El Corte Inglés vende 313 millones en ladrillo para aliviar las trabas bancarias
Las entidades financieras dispensarán al grupo de cumplir sus compromisos financieros si alcanza el grado de inversión
El Corte Inglés avanza en su plan para hacer valer su patrimonio inmobiliario. Según sus cuentas anuales, el grupo de distribución se desprendió durante el pasado ejercicio de inmuebles valorados en 313 millones. Un paso más en su objetivo de alcanzar el grado de inversión, que conllevará la eliminación de las condiciones financieras impuestas por la banca.
El Corte Inglés cerró el ejercicio de 2022 con el nivel más bajo de deuda en 15 años, 2.295 millones. Ha reducido su pasivo en cerca de 1.000 millones. Para ello fue clave el acuerdo con Mutua Madrileña, que supuso vender el 50,1% de su negocio de seguros, a cambio de 550 millones y el 8% del capital del grupo. Justo tras la firma del acuerdo, el grupo de distribución acometió una refinanciación de su pasivo financiero. La compañía negoció un macropréstamo sindicado de 2.600 millones, que expiran en 2027 y su vencimiento se puede prorrogar por dos años más.
Esta deuda se estructura en tres tramos. Uno primero de 918 millones que se amortizará a vencimiento y otro de 1.081 millones. El tercero, de 600 millones, se utilizó para abonar el pago de un bono emitido en 2020, en pleno Covid-19. Además cuenta con un programa de pagarés en el MARF por 1.200 millones de euros, 80 millones de un crédito con el ICO y 200 millones más con el BEI.
Inmobiliario
La otra palanca para mejorar su perfil financiero es el ladrillo. De acuerdo a las cuentas, la valoración de su cartera inmobiliaria está tasada en unos 6.000 millones de euros. La compañía lanzó el año pasado la venta de una cartera inmobiliaria. Aunque finalizó el proceso sin desprenderse de los dos mayores edificios en liza –la Torre Titania y la tienda de la Puerta del Sol, ambos en Madrid–, sí realizó algunas desinversiones relevantes. Entre ellas se encuentra la tienda de Portal de l’Ángel en Barcelona, la antigua sede de la Real Federación Española de Fútbol, el edificio Serantes en Azca o las antiguas tiendas de El Corte Inglés en Sevilla y Córdoba.
En el cómputo total, la compañía se desprendió durante el ejercicio de 2022 de inmuebles valorados en 313 millones. Esto le supuso plusvalías por 132,52 millones.
El objetivo de todo ello es que El Corte Inglés por fin alcance el grado de inversión que roza con los dedos. Tanto Moodys como S&P le sitúan un escalón por debajo, pero el primero tiene la perspectiva en positiva.
Además de para poder acometer entonces alguna rebaja en el coste de la deuda, esto es clave para liberarse de los últimos yugos bancarios. De acuerdo al informe anual, los bancos han pactado eliminar las obligaciones financieras (covenants, en la jerga) a las que someten al grupo cuando por fin logre este grado de inversión.
Las entidades financieras le obligan a mantener su endeudamiento bajo control, por debajo de las 4,5 veces ebitda. Aunque la compañía cumple actualmente de sobra esta métrica (está en las 2,4 veces), conseguir librarse de esta traba bancaria le daría mucha más flexibilidad para poder enfrentar posibles recesiones o empeoramientos de las condiciones económicas, pero también para abordar operaciones corporativas.
En el lado de los gastos, la compañía ha activado un plan de remuneración para sus directivos, por el que ha provisionado 45,7 millones y el año anterior pagó 21,5 millones. Además, durante el ejercicio de 2022, la empresa acometió un plan de jubilaciones en el que se gastó 17,3 y un plan de bajas incentivadas, que le ha supuesto un coste de 30 millones de euros.
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