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Europa, en riesgo de quedarse atrás en la carrera de la inteligencia artificial

Si bien la UE está a la vanguardia respecto a la legislación para el sector, muchas de las empresas no destinan suficiente dinero a la innovación o lo ven como una inversión a largo plazo.

Luis Alberto Peralta
Una captura de la aplicación de inteligencia artificial Chat GPT
Una captura de la aplicación de inteligencia artificial Chat GPTFLORENCE LO (REUTERS)

Los avances en la inteligencia artificial (IA) han llamado la atención de los inversores y del público en 2023 como no lo habían hecho antes. Herramientas como ChatGPT, un sistema automatizado que responde preguntas de los usuarios utilizando IA a través de un chat, han catapultado las expectativas sobre los posibles usos de estas tecnologías en el futuro próximo. No obstante, las empresas que lideran el avance en este sector se encuentran concentradas fuera de Europa, principalmente en Estados Unidos y China. ¿Dejarán los gigantes tecnológicos como Microsoft, Alphabet y Baidu, una vez más a las empresas europeas fuera de este nuevo boom?

“No se puede sobrestimar la importancia de ChatGPT y programas similares. Es un salto cualitativo, comparable a la introducción del PC, internet y los smartphones con el desarrollo de aplicaciones. Su uso no se limitará a Bing, el programa de búsqueda de Microsoft. Con el ­tiempo, se integrarán en la nube los smartphones Android y, por supuesto, el iPhone. Ahora mismo, Microsoft aventaja a Google en las búsquedas. Pero Google, Apple, Amazon y también las plataformas chinas están bajo presión y necesitan invertir masivamente”, indica Frank Schwarz, gestor de fondos de la firma MainFirst.

Bruselas tiene la intención de no quedarse atrás. La Comisión Europea presentó en 2021 un paquete de medidas para impulsar y regular esta creciente industria. A través de los programas Horizon Europe y Digital Europe, la Comisión tiene previsto invertir 1.000 millones euros al año para la IA con el objetivo de “potenciar la excelencia” en este campo.

Asimismo, Bruselas afirmó que planea movilizar inversiones adicionales del sector privado y de los Estados miembros para alcanzar un volumen de inversión anual de 20.000 millones de euros a lo largo de la década. Sin embargo, si se compara esta cantidad con lo que han invertido las corporaciones estadounidenses en el sector, se queda muy corta.

Tan solo en OpenAI, el desarrollador de la herramienta ChatGPT, Microsoft ha invertido por lo menos unos 94.400 millones de euros. Esto es aproximadamente la mitad de lo que invertirá la región en el resto de la década. Cabe destacar que, mientras esa inversión se destinará a un solo proyecto, los fondos europeos van destinados a todo el sector.

En esta línea, Alex Karp, CEO del gigante americano del big data Palantir, resaltó recientemente la falta de inversión en el sector. El ejecutivo pidió a Bruselas que “se tome en serio” el desarrollo tecnológico durante una cumbre en La Haya la semana pasada. Así, Karp sentenció que la tímida inversión europea no es buena para Estados Unidos y que, en su opinión, son los estadounidenses los que “proporcionan todos los ingresos de alto valor”.

El CEO de Palantir reclamó una mayor inversión en software de inteligencia artificial dentro de los presupuestos de defensa de los países occidentales. “No tiene que ser una gran parte de su presupuesto, pero no puede ser el 1%”, señaló Karp durante una conferencia sobre las aplicaciones de la inteligencia artificial para la defensa.

Barrera jurídica

Uno de los objetivos de Bruselas es sentar un marco legal europeo para el desarrollo de estas tecnologías a nivel europeo, ya que por el momento esto se está controlando a nivel nacional. Esta unificación de criterios supone una ventaja para las empresas en el mediano plazo, pero la lentitud de su implementación lastran el avance de la industria.

“A través del Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial, la CE ha solicitado a los organismos de normalización europeos CEN, Cenelec y ETSI que desarrollen estándares para cubrir diferentes aspectos que impulsen y armonicen la Inteligencia Artificial. UNE, como organismo español, participa en la elaboración de estas normas técnicas a través de los comités de inteligencia artificial y big data y de ciberseguridad”, comenta Paloma García, directora de normalización y grupos de interés de UNE.

García explica a CincoDías que, por el momento, estas desigualdades en las regulaciones de los distintos socios europeos limitan el desarrollo del sector a nivel regional. En su opinión, se necesita garantizar los derechos de los usuarios, aportar seguridad jurídica a las empresas y homogeneizar el mercado europeo. “Las normas técnicas son un sólido apoyo al desarrollo de la reglamentación de la IA en Europa. Establecerán un lenguaje común y criterios medibles en temas relevantes como la gestión de riesgos, ciberseguridad, gobernanza y calidad de los datos, o para evaluación de la conformidad, entre otros”, añade la especialista.

Por otro lado, Boston Consulting Group (BCG) señala que no son solo las organizaciones con sede en la UE las que deberán prestar atención a la nueva regulación. “El reglamento se aplicará a cualquier proveedor que implemente o desarrolle sistemas de IA en la UE o cuyos sistemas de IA produzcan resultados que se utilicen en esta jurisdicción”, cuentan los analistas de la firma. Con todo, agregan que las nuevas normas, que posiblemente entren en vigor en 2023, afectarán a muchas organizaciones con sede en otros lugares y que serán un precedente a nivel global, pero que en general tendrán un efecto positivo.

