Elon Musk no renuncia a su sueño espacial y suma una nueva base de lanzamiento en Los Ángeles
SpaceX cuenta con cinco centros desde donde despegar sus cohetes, a pesar del fallido lanzamiento del Starship
La Fuerza Espacial de Estados Unidos, la rama de las Fuerzas Armadas a cargo de las operaciones espaciales, ha informado este lunes lunes de que SpaceX ha obtenido la aprobación para alquilar un segundo complejo de lanzamiento de cohetes en una base militar de California. De esta manera, la empresa de servicios de transporte espacial dirigida por Elon Musk dispondrá de un quinto centro de lanzamiento en Estados Unidos.
Gracias a este nuevo contrato de arrendamiento, SpaceX podrá lanzar sus cohetes Falcon desde la Base Espacial Vandenberg, un centro militar situado al norte de Los Ángeles. La firma, que también controla los servicios de internet satelital Starlink, opera también desde otros dos centros militares en Florida y desde su base privada Starbase en el sur de Texas. Desde este último centro tuvo lugar el fallido lanzamiento del cohete Starship.
La firma dirigida por el magnate sudafricano ocupará ahora un espacio que hasta 2022 estaba controlado de forma conjunta por el fabricante de aviones Boeing y el gigante aeroespacial y militar Lockheed Martin. El espacio, conocido en la industria como United Launch Alliance, permitirá a SpaceX contar con más espacio para gestionar un calendario de lanzamientos cada vez más apretado para lanzamientos de satélites comerciales, gubernamentales y otros propios.
El comunicado oficial no informaba la duración del contrato de arrendamiento de SpaceX. La base espacial de Vandenberg permite lanzamientos en una trayectoria meridional sobre el océano Pacífico, que suele utilizarse para satélites de vigilancia meteorológica, militares o incluso de espionaje.
Confianza
La apuesta de SpaceX por nuevas instalaciones contrasta con las dificultades de otras empresas privadas del sector. Por ejemplo, Virgin Orbit Holdings, la compañía controlada por el magnate Richard Brandson, anunció en marzo que paralizo sus operaciones hasta no contar con nuevas fuentes de financiamiento.
Ambas firmas, junto con Blue Origin, controlada por Jeff Bezos, son las principales colaboradoras de la NASA y los Gobiernos locales para dar soluciones privadas a distintos problemas de la industria. A la vez, compiten con otros colosos de la industria como Boeing para proveer servicios de transporte tripulados en un futuro.
En los últimos días, Musk se ha mostrado confiado en la capacidad de su compañía para desarrollar nuevas pruebas. Incluso a pesar de los contratiempos de Starship la semana pasada, que saltó por los aires en el momento de separarse de los módulos del artefacto, el hombre más rico del mundo prometió en Twitter nuevos lanzamientos en los próximos meses.
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