La entrada de Emiratos en Naturgy agiganta la huella de los petrodólares en el Ibex
De hacerse finalmente con el 40% de la energética en manos de CVC y GIP, las monarquías del Golfo superarán los 21.000 millones en el selectivo español. Ya participan en Iberdrola, Colonial, IAG, Cellnex, Enagás y Telefónica
Los petrodólares suelen llegar en aluvión y ahora estamos en temporada alta. Tras casi tres años sin grandes entradas de petromonarquías en el Ibex, la compra del 10% de Telefónica por la saudí STC reabrió una espita cerrada desde la pandemia. Era septiembre de 2023, cuando —sin aviso previo— la teleco del Reino del Desierto, STC, ponía encima de la mesa más de 2.000 millones para tomar una posición destacada en la otrora joya de la corona del empresariado español. Seis meses después, el movimiento viene de un poco más al este de Riad y tiene un calado económico notablemente mayor: el 40% de Naturgy que ansía el gigante emiratí de servicios públicos Taqa vale —a los precios actuales y a la espera de la prima que incluya en su OPA— casi 9.000 millones de euros.
El movimiento de Abu Dabi catapulta, además, la presencia del Golfo en el Ibex, hasta prácticamente duplicar los valores actuales: de los 12.000 millones en los que dejó el listón STC a más de 21.000 millones. Por ponerla en perspectiva, esa cifra es mayor que la capitalización total de Repsol o Endesa, dos de las mayores energéticas de España. De haber puesto su dinero en una única compañía, las petromonarquías tendrían el 100% de la décima mayor cotizada de España.
A la espera de que se concrete la opa de la emiratí sobre Naturgy, Qatar es —con casi 10.000 millones de euros invertidos— el país de la región que más presencia tiene en el Ibex. Su condición de primer accionista en Iberdrola (8,7%, tanto como la suma de los dos que le van a la zaga, BlackRock y el fondo soberano noruego Norges), IAG (25,4%) y Colonial (19%), sumada a su condición de minoritario en Cellnex (2,7%) hacen que más de 8 de cada 10 euros de los petroestados en el selectivo español vengan del país con las mayores reservas de gas por habitante del planeta.
Le sigue, muy de lejos, Arabia Saudí: desde su entrada en Telefónica, a espaldas del Gobierno —que ha acabado entrando directamente en el capital de una empresa, a sus ojos tan estratégica como Naturgy— y del resto de grandes accionistas, su posición en las cotizadas españolas ya supera los 2.200 millones.
De cristalizar la opa sobre Naturgy en los términos más probables a día de hoy —con la venta del 40% en manos de CVC y GIP y de un porcentaje aún por determinar de los minoritarios, pero con Criteria, IFM y la gasista argelina Sonatrach manteniéndose en su capital—, Emiratos Árabes Unidos daría un potente golpe encima de la mesa con el que podría incluso superar a Arabia Saudí. Un coloso regional que le duplica en PIB y en influencia geoestratégica, pero que, hasta hace bien poco, apenas se había prodigado en la inversión para diversificar su riqueza.
El movimiento emiratí en la antigua Gas Natural Fenosa, aún en fase incipiente —ni siquiera se conocen los términos de los contratos de la oferta, a la espera del folleto que saldrá a la larga en los próximos meses—, llevará la suma de todos los países del Golfo a superar con creces la posición de Noruega como primer inversor soberano en el Ibex. Aunque con una vitola de aceptabilidad incomparable en esta parte del mundo —es una de las democracias más consolidadas del mundo y su quehacer ha sido fundamental para que Europa haya podido transitar la mayor crisis energética de su historia—, el origen de sus fondos es el mismo: el crudo y el gas.
Al margen de sus cada vez más indisimuladas intenciones geopolíticas, con una ambición mucho mayor por ser interlocutor directo de las grandes potencias internacionales en un juego de equilibrios hasta hace bien poco circunscrito a Estados Unidos, la Unión Europea, China y Rusia, este reciente interés por el Ibex responde también a una lógica económica: el parqué español cotiza mucho más barato que Wall Street y que muchos selectivos europeos. Una oportunidad de mercado. Todas las empresas invertidas por cataríes, saudíes y emiratíes comparten, además, un atributo que las hace particularmente atractivas a ojos del Golfo: una alta rentabilidad por dividendo.
Fuera de Bolsa, las petromonarquías también cuentan dos piezas de caza mayor en España: Cepsa y El Corte Inglés. En la petrolera —hoy en plena reconversión hacia las renovables—, la presencia emiratí se remonta a 2011, cuando entró a través de la antigua IPIC, hoy Mubadala. Tras vender el 37% de la empresa al fondo estadounidense Carlyle en 2019, justo antes de la pandemia, hoy mantiene el 63%. En los grandes almacenes, el jeque catarí Hamad Bin Jassim Bin Jaber al Thani aún mantiene el 5,53% del capital, después de que la empresa recomprase en junio de 2022 la mitad de las acciones que obraban en su poder. Aquella operación suponía valorar el 100% de la empresa en unos 7.000 millones, pero habida cuenta de su más que probable revalorización posterior, la participación de Al Thani rondará ya los 500 millones.
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