¿Inversión a largo plazo?

Un informe publicado por BCG también contempla la posibilidad de que las aplicaciones de la IA sean vistas por las empresas europeas como una “inversión a largo plazo”. Según la consultora, si bien existe un amplio consenso de que la inteligencia artificial transformará la mayoría de las industrias en las próximas décadas, muchas de las empresas que han invertido en la tecnología no han logrado desbloquear todo su potencial.

“Investigaciones anteriores de BCG han demostrado que solo el 11% de estas empresas han generado un valor significativo y la mayoría no ha logrado escalar la IA más allá de los pilotos. Las empresas tampoco han reinventado la forma en que trabajan con datos o redefinido la interacción humano-IA. Además, solo han explorado casos de uso de IA de forma selectiva y, a menudo, carecen de una base digital madura, aunque existen diferencias significativas entre empresas e industrias a este respecto”, afirman los analistas de la consultora.

En este contexto, IBM destaca que los altos costes del desarrollo, la investigación y el mantenimiento de la inteligencia artificial también son factores que afectan a las empresas que quieren innovar en el sector. “Por ejemplo, el GPT-3 de OpenAI costó 3 millones de dólares para desarrollar y entrenar, y se informa que AlphaGo, de la subsidiaria de Alphabet, DeepMind, costó 35 millones, solo para entrenar”.

Con costes tan significativos, y aumentando rápidamente, los analistas de IBM explican que existe en muchas empresas el problema de cómo equilibrar las necesidades de modelos más grandes. Por un lado, se necesitan más datos, capacitación y poder de cómpu­to, mientras que, por otro, se tienen que satisfacer las realidades comerciales inherentes de los presupuestos y la eficiencia.

“Los líderes de la IA invierten un promedio del 4% de sus ingresos en iniciativas específicas de IA, mientras que los rezagados invierten solo el 2,7%”, aseguran desde BCG. En este contexto, desde la consultora añaden que algunas industrias exhiben brechas particularmente amplias; en salud y energía, por ejemplo, los líderes de la IA invierten alrededor del doble que las empresas a las que no les va bien en este campo.

De hecho, este es un problema que, incluso, los líderes del sector ya enfrentan. “OpenAI tendría que gastar más de 1.000 millones de dólares cada año simplemente para satisfacer las peticiones de los internautas. A esto habría que sumar el gasto en I+D”, apunta Jacques-Aurélien Marcireau, codirector de renta variable en Edmond de Rothschild AM.

Marcireau señala que para que negocios como el de ChatGPT sean rentables tendrían que imponerse cobros, aunque esto no sería suficiente: “Desgraciadamente, esta carrera por el protagonismo significa que cualquier noción de eficiencia energética también queda relegada a un segundo plano”.

Con todo, muchas empresas europeas han preferido aliarse con los gigantes tecnológicos estadounidenses para afrontar los desafíos de este sector. Por ejemplo, entidades como CaixaBank, Banca March, ING e Ibercaja han establecido acuerdos estratégicos de innovación conjunta con Microsoft, con el objetivo de potenciar la aplicación de la inteligencia artificial en nuevas soluciones financieras. Igualmente, la empresa de alimentos Pescanova tiene una alianza con la tecnológica para potenciar la producción de langostinos en sus granjas con el uso de inteligencia artificial. Por su parte, la red de fábricas digitales francesa Siplon.co también se ha aliado con Microsoft y JP Morgan para impulsar la formación profesional en inteligencia artificial en España y Francia.

Fuga de cerebros

Michiel Das, director de marketing de Cuideo, una startup tecnológica que hace uso de la inteligencia artificial, revela que otras de las limitaciones que tiene el desarrollo de la inteligencia artificial en Europa es la atracción de talento, ya que muchos profesionales del sector prefieren migrar.

“La inversión en IA en Europa no se ha mantenido al mismo ritmo que en otras partes del mundo, sobre todo en comparación con EE UU y China.

Al haber más inversión en temas relacionados con la IA fuera de Europa, mucho talento decide irse a trabajar al extranjero.

Por otro lado, Europa tiene muchas más restricciones a nivel de visa (para entrar en la UE) y salarios, lo cual también dificulta la atracción de fuera de la UE”, comenta Das a este diario.

La opinión de Das se alinea con las últimas cifras de la patronal de tecnología española, DigitalES, que muestran que la “fuga de cerebros” en el sector tecnológico español aumentó en un 70% en 2022 con respecto a 2021. La cifra se basa en un incremento en el número de vacantes que quedaron abiertas en el sector de tecnologías de la información en el país, que ya superan las 120.400.

Cabe destacar que un estudio realizado por Nordic Capital, en colaboración con el Centro Europeo para el Emprendimiento y la Reforma de Políticas, muestra que la inteligencia artificial ha pasado a ser uno de los principales campos de éxito para las empresas europeas. Un estudio de 150 empresas de innovación, fundadas en los 30 principales ciudades europeas, encuentra que las formas más comunes de innovación empresarial son la innovación de servicios empresariales, infraestructura digital y software IA.

En esta línea, los analistas subrayan que muchos de los talentos de Europa Occidental también están migrando a Europa del Este (en particular a Estonia o Malta) u otros países.

Esto se debería a las facilidades que se dan en estas regiones para poder establecer negocios tecnológicos y al menor coste de la mano de obra y de vida.

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