Invertir para cumplir tus planes: cómo alejarse del ruido
Tener un plan personal y una estrategia a medida, clave para invertir en cualquier entorno de mercado
De la recesión al aterrizaje suave y vuelta a empezar, pasando por un escenario económico de ‘Goldilocks’. Desde finales de 2022, las previsiones sobre qué puede hacer la economía, con la vista puesta en una posible recesión, no han cesado y han estado, además, alimentadas por los datos macro y por el papel de los bancos centrales. Aunque, como siempre suele suceder, ha ido por barrios.
A finales de enero, el Fondo Monetario Internacional publicaba sus previsiones de crecimiento para los próximos años. Para España se ha rebajado su pronóstico en dos décimas, hasta un crecimiento del 1,5% en 2024, por encimas de la zona euro, pero lejos de sus estimaciones para Estados Unidos y China.
Para la zona euro, la rebaja es de tres décimas, hasta un crecimiento conjunto del 0,9%. ¿Hablamos entonces de soft landing de hard landing o de estancamiento económico? ¿Queda lejos la llamada economía ‘Goldilocks’? Ángel Olea, socio y director de inversiones de Abante, escribía en su última tribuna para Cinco Días que “resulta poco intuitivo, en cualquier caso, hablar de estancamiento económico cuando nos encontramos actualmente en los mínimos históricos de tasa de paro en la zona euro. Podríamos hablar de un estancamiento poco doloroso para el consumidor europeo”.
¿Y en Estados Unidos? Olea comentaba que ha sorprendido la fortaleza de su economía durante la segunda parte del año pasado y que la previsión para el 2024 se acaba de revisar al alza por parte del FMI hasta el 2,1%: “La tan temida recesión, hard landing, que esperábamos hace un año, ha ido dando paso a una expectativa de aterrizaje suave de la economía, soft landing, con visos de que pueda terminar siendo tan solo un ligero mal de altura, no landing, si nos atenemos a la previsión del FMI”.
Decisiones de inversión y objetivos personales
¿Debe seguir el inversor atento a las nuevas previsiones? ¿Y estar al día de lo que piensan los expertos? Para Olea, hacer previsiones económicas puede ser un ejercicio peligroso últimamente, sobre todo si se toman las decisiones de inversión en función de estas.
Invertir teniendo en cuenta el contexto de mercado y la situación económica es, obviamente, importante. Pero es un análisis que el inversor particular debe confiar en los expertos que le van a gestionar su dinero y le van a ayudar a construir la cartera de inversión que realmente necesita.
A la hora de invertir y de decidir en qué activos, sectores y áreas hacerlo, hay multitud de datos y aspectos a tener en cuenta. Y la actualidad económica y financiera puede resultar abrumadora para el inversor porque, además, las noticias no dejan de sucederse.
Este 2024, por ejemplo, el mercado ya está mirando hacia las elecciones presidenciales en Estados Unidos, sin olvidar la guerra en Ucrania, que acaba de cumplir dos años, y el conflicto entre Israel y Hamás. La inflación sigue alta, pero a la baja, mientras los bancos centrales debaten sobre cuándo van a comenzar a subir los tipos, después de haber llevado a cabo la bajada de tipos más rápida e intensa de la historia. ¿Será en marzo o en abril? ¿Mejor en verano? Las bolsas siguen subiendo en lo que llevamos de año, Nvidia se ha vuelto a disparar en bolsa al presentar unos resultados mejor de lo esperado y la bolsa de Japón ha marcado máximos de los últimos 34 años.
Y este escenario, en realidad, puede cambiar por completo de una semana a otra. ¿Cómo puede el inversor enfrentarse a esos cambios y no ponerse nervioso? Como recordaba Olea, las previsiones o los datos nunca deberían guiar las decisiones financieras.
Para que el inversor esté bien invertido pase lo que pase en el mercado, la clave es hacer un ejercicio de planificación financiera para invertir realmente en función de los planes personales que se tengan, del horizonte temporal y del perfil de riesgo. Porque, ¿quién quiere invertir y estar nervioso a todas horas? Olea, en su artículo, mencionaba que había leído que hay una regla que dice que un inversor debe tener una cartera de inversiones que le permita cenar bien y dormir bien. En definitiva, una cartera que le dé confianza y le permita cumplir sus objetivos.