Japón acelera en la carrera por los chips y nacionaliza la empresa JSR
La compañía acapara el 30% de la cuota de mercado mundial en el área de fotoresistentes, un requisito clave en la producción de chips
Japón da un nuevo paso en la cada vez más intensa carrera mundial por aumentar el control sobre el estratégico mercado de chips. Hace exactamente una semana se confirmó que Alemania desembolsará cerca de 10.000 millones de euros en subvenciones con el fin de garantizar que Intel instalará una megafábrica de chips en Magdeburgo. Este lunes se conoció que la Corporación Japonesa de Inversión (JIC, por sus siglas en inglés), entidad pública similar a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) española, adquirirá la empresa especializada en semiconductores JSR Corporation, dedicada a la fabricación de resinas fotosensibles, esenciales para el grabado litográfico de los chips más potentes del mundo, tras un desembolso de 909.300 millones de yenes (5.815 millones de euros).
Según los términos del acuerdo presentado por JSR, la entidad pública japonesa lanzará una oferta pública de adquisición en Tokio antes de finales de diciembre para tomar el control de al menos el 66,67% de la empresa. El fondo respaldado por el Estado nipón propone recomprar cada acción por 4.350 yenes, lo que representa una prima de más del 10% sobre el último precio de JSR. El viernes por la noche, antes de anunciarse la operación, la capitalización de JSR ascendía a 674.000 millones de yenes (4.306 millones de euros).
Los mercados han acogido con entusiasmo la iniciativa, pues la cotización de JSR al cierre de la bolsa de Tokio se ha disparado un 21,65%, hasta los 3.934 yenes (25,16 euros), 700 yenes (4,48 euros) más que en la apertura.
“Este 26 de junio, el consejo de administración de JSR ha acordado de forma unánime expresarse a favor de la oferta realizada por la JIC, por lo que recomendamos a sus accionistas, empleados con participaciones y tenedores de ADR [American Depositary Receipts] vender sus acciones y títulos”, afirmó JSR en una nota de prensa. La compañía añadió que establecen “una nueva asociación estratégica con JIC para fortalecer aún más los fundamentos de un negocio sólido y posibilitar un crecimiento sostenible”.
JSR Corporation, dirigida desde 2019 por el estadounidense Eric Johnson, acapara el 30% de la cuota de mercado mundial en el área de los fotorresistentes. Para justificar la operación, el directivo señaló que JSR “necesita hacer inversiones significativas” para seguir siendo el líder mundial en la producción de fotorresina utilizadas por todos los principales productores de semiconductores del mundo. Entre sus clientes están Intel, Samsung, la taiwanesa TSMC y Micron Technology.
Seguridad económica
“Esta asociación con JIC nos permitirá acelerar la implementación de nuestra visión”, añadió JSR, señalando que también está totalmente en línea con la estrategia de “seguridad económica” del Gobierno japonés de Fumio Kishida.
Con esta adquisición, el Ejecutivo nipón pretende asegurar las cadenas de suministro de sectores designados como clave según la Ley para la Promoción de la Seguridad Económica de 2022. La reciente escasez de chips, que golpeó a sus principales fabricantes, y la creciente tensión en torno a Taiwán, que concentra la mayor parte de la producción de los chips más avanzados del mundo, ha hecho que Tokio adopte una postura más firme en la guerra de los chips y que invierta grandes sumas de dinero para garantizarse el suministro de estos componentes clave en la economía actual.
En su empeño por revivir su industria de semiconductores para apuntalar la seguridad económica y las cadenas de suministro de tecnología crítica, Japón ha destinado unos 476.000 millones de yenes (3.040 millones de euros) para subvencionar la construcción de una fábrica de TSMC en el país. También ha financiado la creación de la compañía Rapidus, impulsada por empresas japonesas (Sony, NTT, Toyota, SoftBank, Nec y Kioxia) que planea producir chips en la región de Hokkaido, y ha proporcionado fondos a Samsung para impulsar una fábrica en Yokohama.
En coordinación con EE UU, Tokio también endureció sus controles de exportación a China de ciertos materiales y componentes clave, usados por Pekín para acelerar la ampliación de su propia industria de semiconductores. Al nacionalizar JSR, Tokio pretende preservar su posición como proveedor clave en el sector.
El Banco Mizuho y el Banco de Desarrollo de Japón (DBJ), respaldado por el Gobierno, aportarán la financiación para la operación. La noticia sobre la compra de JSR, elevó las expectativas de consolidación del sector, impulsando un 10% las acciones de su homóloga Tokyo Ohka Kogyo, y un 2% las de Sumitomo Chemical y Shin-Etsu Chemical, según Reuters.
“El Gobierno [japonés] ha pasado de rescatar fracasos a respaldar éxitos”, dijo Damian Thong, analista de semiconductores de Macquarie en Tokio, informa el FT. “Va a ser muy interesante escuchar cómo el gobierno justifica inyectar el dinero de los contribuyentes en una empresa rentable”, añadió al citado medio un gestor de fondos cuyas inversiones en Japón incluyen una participación en JSR. Los inversores ya describen la situación como una “nueva era de intervencionismo”. El mayor accionista de JSR es el fondo activista estadounidense ValueAct, que tiene una participación de alrededor del 9%.
Esta compañía fue creada en 1957 como productora de caucho sintético respaldada por el Gobierno japonés. JSR registró un aumento de sus ventas del 20%, hasta 408.900 millones de yenes (2.611 millones de euros), en el ejercicio cerrado en marco. Su beneficio operativo descendió un 33%, hasta 29.400 millones de yenes (unos 188 millones de euros).
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