Iberdrola cancela la fusión en EE UU de su filial Avangrid con PNM para cerrar su batalla legal en Nuevo México

El ajuste en la valoración de la compañía adquirida resta atractivo económico a la transacción y la española prefiere buscar nuevas oportunidades para invertir

Detalle de la Torre Iberdrola, sede de la compañía energética en Bilbao.

Iberdrola pone punto y final a un culebrón que arrastraba desde hace más de tres años y busca nuevos nichos de crecimiento. Su filial estadounidense, Avangrid, ha decidido dar carpetazo a su fusión con PNM Resources, una compañía eléctrica estadounidense afincada en Nuevo México y Texas, por el incumplimiento de las condiciones previstas para el cierre de la operación, según ha comunicado este martes a la CNMV. La eléctrica toma esta decisión después de que el cierre de la transacción se prolongase mucho más de los esperado, para cerrar la batalla legal con las autoridades de competencia estadounidenses, que en 2021 vetaron la transacción en pleno caso Villarejo, y ante la caída en Bolsa de PNM, que ha restado atractivo económico a la operación.

Iberdrola, que es dueño del 81,5% de Avangrid, firmó en 2020 un acuerdo para fusionarse con la compañía estadounidense PNM Resources. La operación suponía que Iberdrola pusiese una pica en Flandes, al ser un aldabonazo al crecimiento en uno de los mercados clave en los que la eléctrica busca posicionarse en renovables, EE UU. Iba a suponer la creación de una de las mayores compañías del sector norteamericano, con diez eléctricas reguladas en seis Estados (Nueva York, Connecticut, Maine, Massachusetts, Nuevo México y Texas) y el tercer operador de renovables del país, con una presencia total en 24 estados. Además, fortalecía la posición de la eléctrica española en Estados Unidos, su cuarto mercado tras España, el Reino Unido y Brasil. La operación, de 7.000 millones de euros (3.600 millones sin computar la deuda), arrancó desde el principio con mal pie.

Las autoridades de competencia del Estado vetaron la transacción poco más de un año después, en diciembre de 2021. En una decisión tomada por unanimidad, los miembros de esta comisión de competencia adujeron la batalla legal de la eléctrica contra el Estado de Maine por la construcción de una línea eléctrica entre EE UU y Canadá —que se ha saldado con la victoria para la empresa española—, pero fundamentalmente los problemas legales que encaraba entonces el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, envuelto en el caso Villarejo.

Galán en ese momento estaba llamado a declarar ante la Audiencia Nacional como imputado por presuntos delitos de cohecho activo, contra la intimidad y falsedad en documento mercantil. El juez archivó en 2022 las diligencias al considerar que los posibles delitos ya habían prescrito. Pero la principal consecuencia económica de este huracán reputacional no se ha resuelto hasta hoy.

Iberdrola se embarcó en una batalla legal contra las autoridades de competencia de Nuevo México ante la justicia de este Estado, a quien recurrió la decisión. Las partes se habían visto las caras en una vista en el mes de septiembre y la decisión final del tribunal se esperaba próxima, pero a Galán se le ha agotado la paciencia.

El plazo inicialmente estipulado para llevar la transacción a buen puerto expiraba en enero de 2022, si bien tanto Iberdrola como PNM se habían dado dos prórrogas para renegociar los términos de la transacción, que expiraban el pasado 31 de diciembre. La clave aquí esta en la valoración de PNM en Bolsa, que el pasado 31 de diciembre cerró a 41,6 dólares (unos 38 euros por acción). La cotización —que ha caído más del 10% desde que se anunció la fusión— está un 17% por debajo de los 50,3 dólares por título que ofreció apagar Iberdrola.

La negativa de los estadounidenses a ajustar el precio de la transacción y la aparición de nuevas oportunidades para que Iberdrola crezca en renovables justifican la negativa de la transacción. La compañía, que ha recibido 6.000 millones de la venta del negocio mexicano y se ahorrará otros 11.000 que según su último plan estratégico planeaba invertir en PNM, cuenta ahora con potencia de fuego para acometer ambiciosas operaciones al margen del culebrón en Nuevo México.

Iberdrola ha intentado resaltar las operaciones de su filial estadounidense. Avangrid tiene la intención de seguir centrándose en sus “sólidas oportunidades de crecimiento”, con más de 9.000 millones de dólares (unos 8.100 millones de euros) asegurados en proyectos durante el periodo de aprobación. “Nos centraremos en la entrega de más de 5.000 millones de dólares (4.500 millones de euros) en proyectos de capital en el marco de nuestros planes tarifarios plurianuales de Nueva York y Maine, además de un incremento de 2.000 millones de dólares en proyectos de capital relacionados con la transmisión de energía limpia en Nueva York”, señala en el comunicado con el que da a conocer la decisión.

Por su parte, PNM ha emitido un comunicado por separado en el que destaca que su Consejo aprobó una prorroga para seguir negociando pero que fue Avangrid quien no aceptó continuar las negociaciones. “Estamos muy decepcionados por la decisión”, menciona la consejera delegada de la firma estadounidense, Pat Vicent-Collawn.

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