. La única razón por la que no es seguro es que depende del voto de los accionistas”, dijo después en otro tuit. Incluso envió un mensaje a los empleados explicando sus planes.
Nunca se sometió la operación al voto de los accionistas. Las acciones bajaron cuando se vio que la oferta no se materializaba. La SEC abrió una investigación por la aparente manipulación de la cotización. Musk llegó a un acuerdo para dejar la presidencia de Tesla (aunque sigue siendo el consejero delegado), asumir una multa de 40 millones de dólares (a pagar a medias entre él y la empresa) y someter a supervisión los futuros tuits sobre el fabricante de coches eléctricos.
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